31.10.12

Cómo farrearse 5 millones de votos

(Publicado originalmente el 22 de Octubre en IAB)

El tema de la temporada son las municipales. Las calles llenas de “palomas”, posters rayados o sin cara, las peleas entre los distintos “comandos”… y, claro, el hecho de que ahora la inscripción es automática y el voto voluntario. Un cambio trascendente en el voto ciudadano, que ha convertido a 5 millones de personas – y me incluyo- en nuevos votantes potenciales.

 

Images
Interesante es “La Franja de Los Que Sobran”, una campaña creada por Ciudadano Inteligente, Fundación Iguales, Techo para Chile, Chao Pescao y Educación 2020, que pone en la palestra la importancia de esos cinco millones de votos; y la gran diferencia que estos nuevos votantes podrían hacer en la balanza política del país.

Algo total y absolutamente contrapuesto a lo que uno ve en las propuestas de los candidatos y partidos, que todavía no salen de su clásica foto de celular a recorte, con textos tan commoditys que uno se pregunta si lo harán porque no quieren perder votos con una postura real, o simplemente porque no hay propuestas realmente diferenciadoras y relevantes.

Me impresiona la miopía de la clase política, en este sentido: cinco millones de “Millennials”; gente que vive en las redes sociales (somos el país con la mayor penetración de Facebook del mundo), que consume como nadie videos en Youtube, y –ya lo hemos visto en todo el mundo- están tomándose el poder a punta de flashmobs, cadenas y organizaciones desde sus smartphones. 

En nuestras municipales, mientras tanto; en pleno 2012, la propuesta de los candidatos se sigue quedando en la fotito que no dice nada -¿¡qué onda los fotógrafos de los políticos?!-, con textos del estilo “¿Y por qué no?” y “Se siente, se siente”. Y ojo que no hablo del archi prostituído código QR; sino propuestas reales. Plataformas simples y sociales de los partidos, que permitan que estos 5 millones de nuevos votantes conozcan las propuestas. Conversen con los candidatos. Pregunten. Entiendan en qué se diferencia este partido del otro. Yo no lo tengo nada de claro. Echo de menos plataformas que inicien debate, o incluso hagan participar a los vecinos en tomas de decisiones clave. ¿No es diferenciador que un candidato te pregunte a ti, como vecino, qué te importa más; y que esa votación popular –y no populista, finalmente- pueda convertirla en estandarte de su campaña, y punta de lanza de su propuesta? Un focus group que se convierte en grito… Y un grito que se vuelve votos asegurados.

Pero no. Se quedan en el textito fácil y el diseño mal hecho, en vez de invitar y potenciar un diálogo. Me quedé con ganas de ver una plataforma de un partido, grande, con propuestas reales, con videos que nos muestren quienes son. Con un documento descargable con sus propuestas, y un sistema que viralice esas propuestas. Cinco millones de votantes, multiplicado por la cantidad de amigos que cada uno de nosotros tenemos en Facebook (245 según los últimos estudios)… Uf. sumen nomás.

 

¿Voy a votar este año? No sé, la verdad. Y no es por falta de ganas. Es que simplemente me niego a votar por la mejor foto o el texto más divertido; o por el que me tapizó la salida de mi casa con su linda sonrisa. Porque no sé si detrás de esa sonrisa, slogan pegote o paloma gigante; no sé si detrás de esa mirada de “confianza y transparencia”, hay alguien que realmente piensa lo que yo, y se interesa por lo que me interesa a mi. No sé.

Y, viendo que ya estamos ad portas de las votaciones, dudo que lo sepa.

Al menos no en estas votaciones.

 

 

 

 

 

Posted via email from >Ritalin

21.10.12

Bajemos la calidad, total...

En los seminarios y charlas a las que suelo asistir como publicista, todos los marketeros nos llenamos la boca con el consumidor, el producto, la diferenciación... Y todo suena mas o menos igual de perfecto desde el escenario hacia abajo... Pero basta que esté detrás de un carrito de supermercado en vez de una mesita con botellas de agua y cuadernos con el logo de turno, para darme cuenta como en muchos casos -no todos, menos mal!-, algunos encuentran la pepita de oro, la miran y luego la botan denuevo al rio. ¿Un ejemplo puntual? Esta maravilla de yoghurt Soprole. Lo compré apenas salió y me mató que una marca volviera a su ADN de cincuentenario productor de lácteos, con tremendo producto. "Tal como antes" Y si tienes que pagar un poco mas, pues bien: lo vale!

La_foto

... O lo valía. Dos meses después de su rutilante aparición, este yoghurt lo unico que tiene de premium es su precio. Una porqueria aguachenta y química como cualquiera. Pero claro, igual de caro.
Plop.

¿Se acuerdan de esas barritas de chocolate que partieron como una copia de los Musketeers o Milky Way? Los veo ahora en el pasillo y me da risa ver su tamaño: un tercio de las tremendas barras que siguen fascinandome.

No sé ustedes, pero yo prefiero pagar un poco (¡un poco!) más, por un producto de calidad. Y a veces nisiquiera es una regla. O por qué creen que al Tiramisú o al Bravissimo les va como les va? Y vayan a probar el Golfo di Napoles ó el nuevo Brisas del Mar en Ã'uñoa: Buena calidad a buenos precios. El YogenFrutz es una porquería chica y desabrida desde hace un año. El Dominos perdió todo el brillo. Mal por ellos. Al final, ganar lo mismo con un producto de inferior calidad, es pan para hoy y hambre para mañana. Y un golpe bajo el cinturón para tu propia marca, muy pero muy dificil de recobrar. Olvidan que una marca del 2012, no es de ellos. Es de sus consumidores, que ahora tienen canales tanto o mas poderosos y creibles que los suyos. Mirate a ti nomás leyendo esto.

Posted via email from Ritalin.