29.8.06

Elevation

Andaba medio ido. Medio rabioso. Medio enojón. Medio saltón.
Andaba pelotudo entero.
Menos mal que me sonó la alarma. Solito. Antes que nada. Antes de volverme un energúmeno y empezar a odiarme a mi mismo.
Así que, sin que nadie me dijera nada, me miré los zapatos, respiré hondo y decidí volver a hacerlo:
Luego de casi 4 años, me saqué los zapatos, me senté, apagué la radio y la tele y la luz… y me puse a meditar.

Flashback:
Cuando chico tuve un sensei de Judo que aprendió todo lo que sabía en Japón. Un sensei de verdad. De esos de mirada calmada, brazo pesado y fraseo de libro. Zen. De él aprendí a hacerlo. A calmarme; a respirar hondo y sentir como toda mi energía se canaliza, reencauzándola otra vez.
Todos los días, por años, medité cada noche. ¿Qué hice hoy? ¿Qué quiero de mi?... Un golpecito al volante que siempre me sirvió para sentirme bien y relajado.
Pero. Siempre hay un pero.

Flashback 2:
Hace unos 4 años, cuando vivía en un departamento especialmente “cargado” (y créanme que siempre fui el primero en usar la palabra estupidez cuando escuchaba algo así, pero es cierto: el departamento tenía muy malas vibras. Tanto que una misma semana se me echó a perder el auto, la moto, el microondas y el playstation. Plop). En esos días, por alguna extraña razón que me niego a llamar coincidencia, dejé de meditar para siempre.
Hasta el domingo. Este domingo. Cuando apagué la luz, cerré la puerta y me senté en el suelo como antes. La espalda muy derecha, la respiración controlada. La mente abierta, para dejar escapar todos los ruidos que no me dejaban pensar.

¿Le han hecho alineación a su auto? Es lo mismo. Es sentir que ahora sí andas bien. El viejo amargado que me estaba apretando la cara se fue, y dejé de sentir el stress y la rabia de nada. Meditar, para algunos, puede sonar a hippies vestidos de blanco o tipos de cabeza rapada con olor a incienso… Pero no. Meditar es simplemente cerrarte al mundo y a los diez mil estímulos a los que te somete la tele y la radio y el auto y la calle… Y darte un rato para verte a ti mismo.
Para mirarte al espejo y decirte, ¿estás bien? ¿Qué te pasa?

Estoy convencido que el mundo sería más tranquilo y más alegre si todos nos dieramos todos los días esos diez o quince minutos para pensar en nosotros mismos. Para ponerle pausa a la vida y “alinear nuestros autos”. Para andar derechito a donde queremos ir sin andar pegando bocinazos.

26.8.06

Throwing Romanini

Aprovechando que por fin la oleada de pega se va calmando, el viernes partimos el creatives bonding: Como no teníamos mucho que hacer en la tarde, partí con la manga del grupo a un bar a tirar ideas para concurso, conversar de la life y, que sé sho, conocernos un poco más. Porque, oye, si pasas 10 horas al día con ellos, mínimo pasarlo bien.
De ahí, al volver a firmar algunos originales y, sin querer queriendo, filmé con el celu un "jackass" que le hicieron a Romanini. En el relajo del viernes, cuando casi no quedaba nadie.
Receta: Tómese una silla con ruedas, tómese un romanini y aviéntese por el pasilo hasta el panel del fondo. Dolor de guata de la risa asegurado.
Y, claro, advertencia previa: sólo para profesionales como Romanini.
Enjoy.



Nota: ningún Romanini fue herido durante la filmación de este video.

22.8.06

Brain`s world

Nuestro mundo está lleno de stress. De niños tomando Ritalín. De suicidios.
De gente mirando el cielo y suspirando deprimida porque se siente vacía.
¿La razón? Una sola. La más importante, al menos:
Y es que en algún momento de los últimos años, el mundo giró en 180 grados y nadie nos avisó. Nadie.
En el año 2001, la Internet se masifica. Y con ella, el mundo imaginacional nos succiona de lleno a las relaciones binarias y el término del tiempo y el espacio como lo conocíamos. Acabo de hablar con un amigo que está en Estocolmo, sólo presionando botones. La gente me persigue colgada de mi celular. Ya no hay espacio. Estamos sólo a números o direcciones de email de distancia.
Ahora, además, la mayoría de nosotros trabaja llevando sólo la cabeza a la oficina. Ya ni los documentos se llevan. Los acarreas simplemente colgado de tu celular o tu pendrive.
El trabajo es mental. La vida se ha vuelto completamente imaginacional.

La mayoría de la gente que trabaja frente a un computador pasa a lo menos 10 horas diarias jugando con conceptos, con ideas. Lo más pesado que levantamos es el basurero cuando se lo entregamos a la gente del aseo. Y si vamos al gimnasio, es sólo para mejorar nuestra imagen.
Cómodos en nuestras sillas y en nuestros cubículos a 18 grados constantes todo el año, nos hemos encerrado en nuestra mente, trabajando en un mercado virtual, con gente virtual del otro lado del computador… Y, a fin de mes, recibimos un monto virtual que rara vez convertimos a billetes. El dinero plástico también es imaginacional.

¿Y entonces qué pasa? ¿Qué tiene esto que ver con el stress y el ravotril? Simple: Por siglos de siglos nuestro cuerpo se desarrolló hasta su máximo potencial. Crecimos, nos hicimos fuertes. Nuestras sinapsis fueron cada vez más rápidas y la adrenalina nos mandó millones de veces a correr o a defendernos.
Nada de eso tiene cabida en el mundo imaginacional.
Not now. Not today.
“Corre”. ¿De qué? ¿De tu computador? ¿Del cliente que te mira del otro lado del escritorio?. “Defiéndete”. ¡¿de qué mierda me defiendo? ¿Del timing que me acaban de poner?...
Y entonces te entra la adrenalina. Que no sale. Que no sabe como salir, a menos que pases por loco y te vayas gritando por los pasillos. Los miedos actuales nunca antes existieron. Los terrores son ahora parte de ti mismo.
Parte de tu cabeza.
Que heavy, pero ese es el mundo de ahora. Y el que se viene.
Acostúmbrense. La vida se volvió cerebral. Y el cerebro, claro, no sabe todavía que el mundo es él.
Así que les invito a meditarlo. A darse cuenta y a mirar con cara de "plop", la misma que tengo yo ahora. Cuando terminen su trabajo, apaguen su computador y vayan camino a jugar Playstation, chatear, ver una película o ir al teatro, recuérdenlo.
It`s the end of the World as we know it.

¿Qué vamos a hacer esta noche, cerebro?

21.8.06

Springa

Dicen que la felicidad está en las cosas simples.
I couldn`t agree more.
El sol que entra a chorros por la ventana; andar usando el casco de verano y paseando en la moto como si los tacos no existieran (bueh, en moto no existen, es un decir)… y, más que nada, que por fin la pelea que estuve teniendo hace rato para que pudieramos bajar Podcasts dio sus frutos. Radio Minga suena por mis parlantes, estoy bajando podcasts de Comedy Central y el sol se cuela por mi cubículo. Fotosíntesis completa.
Soy de verano. De sol. De luz. Así que qué me dijeron a mi! El finde con un picoteo primaveral en mi terraza con buenos amigos, pisco sour hecho en casa (¡como había olvidado la diferencia!: jugo de limón, un limón de pica entero, goma, clara de huevos y a la juguera. Ñami) y conversa hasta las 4 am. con Brown, el productor de Rec, con quien solemos cagarnos de la risa, por reloj, cada 30 segundos, mitad tontera mitad actualité.
Así que estuvo rico el finde. Sábado de relajo, domingo de asado. Misma terraza, mismo aroma de flores, misma sensación de que partió lo mejor del año. La época en que se abren las ventanas, se apaga la tele y se cambia el scaldasonno por unos buenos mojitos.
¿Mi recomendación? Aprovechar este lapsus invernal, juntarse con los amigos y dejar que el único zumbido electrónico sea el de buena música acompañando los chin-chin de vasos, copas y platos.
Enjoy.

16.8.06

Atari flavoured

Ya. Es cierto. Asumo. Ando re poco blogger estos días.
El mundo real me tiene agarrado de las patas y recién ahora me está soltando. Y poquito nomás.
O será que el finde largo lo agarré con tutti y me recargué, y hoy tengo uno de esos días de refill mental. No sé.
La cosa es que Latidos Urbanos me contagió la nostalgia ochentera-infantil y, en vez de googlear, lo youtubé (yo lo dije primero, gané palabra!!)... Y, tomad. Recuerdos con sabor a palta, Quick de Frutilla, Memo Bochinche y Festival de la Una.
Y ojo, ah, que como dice el comercial ese: si también se te ponen los ojos llorosos, estás a medio camino de jubilarte.
Un clásico absoluto: aquí. Y sigue aquí y aquí.
Esta otra está increíble.
¿Y esta? Uuuuf. Tumách.
Ya, oye. Cambio y fuera.

PeParty

Desde el sábado a las 8 pm clavadas, aleluya hermanos, vivimos con la Romi 24 horas de despaternización.
Y no me malentiendan, ¿ah? nononó. Me encanta estar con mis babies. Rayo con ellos. Pero, uf, de vez en cuando... se agradece.
Así que partimos a repartir críos al mundo (literalmente; Sebastián con su primo y Nico con su tía abuela), nos arreglamos, escuchamos el inaudito silencio del depto. (interrumpido de vez en cuando, debo decirlo, por la Perridícula, que se quedó botada como un dedo) y partimos felices, hiperventilados y peatones -se venía rudo el carrete- al cumpleaños de la Pepa, mi hermana, al Vitamina de Orrego Luco.
Sólo para nosotros. Juegue. Del punchi-punchi al infaltable raggaetón. Ron, pisco sour, picoteo. Todo en estroboscópica y con el suelo retumbando. Osea... absolutamente ¡in-cre-ible!!
Bailamos, tomamos, nos reímos, tomamos, sacamos fotos, tomamos, nos encontramos con gente que no veíamos hace tiempo, tomamos, cantamos el cumpleaños feliz... y hasta tomamos.
De hecho, alcanzó incluso para dármelas de DJ por un rato.
Y no sé si lo mejor de todo fue el cumpleaños en sí, o el hecho de llegar al depto en la madrugada y dormir, dormir, dormir hasta como las 2 pm del día siguiente. Sin papas ni pañales ni nada más en mente que abrir el diario, escuchar música suavecita y aprovechar el silencio.
Relax? Sí, claro.
Lleno, por favor.


De izquierda a Derecha: Ritalin DJ, Japiberdei with cuchufly, la cumpleañera y el trio de giles de siempre. No actuaron hoy: la Romi, que hizo de fotógrafa.

7.8.06

Cinco

El viernes no sólo fue el final de dos semanas completas trasnochando y pensando y rayando hojas y mirando el techo, con los sesos fundidos.
También era mi aniversario. Así que comprenderán mi agotamiento. Dos meses haciendo dos pegas; dos semanas con todas las cuentas activadas, trabajando hasta las 2 am y comiendo sushi en una sala de reuniones en lugar de ver a mis hijos y mi señora; con todas los ejecutivos arañándote la espalda con un reloj en la mano. Un reloj de apenas 24 horas cuyo tic-tac iba cada vez más rápido…
Hasta que terminó todo. Por fin. El big bang regresivo que llegó con una presentación de 3 horas en la mañana, y otra de 4 horas en la tarde. Salí de la última presentación como un zombie. Atontado. Tanto, que mi cabeza se dio el lujo de hacer tilt por ratos y olvidar guiones y una que otra norma básica de presentación.
Uf.
A las 8 pm, la frustración dio paso al alivio: mientras las luces de mi moto iluminaban la salida del estacionamiento y se perfilaban hacia mi depto, respiré más tranquilo. Se acabó la semana. Así que aceleré y me dirigí al pedazo de vida que tenía en pausa. Big time: Mi 5to. Aniversario había partido hace rato y todo lo que había podido hacer era enviarle a la Romi 5 rosas rojas, compradas por internet.
Así que me saqué el casco y la pega de encima al unísono. Me duché, me afeité, me puse mi mejor pinta, cambié las 2 ruedas por 4... y partimos a celebrar al infalible Sibaritas de Bellavista.
Tenía que ponerme al día. Tenía que hacer que el reloj volviera a tener 60 tic-tacs por segundo.
Y lo logré. O mejor dicho lo logró ella. Mi esposa por 5 años. La única mujer que es capaz de sacarme todas las neuras con un cariñito en la oreja y un beso en la mejilla.
Gracias, amore mio.
Gracias por estos 5 años... y por recordarme por enésima vez por qué me casé contigo.


Soundtrack: "She", versión de Charles Aznavour.

3.8.06

Bloghunter

Los coolhunters salieron de su madriguera y ahora todos los conocen. Hace rato que la publicidad está usando a esta nueva raza de busca-tendencias para ver qué usar, qué poner y qué cantar en los comerciales, logos y marcas.

A propósito de eso -y porque, la verdad, tengo el cerebro seco de tanta campaña y no me da para escribir algo que no sea un copy+paste-, les dejo este trendy sitio de FaceHunters. De hecho, hasta puedes enrolarte y ser parte de ellos.

Click it... and enjoy.


Blogged with Flock

1.8.06

Ups and loops


Según Big Boss es bueno que de vez en cuando te cuestiones si realmente sirves para esto o si estás puro parando el dedo. Según él.
Lo que es yo, el bloqueo es igual al frikeo. No me pasa muy seguido. Y cuando me pasa, uf. Aléjense del monstruo pelado de zapatillas.
Efecto hoja en blanco. Efecto trasnoche de martes a martes (contando incluso el domingo, oiga), hojas y hojas de rendiciones por almuerzos y comidas y con branquias que se me empiezan a asomar de tanto comer sushi...
Y, entremedio de todo, una fukin` campaña que no sale.
Puje, puje; mueva neuronas, traiga referencias, abra los ojos con pinchos y vea Cannes y shots y métase con los cool hunters. Coma revistas y restriéguese los tester de los perfumes en el cuello...
Nada. Absolutamente nada.
Para Big Boss, al menos. Que rechaza todas las ideas con movimientos precisos de monje shaolín.
No. No. No. No.
¿Seré yo, señor?
¿Seré yo?
No queda otra. Big Boss ES Big Boss. Él corta el queque. Él manda.
Así que déle que se puede. Campaña formato para ganar concursos. Brief formato para hacer genialidades...
Y siga participando, oiga, que la noche es joven y el sushi no se acaba.