Con la nutricionista, por ejemplo, aprendí que es más grave y perjudicial para bajar de peso el saltarse una comida, ¡que comerse un pedazo de torta!
Que el cuerpo no tiene reglas específicas y que hay que para volver a tu metabolismo no puedes pasar hambre ni andar ansioso ni estresado. No te saltes comidas y puedes hasta comerte un chocolate de vez en cuando!
Toma.
Aprendí también que el centro es la parte más linda de la ciudad. No sé si por la mezcla de luz y acero allá arriba, o por los adoquines y el aroma a maní confitado que lo llena todo, pero hay una energía en el centro (si no andas apurado y estresado p`arriba y p`abajo), que te dan ganas de que no sea hora de volver a la oficina como para caminarlo todo. Desde la punta de diamante del Emporio La Rosa, pasando por la increíble tienda de comics y películas para coleccionistas “West Coast Video”… hasta la Plaza de Armas y su absoluto look limeño que se la enguyó toda.
Aprendí también que el matrimonio es algo difícil. Está vivo. Respira, y como todo ser vivo, a veces se enferma. Y en esos casos cuando no todo es lalalá ni cámaras lentas con música romántica, hay que tener mucha fuerza de voluntad como para poder seguir manteniéndolo en pie. El amor no basta. Para nada. Hace falta bajar las defensas, asumir culpas, perdonar y sobretodo entender –a punta de porrazos-, que el otro es como es y que no lo vas a cambiar. Las grandes peleas y la mayoría de las separaciones se dan por este último punto, aprendí también.
Así que ha sido un día interesante. Harto de dulce, harto de amargo, harto de aprender… y harto de fuerza de voluntad. Diet included.
Un resumen vital, este jueves.
Nice.
Pd: Otra cosa que aprendí, es que “Jazz and 80`s” es el nuevo disco de la colección de The NYC. De los mismos creadores de “Bossa `n stones”. Mis orejas están felices.