Hace un año (clic) estaba armando la caja para venirme a McCann, despidiéndome hasta de las mesas y pensando en el tremendo cambio que me venía. En todo sentido.
Antigua-nueva agencia. Puesto nuevo. Hijo nuevo.
El 2006 se nos va, y es inevitable el repaso. Fue un año que, aunque no se sintió tanto –cuando te mueves no sientes el desplazamiento-, anduvo re movido: desde el nacimiento de Nicolás hasta la dirección creativa por varios meses. Desde haber puesto acelerador nuevamente (y de paso bajar como 12 kilos), hasta emocionarme al ver a Sebastián a punto de entrar al colegio. Con sus rulos y todo.
Un año más trabajólico. Menos compartido y, de todas maneras, mucho menos carreteado. Pero, por lo mismo, un año en que disfruté a concho a mi familia; aprendí mucho más de vivir en pareja –con altos bien altos y bajos bien bajos-. A regalonear. A disfrutar a mis amigos, y emocionarme al confirmar que de lo bueno poco. Fue un año de paseos empujando un coche y viendo a mi perro correr como oso de peluche a cuerda, mientras conversaba con la Romi o corría con Sebastián.
El 2006, además, fue mi último año de veinteañero. Y tuvo espasmos de disfrute y ataques de trabajo. Tuvo hartas salidas al parque. ¡Cambio de pañales!, otra vez, y golpes en el pecho cuando escuché “Pa-pá”, o lo vi escrito chueco con un lapiz scripto.
Grande, el 2006. Fuerte.
Y justo cuando uno empieza a acostumbrarse a él… se nos va.
Y llega el 2007. Nuevecito. Con toda la buena onda del cuaderno nuevo.
¿Y cómo me gustaría que viniera? Profesionalmente, más premios; más alegrías y menos trabajolismo. Con proyectos que me hagan avanzar como creativo. Pero también más tiempo para los amigos y más tiempo para mi familia. Con más disfrute y con menos locura.
Pero eso no depende tanto del año. Depende de uno, ¿no?...
Anyway, se nos fue el año del perro, señores. Y empieza la buena vibra de un año sin cargas. Un año nuevecito de paquete.
¿Cómo les tocó este? ¿Cómo quieren que les toque el 2007?
Contad. Que para eso estamos.
28.12.06
22.12.06
A christmas post
La Paz es un estado mental que nosotros creamos.
El Amor, es algo cíclico. Si lo das, lo recibes.
La Prosperidad no es nada si no la disfrutas.
Así que todo lo que me queda por desearte en esta Navidad,
es que de verdad, DE VERDAD, lo pases bien.
Que estas fiestas las vivas en familia.
Que te juntes a comer con los que más quieres.
Que des muchos abrazos y te rías mucho.
Porque para regalos está todo el año.
Y para el stress, la vida entera.
Feliz navidad.
Y si el 2007 viene próspero o no... qué importa.
Disfrútalo.
Eso es lo que vale.
El Amor, es algo cíclico. Si lo das, lo recibes.
La Prosperidad no es nada si no la disfrutas.
Así que todo lo que me queda por desearte en esta Navidad,
es que de verdad, DE VERDAD, lo pases bien.
Que estas fiestas las vivas en familia.
Que te juntes a comer con los que más quieres.
Que des muchos abrazos y te rías mucho.
Porque para regalos está todo el año.
Y para el stress, la vida entera.
Feliz navidad.
Y si el 2007 viene próspero o no... qué importa.
Disfrútalo.
Eso es lo que vale.
19.12.06
Costum-bre
Anoche, luego de una prueba de vestuario para Entel (no, nunca te acostumbras a ver a modelos increíbles posando para ti), crucé Santiago con cara de resfrío y llego a mi depto. sólo para encontrarme con bad news: mi madre querida había perdido el disfraz que supuestamente voy a usar hoy en la fiesta McCann… así que, uf, a úitima hora inventando qué ponerme.
De chico me encantó disfrazarme. A los 3 años inventaba disfraces con cartón, lápices y desechos varios y me iba a salvar al mundo, que en ese entonces sólo llegaba hasta la esquina de mi casa.
Lo pasaba increíble. Mis amigos me iban a buscar y yo inventaba los “guiones” de los juegos, y los disfraces que ibamos a usar. Una tapa de bebida y un poco de scotch era un comunicador de pulsera. Las cintas de cartón de la pastelería de mi abuela, junto con un poco de papel de envolver, se convertían con un par de trazos de lápiz “bic” en una capa de batman y su bati-cinturón.
En lo máximo de la sofisticación, tomaba las medidas de mi cara, cortaba en cartón la forma de un antifaz, le pegaba un trozo de bolsa de basura negra… y, wow, se mueren como quedaba la máscara del Zorro.
Lo pasaba increíble inventando disfraces. Entre mi familia, de hecho, es famoso el “caso Guru Guru”: unas vacaciones en Las Cruces en las que se estuve casi 2 días encerrado haciendo un disfraz gigante de cartón y papel, y que terminó siendo –para mis 8 años de entonces- el mejor disfraz de Guru Guru jamás visto. Tanto así, que salí “a lucirlo” a la playa.
Con 35 grados de calor.
Todo un caso, de nene. Todo un caso.
Así que ahora, con treinta años (augh, todavía me duele la cifra), pretendo volver a conectarme con esa parte de mi, e inventar un disfraz en, cuánto, ¿cuatro horas?...
Un disfraz cómodo. Y es verano. MMm el nivel de dificultad está alto.
Ojalá me resulte. De ahí les cuento.
De chico me encantó disfrazarme. A los 3 años inventaba disfraces con cartón, lápices y desechos varios y me iba a salvar al mundo, que en ese entonces sólo llegaba hasta la esquina de mi casa.
Lo pasaba increíble. Mis amigos me iban a buscar y yo inventaba los “guiones” de los juegos, y los disfraces que ibamos a usar. Una tapa de bebida y un poco de scotch era un comunicador de pulsera. Las cintas de cartón de la pastelería de mi abuela, junto con un poco de papel de envolver, se convertían con un par de trazos de lápiz “bic” en una capa de batman y su bati-cinturón.
En lo máximo de la sofisticación, tomaba las medidas de mi cara, cortaba en cartón la forma de un antifaz, le pegaba un trozo de bolsa de basura negra… y, wow, se mueren como quedaba la máscara del Zorro.
Lo pasaba increíble inventando disfraces. Entre mi familia, de hecho, es famoso el “caso Guru Guru”: unas vacaciones en Las Cruces en las que se estuve casi 2 días encerrado haciendo un disfraz gigante de cartón y papel, y que terminó siendo –para mis 8 años de entonces- el mejor disfraz de Guru Guru jamás visto. Tanto así, que salí “a lucirlo” a la playa.
Con 35 grados de calor.
Todo un caso, de nene. Todo un caso.
Así que ahora, con treinta años (augh, todavía me duele la cifra), pretendo volver a conectarme con esa parte de mi, e inventar un disfraz en, cuánto, ¿cuatro horas?...
Un disfraz cómodo. Y es verano. MMm el nivel de dificultad está alto.
Ojalá me resulte. De ahí les cuento.
13.12.06
Relax
Mire usté qué rico:
Después de un día largo, llegar a la casa, jugar con tus hijos, despedirte de tu señora que se va a un cumpleaños (*). Luego, acostar a los niños temprano, hacerte una ensalada rica, abrir un buen vino, prender un palo santo, poner tu nuevo disco de Télèpopmusik (Angel Milk, gracias por el dato de la Blank) y disfrutar todo eso, junto a la ruma de revistas que se te han ido juntando estos días.
De postre, abrir el velador de tu señora y, ¡ajhá!, encontrar un chocolate perdido.
A eso le llamo terminar bien un martes.
Salud por eso.
(*) Aunque luego supe que estuvo la Rossana Almeyda. Rayos, me lo perdí.
Después de un día largo, llegar a la casa, jugar con tus hijos, despedirte de tu señora que se va a un cumpleaños (*). Luego, acostar a los niños temprano, hacerte una ensalada rica, abrir un buen vino, prender un palo santo, poner tu nuevo disco de Télèpopmusik (Angel Milk, gracias por el dato de la Blank) y disfrutar todo eso, junto a la ruma de revistas que se te han ido juntando estos días.
De postre, abrir el velador de tu señora y, ¡ajhá!, encontrar un chocolate perdido.
A eso le llamo terminar bien un martes.
Salud por eso.
(*) Aunque luego supe que estuvo la Rossana Almeyda. Rayos, me lo perdí.
12.12.06
Gústele a quien le gústele
Me aburrió el temita, oye. Hace rato.
Y, ya, comenté lo que pienso hace un tiempo y...
Y nada. Que qué rico que se murió Pinochet.
Sí, que rico.
Y no porque lo odie ni porque lo ame. Simplemente porque, por fin, vamos a dejar de hablar de lo que pasó hace 30 años. Algo que la famosa Ley -en democracia y todo- no fue nunca jamás capaz de solucionar, y que hizo que la Concertación completa se pegara sus eternos cantinflazos y no hiciera ni dijera nada, llenándose la boca con los detenidos y la dictadura y blá.
Flashback a una conversación con la tía de mi señora -secretaria DC e izquierdista hasta las patas: un día conversábamos sobre lo mal que estaba la corrupción y lo turbio que era Lagos con su MOP-Gate… y ¡zas!, que ella se pone roja y empieza a alegar por Pinochet y que los derechos humanos y que si es por comparar...
¡NO! No es por comparar. No hay que comparar.
Boli, no vale. Peras con manzanas. 30 años de diferencia; ¿democracia?... ¿le suena, oiga?
Pero esto se acabó, señores. (Léase con la voz del difunto). Gústele a quien le gústele y gústele a quien le gústele, se murió el caballero. Y, espero, también se murió buen parte del tema.
Así que ahora los quiero ver. Ya. Partieron. Se acabó el recreo. A trabajar, mierda, que de tanto mirar para atrás ni se dieron cuenta el tremendo Iceberg que tenemos al frente.
A remar. Que llevamos 30 años peleando; y por lo mismo casi nadie está votando.
Porque se quedaron pegados.
Pero a ver qué pasa ahora, pues. Ahora que se les despegó la pata y hay que empezar a caminar.
A ver a donde vamos a llegar.
Orale, entonces.
Y, ya, comenté lo que pienso hace un tiempo y...
Y nada. Que qué rico que se murió Pinochet.
Sí, que rico.
Y no porque lo odie ni porque lo ame. Simplemente porque, por fin, vamos a dejar de hablar de lo que pasó hace 30 años. Algo que la famosa Ley -en democracia y todo- no fue nunca jamás capaz de solucionar, y que hizo que la Concertación completa se pegara sus eternos cantinflazos y no hiciera ni dijera nada, llenándose la boca con los detenidos y la dictadura y blá.
Flashback a una conversación con la tía de mi señora -secretaria DC e izquierdista hasta las patas: un día conversábamos sobre lo mal que estaba la corrupción y lo turbio que era Lagos con su MOP-Gate… y ¡zas!, que ella se pone roja y empieza a alegar por Pinochet y que los derechos humanos y que si es por comparar...
¡NO! No es por comparar. No hay que comparar.
Boli, no vale. Peras con manzanas. 30 años de diferencia; ¿democracia?... ¿le suena, oiga?
Pero esto se acabó, señores. (Léase con la voz del difunto). Gústele a quien le gústele y gústele a quien le gústele, se murió el caballero. Y, espero, también se murió buen parte del tema.
Así que ahora los quiero ver. Ya. Partieron. Se acabó el recreo. A trabajar, mierda, que de tanto mirar para atrás ni se dieron cuenta el tremendo Iceberg que tenemos al frente.
A remar. Que llevamos 30 años peleando; y por lo mismo casi nadie está votando.
Porque se quedaron pegados.
Pero a ver qué pasa ahora, pues. Ahora que se les despegó la pata y hay que empezar a caminar.
A ver a donde vamos a llegar.
Orale, entonces.
7.12.06
About nothing
¿Algo que comentar?
Y... no mucho, la verdad.
Que ayer fue la fiesta de los niños en Mampato y lo pasé mejor que cualquier niño.
Que el Blogger Beta es una mula. Así que no se les ocurra cambiarse como yo. Puros cachos.
Que me llegó plata por Review me! pero no me funciona el maldito PayPal.
Que me regalaron un Dunny (el mío es el rojo) para mi cumple, así que feliz.
Que es finde largo y no veo la hora de irme a la parcela.
Que subiendo por Apoquindo, casi al llegar al pueblito de Los Domínicos, descubrí Top Center, con ropa de verdad increíble y de verdad botada de barata.
Que me bajó la locura y cambié de lugar por enésima vez los muebles del living.
Que empecé a leer el último libro de Palahniuk y me cago de miedo solo.
Que voy en el tercer disco de "24" y estoy pegadísimo.
¡Ah! y sobre la misma: hoy estrenan Casino Royale, basado en el primer libro de 007. Así que sáquense los prejuicios y vayan a verla, que dicen que está buenísima.
Y...
Y nada. Eso.
Si tiene algo-nada que decir, no lo diga. Escríbalo. Acá abajito.
Buen finde largo.
Y... no mucho, la verdad.
Que ayer fue la fiesta de los niños en Mampato y lo pasé mejor que cualquier niño.
Que el Blogger Beta es una mula. Así que no se les ocurra cambiarse como yo. Puros cachos.
Que me llegó plata por Review me! pero no me funciona el maldito PayPal.
Que me regalaron un Dunny (el mío es el rojo) para mi cumple, así que feliz.
Que es finde largo y no veo la hora de irme a la parcela.
Que subiendo por Apoquindo, casi al llegar al pueblito de Los Domínicos, descubrí Top Center, con ropa de verdad increíble y de verdad botada de barata.
Que me bajó la locura y cambié de lugar por enésima vez los muebles del living.
Que empecé a leer el último libro de Palahniuk y me cago de miedo solo.
Que voy en el tercer disco de "24" y estoy pegadísimo.
¡Ah! y sobre la misma: hoy estrenan Casino Royale, basado en el primer libro de 007. Así que sáquense los prejuicios y vayan a verla, que dicen que está buenísima.
Y...
Y nada. Eso.
Si tiene algo-nada que decir, no lo diga. Escríbalo. Acá abajito.
Buen finde largo.
5.12.06
02.12
El día de mi cumpleaños partió con mi copa levantada sobre la piscina del piso 18, y gritando un “¡salud!” que fue respondido por todas las personas que quiero. Mi cumpleaños sorpresa fue sin duda el mejor de mi vida.
Pero eso fue en la noche. Porque el día de mi cumpleaños propiamente tal partió con el auto cruzando la represa de Rapel a 80 por hora. A cada lado, agua cristalina. Y patos tomando el sol tranquilos. La Romi a mi lado. Y, detrás, la silla de Nicolás vacía.
El silencio absoluto, de no ser por Babasónicos, Red Hot u otro CD de viaje. Una escapada en pareja, de esas que hace tiempo que no teníamos, con ocasión de la puesta de argollas de Rec & V. Un cuasi matrimonio, tan importante para nuestros friends que, incluso, no me importó que fuera el día de mi cumpleaños No.30.
El karma, la fiesta del día anterior. Que ni la vi venir.
Así que a 120 por la carretera. ¿El destino? Cahuil. Un pueblito de pescadores al lado de Pichilemu, a 4 horas de Santiago.
So…
4 horas y varias perdidas más tarde, llegábamos a las cabañas para dejar los bolsos y el smog, y cambiar el short por traje de baño.
Todo el mundo listo para empezar la “seratta”: Una mesa a lo té club con un asado estratégicamente al lado de la piscina, un rato de relajo, saludar a los invitados… y, ya; partimos. A arreglarnos para el evento.
Y claro, entre tanta locura y que los regalos del cumpleaños y el cuasi hachazo por la noche anterior, se me quedó la chaqueta y los zapatos. Así que fui el menos estiloso en esta fiesta ultra-estilosa sacada de una revista de diseño: frente al mar, en Pichilemu, un moderno lounge (“El Secreto”); muy a lo Assadi, se convirtió por una tarde en un escenario lleno de flores frescas, mesas blancas y un cielo de atardecer frente al mar que coronó una ceremonia cortita y llorada. Increíble. Y que terminó con los novios partiendo con sus anillos brillantísimos en una Victoria y el sol escondiéndose en el agua, un viento tibio como nunca visto en la playa de Pichilemu… y el desfile de empanaditas de mariscos, ceviche y cosas ricas que no paró más.
Lo pasamos increíble. La tarde dio paso a la noche. Los novios volvieron sonriendo mientras un mozo con pinta de surfer argentino armaba una fogata en la arena, a medio metro de donde tomábamos champaña.
La música de chill out llenó el ambiente.
Camarones ensartados en locos; quesos frescos, jugos naturales. La comida seguía saliendo. Pasteles de jaiva en miniatura, quiches; el lugar se llenaba de risas y flashes de cámaras, y nosotros poco a poco ibamos conociendo a los demás invitados.
Mientras, la dueña se unió a la fiesta, bajó los sofás a la playa y yo pasé de la champaña al vino. Y torta de mazapán para acompañar la conversa.
La Romi, preciosa; V, la novia más guapa que hay. Rec sin caber de contento. Luego recordé que ese mismo día había nacido su viejo, ya fallecido hace unos años, y me dejó de parecer raro que el lugar fuera tan perfecto. Que no hubiera viento. Que la luna lo llenara todo: el papá del novio también estaba invitado.
Corte. Afterhour en las cabañas. Más música, más risas, y el vino que se convierte en Cubalibres. Sale la cámara y empezamos a grabar pasos de baile y slip flops varios.
Encima de todo, el relajo. Aaaaah, el relajo.
Fundido a domingo. Me despierto sin la espalda adolorida por patadas y con un sol increíble. Seguimos a Rec hasta un lugarcito donde comimos ostras (¡las mejores y más grandes que he comido en mi vida!) y empanadas de camarón bien regadas con cervezas muy heladas. Luego, una pasada rápida a la playa… Y el asado del final: Costillitas de cordero, la especialidad de la zona, y un vino blanco para acompañar uno que otro piquero tardezco.
A la vuelta, el precioso valle. Santa Cruz y San Fernando con luz del atardecer, la Romi durmiendo a mi lado y un viaje que termina con Carla Bruni cantándome suave.
Un viaje de esos que te dan ganas de dar media vuelta y volver.
Pero no. Mejor dejar a los novios solitos en su cabaña con vista al mar, ¿no?.
Enjoy.
Y bienvenidos al club.
Pero eso fue en la noche. Porque el día de mi cumpleaños propiamente tal partió con el auto cruzando la represa de Rapel a 80 por hora. A cada lado, agua cristalina. Y patos tomando el sol tranquilos. La Romi a mi lado. Y, detrás, la silla de Nicolás vacía.
El silencio absoluto, de no ser por Babasónicos, Red Hot u otro CD de viaje. Una escapada en pareja, de esas que hace tiempo que no teníamos, con ocasión de la puesta de argollas de Rec & V. Un cuasi matrimonio, tan importante para nuestros friends que, incluso, no me importó que fuera el día de mi cumpleaños No.30.
El karma, la fiesta del día anterior. Que ni la vi venir.
Así que a 120 por la carretera. ¿El destino? Cahuil. Un pueblito de pescadores al lado de Pichilemu, a 4 horas de Santiago.
So…
4 horas y varias perdidas más tarde, llegábamos a las cabañas para dejar los bolsos y el smog, y cambiar el short por traje de baño.
Todo el mundo listo para empezar la “seratta”: Una mesa a lo té club con un asado estratégicamente al lado de la piscina, un rato de relajo, saludar a los invitados… y, ya; partimos. A arreglarnos para el evento.
Y claro, entre tanta locura y que los regalos del cumpleaños y el cuasi hachazo por la noche anterior, se me quedó la chaqueta y los zapatos. Así que fui el menos estiloso en esta fiesta ultra-estilosa sacada de una revista de diseño: frente al mar, en Pichilemu, un moderno lounge (“El Secreto”); muy a lo Assadi, se convirtió por una tarde en un escenario lleno de flores frescas, mesas blancas y un cielo de atardecer frente al mar que coronó una ceremonia cortita y llorada. Increíble. Y que terminó con los novios partiendo con sus anillos brillantísimos en una Victoria y el sol escondiéndose en el agua, un viento tibio como nunca visto en la playa de Pichilemu… y el desfile de empanaditas de mariscos, ceviche y cosas ricas que no paró más.
Lo pasamos increíble. La tarde dio paso a la noche. Los novios volvieron sonriendo mientras un mozo con pinta de surfer argentino armaba una fogata en la arena, a medio metro de donde tomábamos champaña.
La música de chill out llenó el ambiente.
Camarones ensartados en locos; quesos frescos, jugos naturales. La comida seguía saliendo. Pasteles de jaiva en miniatura, quiches; el lugar se llenaba de risas y flashes de cámaras, y nosotros poco a poco ibamos conociendo a los demás invitados.
Mientras, la dueña se unió a la fiesta, bajó los sofás a la playa y yo pasé de la champaña al vino. Y torta de mazapán para acompañar la conversa.
La Romi, preciosa; V, la novia más guapa que hay. Rec sin caber de contento. Luego recordé que ese mismo día había nacido su viejo, ya fallecido hace unos años, y me dejó de parecer raro que el lugar fuera tan perfecto. Que no hubiera viento. Que la luna lo llenara todo: el papá del novio también estaba invitado.
Corte. Afterhour en las cabañas. Más música, más risas, y el vino que se convierte en Cubalibres. Sale la cámara y empezamos a grabar pasos de baile y slip flops varios.
Encima de todo, el relajo. Aaaaah, el relajo.
Fundido a domingo. Me despierto sin la espalda adolorida por patadas y con un sol increíble. Seguimos a Rec hasta un lugarcito donde comimos ostras (¡las mejores y más grandes que he comido en mi vida!) y empanadas de camarón bien regadas con cervezas muy heladas. Luego, una pasada rápida a la playa… Y el asado del final: Costillitas de cordero, la especialidad de la zona, y un vino blanco para acompañar uno que otro piquero tardezco.
A la vuelta, el precioso valle. Santa Cruz y San Fernando con luz del atardecer, la Romi durmiendo a mi lado y un viaje que termina con Carla Bruni cantándome suave.
Un viaje de esos que te dan ganas de dar media vuelta y volver.
Pero no. Mejor dejar a los novios solitos en su cabaña con vista al mar, ¿no?.
Enjoy.
Y bienvenidos al club.
4.12.06
¡Sorpresa!
Y se acabó el viernes. El último día de mi veinteañez.
Y como tal, ya asumiendo que mi fiesta era la próxima semana, acepté la invitación que horas antes –comiendo sushi en la azotea y tomando algo del esquivo sol que nos tocó-, me había hecho my buen amigo H para pasar de los 20`s a los 30`s con un asado ahí mismo. Algo relajado; sólo los 4.
Así que a las 9 pm figuraba yo subiendo la parrilla de H a la azotea, con la Romi y H pisándome los talones… cuando veo que las mesas de arriba estaban demasiado llenas y demasiado decoradas.
No alcancé a reaccionar. Un ¡SORPRESA! tronó delante de mí, y se perdió por el cielo del piso 18, cuando todos mis parientes y amigos aparecieron delante de la piscina, con copas en la mano haciendo un salud.
Wow.
¡WOW!
….
Wow.
Una vez más, la Romi se las mandó. Y como nunca. Se las ingenió para que no me lo esperara para nada –“organizando” una supuesta fiesta para la próxima semana, con llamadas de confirmación y todo. El resultado, una fiesta armada en la azotea del lugar más ondero que conozco, con piscina, casi todos mis amigos y conocidos, picoteo increíble, música… ¡¡y hasta los regalos!!, tan bien dateados que ya no sé qué pedir para navidad.
Increíble, mi señora. In-cre-íble, para armar una fiesta así de gigante con dos críos bajo el brazo y sin dejar de tener todo funcionando perfecto.
Tanto así, que para que yo no notara nada anduvo matuteando con una amiga, cosa que ni en la cuenta corriente se notara la sorpresa.
Todo perfecto. La torta exquisita. Los regalos increíbles.
Pero lejos lejos lejos, el mejor regalo de mi cumpleaños No.30, fue ella misma. Porque más allá del lugar, y la preparación, la comida, los amigos… su tiempo y dedicación fueron la muestra de amor más grande que he visto.
Y fue para mi.
Gracias, amor.
Gracias.
Y como tal, ya asumiendo que mi fiesta era la próxima semana, acepté la invitación que horas antes –comiendo sushi en la azotea y tomando algo del esquivo sol que nos tocó-, me había hecho my buen amigo H para pasar de los 20`s a los 30`s con un asado ahí mismo. Algo relajado; sólo los 4.
Así que a las 9 pm figuraba yo subiendo la parrilla de H a la azotea, con la Romi y H pisándome los talones… cuando veo que las mesas de arriba estaban demasiado llenas y demasiado decoradas.
No alcancé a reaccionar. Un ¡SORPRESA! tronó delante de mí, y se perdió por el cielo del piso 18, cuando todos mis parientes y amigos aparecieron delante de la piscina, con copas en la mano haciendo un salud.
Wow.
¡WOW!
….
Wow.
Una vez más, la Romi se las mandó. Y como nunca. Se las ingenió para que no me lo esperara para nada –“organizando” una supuesta fiesta para la próxima semana, con llamadas de confirmación y todo. El resultado, una fiesta armada en la azotea del lugar más ondero que conozco, con piscina, casi todos mis amigos y conocidos, picoteo increíble, música… ¡¡y hasta los regalos!!, tan bien dateados que ya no sé qué pedir para navidad.
Increíble, mi señora. In-cre-íble, para armar una fiesta así de gigante con dos críos bajo el brazo y sin dejar de tener todo funcionando perfecto.
Tanto así, que para que yo no notara nada anduvo matuteando con una amiga, cosa que ni en la cuenta corriente se notara la sorpresa.
Todo perfecto. La torta exquisita. Los regalos increíbles.
Pero lejos lejos lejos, el mejor regalo de mi cumpleaños No.30, fue ella misma. Porque más allá del lugar, y la preparación, la comida, los amigos… su tiempo y dedicación fueron la muestra de amor más grande que he visto.
Y fue para mi.
Gracias, amor.
Gracias.
1.12.06
Pre-party
Mañana es mi cumpleaños. Ya se los dije, ando pegado. Obvio, si no es cualquier cumple. Es mi cambio de folio!
30 años. Uf.
Y como también es el matrimonio de dos buenos amigos, cambié la celebración para la próxima semana.
Así que hoy, Sebastián y la Romi me despertaron con velitas.
Me emocioné. De verdad. ¿Será la vejez?... Sebastián me hizo un dibujo increíble y una carta que dice “Feliz Cumpleaños, papá”.
La hizo él. Y eso que no sabe escribir.
Imagínate lo que le debe haber costado hacerla.
Y la Romi, me trae una caja enorme con 30 regalos chiquititos. Desde mis clásicas Pastillas Droste (Qué belgas; ese es el mejor chocolate del mundo) y mi ron favorito, hasta una agenda de Los Simpson.
Hoy es mi último día de veinteañero. Y, bueh, el piscinazo donde H no sé si vaya, con lo nublado que empezó el día…
Pero qué tanto. Es mi último día de veinteañero y lo voy a aprovechar a concho.
Dentro de lo que se pueda dentro de un cubículo, claro. Pero lo voy a aprovechar.
De ahí les digo como. Porque ni yo lo sé.
Salud.
30 años. Uf.
Y como también es el matrimonio de dos buenos amigos, cambié la celebración para la próxima semana.
Así que hoy, Sebastián y la Romi me despertaron con velitas.
Me emocioné. De verdad. ¿Será la vejez?... Sebastián me hizo un dibujo increíble y una carta que dice “Feliz Cumpleaños, papá”.
La hizo él. Y eso que no sabe escribir.
Imagínate lo que le debe haber costado hacerla.
Y la Romi, me trae una caja enorme con 30 regalos chiquititos. Desde mis clásicas Pastillas Droste (Qué belgas; ese es el mejor chocolate del mundo) y mi ron favorito, hasta una agenda de Los Simpson.
Hoy es mi último día de veinteañero. Y, bueh, el piscinazo donde H no sé si vaya, con lo nublado que empezó el día…
Pero qué tanto. Es mi último día de veinteañero y lo voy a aprovechar a concho.
Dentro de lo que se pueda dentro de un cubículo, claro. Pero lo voy a aprovechar.
De ahí les digo como. Porque ni yo lo sé.
Salud.
Pucha... no quiero cumplir 30.
30.11.06
Almost 30
Anoche, mientras veía el segundo dvd de “24” (comentario a pito de nada más que de decir “¡puta la serie buena!”), me bajó la melancolía estúpida.
Esa que me agarró desde que recordé que mañana parte diciembre.
El sábado 02 cumplo treinta. ¡Treinta!; y ando con una onda media de año nuevo. De “haciendo balances”. Pero, más que del año, de la vida.
Treinta. Cambio de folio. Se acaba el pendex. El adulto joven se vuelve adulto nomás.
Treinta. Que vejez, por Dios.
¿En qué momento dejé de tener 21?...
Bueh. Y, eso; como les cuento. Que estoy en medio de “24” y bajo el volumen de la tele –que estaba en “31”… Y tate.
30.
Y se me ocurrió, mira la estupidez máxima, bajar el volumen al máximo. A uno. Y empezar a subir de a un dígito, recordando mi vida año a año.
Un año. No me acuerdo.
Dos. Menos.
Tres. Cuando mi vieja me iba a buscar al jardín y nos volvíamos caminando. Yo recogía de esas plantas de “helicóptero” y con un palito iba haciendo sonar las rejas.
Cuatro. “Cuatrrrro”, como pronunciaba. Mi viejo tenía “Veinticuatrrro”. Wow, que joven.
Y el jueves cumplió 50. Canoso y con guata.
Uf.
Y como que viví de su juventud hasta ahora. Lo vi. Estuve ahí.
Que fuerte.
Y yo ya casi tengo 30.
Cinco. El cambio de casa. Mi primer perro; aprender a andar sin rueditas.
Seis. El colegio. El llanto del primer día. Las tías del jardín; las pastillas con forma de gajo de naranja que me daban cuando contestábamos bien algo.
Siete. El viejo pascuero no existe. Uf.
Y, claro, les podría dar la lata total hasta los 29… Pero no es la idea. El punto es que cumplo 30 en 2 días más y recorrer lo que llevo me hizo darme cuenta de lo “ritalín” que ha sido mi vida. Sacando la carrera rápido, empezando a ganar premios a los 20; senior a los 21. Casado a los 24; primer hijo a los 25. Auto a los 26. Casa propia a los 27. Supervisor a los 28. Papá denuevo a los 29.
Y corre que te pillo.
Siempre rápido. Siempre embaladísimo… Y los 30 te pillan igual. Agh.
Bajón treintañero. Y más aún porque el sábado, mi cumple, se casa también Brown con la Vicky. Fuera de Santiago. Así que preferí acompañarlos y celebrar con ellos, y dejar mi cumple para el finde largo en la parcela. Piscina, asado, día completo festejando…
Pero igual son treinta.
¡¿En qué momento dejé de tener 21?!
Hace un matrimonio, dos hijos, un perro y una carrera atrás.
Pero ha valido la pena, ah? Que la melancolía no me ponga mal agradecido. Porque de mis tres metas para los treinta (Haber recorrido Europa, tener mi casa propia, ser Director Creativo), técnicamente sólo me falta una. Y la cambié por mi señora y mis hijos y la vida que tengo.
Y salí ganando, creo yo.
Lejos.
Esa que me agarró desde que recordé que mañana parte diciembre.
El sábado 02 cumplo treinta. ¡Treinta!; y ando con una onda media de año nuevo. De “haciendo balances”. Pero, más que del año, de la vida.
Treinta. Cambio de folio. Se acaba el pendex. El adulto joven se vuelve adulto nomás.
Treinta. Que vejez, por Dios.
¿En qué momento dejé de tener 21?...
Bueh. Y, eso; como les cuento. Que estoy en medio de “24” y bajo el volumen de la tele –que estaba en “31”… Y tate.
30.
Y se me ocurrió, mira la estupidez máxima, bajar el volumen al máximo. A uno. Y empezar a subir de a un dígito, recordando mi vida año a año.
Un año. No me acuerdo.
Dos. Menos.
Tres. Cuando mi vieja me iba a buscar al jardín y nos volvíamos caminando. Yo recogía de esas plantas de “helicóptero” y con un palito iba haciendo sonar las rejas.
Cuatro. “Cuatrrrro”, como pronunciaba. Mi viejo tenía “Veinticuatrrro”. Wow, que joven.
Y el jueves cumplió 50. Canoso y con guata.
Uf.
Y como que viví de su juventud hasta ahora. Lo vi. Estuve ahí.
Que fuerte.
Y yo ya casi tengo 30.
Cinco. El cambio de casa. Mi primer perro; aprender a andar sin rueditas.
Seis. El colegio. El llanto del primer día. Las tías del jardín; las pastillas con forma de gajo de naranja que me daban cuando contestábamos bien algo.
Siete. El viejo pascuero no existe. Uf.
Y, claro, les podría dar la lata total hasta los 29… Pero no es la idea. El punto es que cumplo 30 en 2 días más y recorrer lo que llevo me hizo darme cuenta de lo “ritalín” que ha sido mi vida. Sacando la carrera rápido, empezando a ganar premios a los 20; senior a los 21. Casado a los 24; primer hijo a los 25. Auto a los 26. Casa propia a los 27. Supervisor a los 28. Papá denuevo a los 29.
Y corre que te pillo.
Siempre rápido. Siempre embaladísimo… Y los 30 te pillan igual. Agh.
Bajón treintañero. Y más aún porque el sábado, mi cumple, se casa también Brown con la Vicky. Fuera de Santiago. Así que preferí acompañarlos y celebrar con ellos, y dejar mi cumple para el finde largo en la parcela. Piscina, asado, día completo festejando…
Pero igual son treinta.
¡¿En qué momento dejé de tener 21?!
Hace un matrimonio, dos hijos, un perro y una carrera atrás.
Pero ha valido la pena, ah? Que la melancolía no me ponga mal agradecido. Porque de mis tres metas para los treinta (Haber recorrido Europa, tener mi casa propia, ser Director Creativo), técnicamente sólo me falta una. Y la cambié por mi señora y mis hijos y la vida que tengo.
Y salí ganando, creo yo.
Lejos.
28.11.06
Welcome to Nam
Toma Future/Sex/Love Sounds, el último disco de Justin Timberlake, y mézclalo en porciones idénticas con los viejitos Punchi Punchi de Kraftwerk. El resultado, Color Strip, de Jimmy Edgar. Un disco que Levi (a.k.a. Boss; a.k.a. Ayatola) se trajo de Estocolmo y que se ha vuelto mi soundtrack motoquero casa/pega pega/casa de estos días.
Movidos, estos días. El jueves Big Boss me atajó mientras me iba (10 pm, terminaba el video de mi viejo) y me comentó que desde el lunes me pasaba a otro grupo, para ayudar con un par de cuentas más de “mi perfil” (léase Clientes a los que les gustan las presentaciones con vueltas de carnero y la publicidad idem). Así que heme aquí, 3 años más tarde, de regreso a mi escritorio 2001-2003, con mi ex jefe JP, con el Rana, uno de los directores de arte más secos del medio, y cuentas del estilo BCI, Entel y Ripley.
Quite a challenge. A mi grupo (al cual supuestamente vuelvo en 3 meses más), le llaman “Jamaica” por estos lares. Porque, claro, la cantidad de pega que suelen llevar estos tipos, comparado con lo que suelo hacer... uf.
Así que deséenme suerte, que acabo de entrar a Vietnam.
Y ando con una honda nomás.
Como diría Brown…
Chán!
Movidos, estos días. El jueves Big Boss me atajó mientras me iba (10 pm, terminaba el video de mi viejo) y me comentó que desde el lunes me pasaba a otro grupo, para ayudar con un par de cuentas más de “mi perfil” (léase Clientes a los que les gustan las presentaciones con vueltas de carnero y la publicidad idem). Así que heme aquí, 3 años más tarde, de regreso a mi escritorio 2001-2003, con mi ex jefe JP, con el Rana, uno de los directores de arte más secos del medio, y cuentas del estilo BCI, Entel y Ripley.
Quite a challenge. A mi grupo (al cual supuestamente vuelvo en 3 meses más), le llaman “Jamaica” por estos lares. Porque, claro, la cantidad de pega que suelen llevar estos tipos, comparado con lo que suelo hacer... uf.
Así que deséenme suerte, que acabo de entrar a Vietnam.
Y ando con una honda nomás.
Como diría Brown…
Chán!
27.11.06
50
Ya. Pasó. La sorpresa pasó, así que les puedo contar:
El viernes, luego de no-sé-cuántos meses preparándolo y armando todo, celebramos el cumpleaños No.50 de mi viejo, junto con el hermano de mi mamá –que cumple 50 exactamente el mismo día- ¡con una fiesta sorpresa in-cre-íble! Un verdadero matrimonio; con un cóctel espectacular, comida exquisita, baile, cotillón y hasta videos hechos especialmente para la ocasión.
Y adivinen quién los armó, peh. Of course que yo. Así que estuve las últimas semanas trasnochando entre escanear decenas de fotos antiguas (y estoy diciendo ANTIGUAS), retocando las que estaban muy rotas y armando una parafernalia digna de sacar lágrimas.
Y claro, las lágrimas salieron. Desde el ¡SORPRESA!, que ninguno de los dos vio venir, hasta los discursos copa en mano. Y luego del “cumpleaños feliz” de rigor, todos nos fuimos todos al salón de al lado y le puse play.
Mi viejo y Chago –mi tío- sentados al frente de la pantalla gigante, y yo desde atrás con el micrófono y el computador. Así que, uf, menos mal que me perdí las lágrimas en directo. Porque apenas prendimos las luces, ¡hasta los más desconocidos de los invitados se acercaron llorando a felicitarme!
Y mi viejo, para qué decir.
Pero mejor véanlo ustedes y díganme si no valió la pena las trasnochadas.
El “locutor” es mi hijo, Sebastián.
De ahí, ¡FIESTA! Sacamos los sombreros gigantes y las challas en spray y le el DJ partió con su música digna de año nuevo. Vasos que venían, zapatos que chirreaban y mi viejo y Chago en éxtasis absoluto. Sin duda, por sus caras, la mejor fiesta de su vida.
La Romi, claro, se bailó hasta los bocinazos de vuelta. Y yo, con el hígado todavía medio mareado, me pasé entre coca Light, la grabadora, la cámara de fotos y métale baile también.
Hasta las 6.30. Con Alter hour y todo.
Estuvo total y absolutamente increíble. Mi viejo, deshidratado de tanta emoción, se llevó el dvd (aunque le prometí hacerle uno más completo, con la fiesta y las fotos finales) para poder verlo otra vez.
Según mi mamá, las 2 veces que lo ha puesto, le ha tenido que pasar pañuelitos.
Jaja. Valió la pena el esfuerzo. Que bueno que te gustó, pa.
Porque no fue nada. De verdad.
Te mereces muchísmo más.
El viernes, luego de no-sé-cuántos meses preparándolo y armando todo, celebramos el cumpleaños No.50 de mi viejo, junto con el hermano de mi mamá –que cumple 50 exactamente el mismo día- ¡con una fiesta sorpresa in-cre-íble! Un verdadero matrimonio; con un cóctel espectacular, comida exquisita, baile, cotillón y hasta videos hechos especialmente para la ocasión.
Y adivinen quién los armó, peh. Of course que yo. Así que estuve las últimas semanas trasnochando entre escanear decenas de fotos antiguas (y estoy diciendo ANTIGUAS), retocando las que estaban muy rotas y armando una parafernalia digna de sacar lágrimas.
Y claro, las lágrimas salieron. Desde el ¡SORPRESA!, que ninguno de los dos vio venir, hasta los discursos copa en mano. Y luego del “cumpleaños feliz” de rigor, todos nos fuimos todos al salón de al lado y le puse play.
Mi viejo y Chago –mi tío- sentados al frente de la pantalla gigante, y yo desde atrás con el micrófono y el computador. Así que, uf, menos mal que me perdí las lágrimas en directo. Porque apenas prendimos las luces, ¡hasta los más desconocidos de los invitados se acercaron llorando a felicitarme!
Y mi viejo, para qué decir.
Pero mejor véanlo ustedes y díganme si no valió la pena las trasnochadas.
El “locutor” es mi hijo, Sebastián.
De ahí, ¡FIESTA! Sacamos los sombreros gigantes y las challas en spray y le el DJ partió con su música digna de año nuevo. Vasos que venían, zapatos que chirreaban y mi viejo y Chago en éxtasis absoluto. Sin duda, por sus caras, la mejor fiesta de su vida.
La Romi, claro, se bailó hasta los bocinazos de vuelta. Y yo, con el hígado todavía medio mareado, me pasé entre coca Light, la grabadora, la cámara de fotos y métale baile también.
Hasta las 6.30. Con Alter hour y todo.
Estuvo total y absolutamente increíble. Mi viejo, deshidratado de tanta emoción, se llevó el dvd (aunque le prometí hacerle uno más completo, con la fiesta y las fotos finales) para poder verlo otra vez.
Según mi mamá, las 2 veces que lo ha puesto, le ha tenido que pasar pañuelitos.
Jaja. Valió la pena el esfuerzo. Que bueno que te gustó, pa.
Porque no fue nada. De verdad.
Te mereces muchísmo más.
22.11.06
Gotcha!
Me ganó el sistema. Me doblaron la mano de pater familias y Proveedor y Lord of the Realm…
y me convencieron de poner una tele en la pieza.
No piensen en un plasma ni nada, ah. Que para ultra-tecnología mejor espero que pasen las matrículas y las vacaciones y los colegios y jardines. Uf. No. Por ahora –quizás porque sabía que venía con relación amor/odio incluida- acepté pero comprando el combo “tele de dudosa calidad + dvd ridículamente barato” de Paris.
Simplecillo.
Y, claro, yo que pensaba seguir leyendo en mi cama como si nada, me topo con esta monstruosidad de cristal oscuro, con un ojo rojo que me dice “préndeme, préndeme… tengo más variedad y entretención que Cortázar. Deja a Kundera a un lado, que conmigo el marcapáginas no vale…” y, claro, con el control al ladito nomás, me agarra la maldita cosa.
(nota mental: los dos controles son prácticamente idénticos. A quién se le ocurrió tamaña estupidez?)
Ahora, el asunto es ridículo: tele hasta en la cocina. ¿me explican para qué? ¿Es tanta la espera al calentar un plato en el microondas?...
Me ganó el sistema. Y eso que a mi me encanta el sistema. La tecnología; Internet, el bluetooth y los controlcitos universales…
Pero en mi pieza, me siento invadido.
Cazador cazado, que le dicen.
Cazador cazado.
y me convencieron de poner una tele en la pieza.
No piensen en un plasma ni nada, ah. Que para ultra-tecnología mejor espero que pasen las matrículas y las vacaciones y los colegios y jardines. Uf. No. Por ahora –quizás porque sabía que venía con relación amor/odio incluida- acepté pero comprando el combo “tele de dudosa calidad + dvd ridículamente barato” de Paris.
Simplecillo.
Y, claro, yo que pensaba seguir leyendo en mi cama como si nada, me topo con esta monstruosidad de cristal oscuro, con un ojo rojo que me dice “préndeme, préndeme… tengo más variedad y entretención que Cortázar. Deja a Kundera a un lado, que conmigo el marcapáginas no vale…” y, claro, con el control al ladito nomás, me agarra la maldita cosa.
(nota mental: los dos controles son prácticamente idénticos. A quién se le ocurrió tamaña estupidez?)
Ahora, el asunto es ridículo: tele hasta en la cocina. ¿me explican para qué? ¿Es tanta la espera al calentar un plato en el microondas?...
Me ganó el sistema. Y eso que a mi me encanta el sistema. La tecnología; Internet, el bluetooth y los controlcitos universales…
Pero en mi pieza, me siento invadido.
Cazador cazado, que le dicen.
Cazador cazado.
19.11.06
de-liver
Ya. Dije que iba a volver a postear, pero la maldita máquina –esa con ojos de brief y un loguito de “Word” en la panza- me tiene encerrado en una sala pensando desde la semana pasada. Prissioner of my thougths.
Ahora que si hablamos de finde, uf, me viene la pálida otra vez. Mal.
El viernes fuimos al cumpleaños de un amigo & tocayo, que vive en un loft en el barrio Brasil. Fiesta con DJ, cuática absoluta, sticks que brillan en la oscuridad, azotea… mucha gente. Y, la guinda de la torta, uno de esos contenedores plásticos gigantes como de lavandería LLENO (y digo LLENO) de hielo y cervezas y rones y tragos al por mayor.
Auto-flagelación. Pase a curarse nomás.
Así que se veía venir. Sobretodo porque no comí mucho (error 1), mezclé de mango sour a ron y de cerveza a pisco (error 2) y fumé 2 puros entre subir y bajar los vasos y subir y bajar a la azotea (error 3).
Así que después de los saltos y la pasada a probar tabaco con chocolate en una pipa de agua (o “Narguile”, lo poco que me quedó en la memoria esa noche; quedó pendiente), véaseme a las 3 am asomado por la ventana del auto saludando a mi suegra mientras la Romi subía a los niños al auto (horror 1), llegando al departamento casi escoltado por el conserje (horror 2) y madrugando al día siguiente por la 1ra. comunión de mi hermano (horror 3).
Al día siguiente, celebrando la santidad de mi hermano, mi prima, que es doc, me dice que el dolor he sentido todo el día es, literalmente, mi hígado gruñendo. Que como se me ocurre. Que como tan gil.
Todo el familión; un buffet exquisito frente a mi, y yo que lo único que quiero es irme a dormir.
…
Y, mire usté, no sé cómo, a la noche ya estaba otra vez saltando frente a una pantalla gigante bailando puras canciones setenteras y creyéndome hippie-rapado en el cumple de una tía. Lo bueno de tener tíos que parecen tus hermanos mayores.
Y, claro, por inercia como que voy a sacar un vaso con hielo y ron… pero algo me para en seco.
Un profesor banderas en blur se me aparece al lado del bar.
¡NOOOOO! USTED… NO LO HAGA.
Y nunca supe si fue la mirada de la Romi o el grito de mi hígado.
Mmm Hígado. De más. Que yo creo que fue el único que lo pasó pésimo este finde.
Ahora que si hablamos de finde, uf, me viene la pálida otra vez. Mal.
El viernes fuimos al cumpleaños de un amigo & tocayo, que vive en un loft en el barrio Brasil. Fiesta con DJ, cuática absoluta, sticks que brillan en la oscuridad, azotea… mucha gente. Y, la guinda de la torta, uno de esos contenedores plásticos gigantes como de lavandería LLENO (y digo LLENO) de hielo y cervezas y rones y tragos al por mayor.
Auto-flagelación. Pase a curarse nomás.
Así que se veía venir. Sobretodo porque no comí mucho (error 1), mezclé de mango sour a ron y de cerveza a pisco (error 2) y fumé 2 puros entre subir y bajar los vasos y subir y bajar a la azotea (error 3).
Así que después de los saltos y la pasada a probar tabaco con chocolate en una pipa de agua (o “Narguile”, lo poco que me quedó en la memoria esa noche; quedó pendiente), véaseme a las 3 am asomado por la ventana del auto saludando a mi suegra mientras la Romi subía a los niños al auto (horror 1), llegando al departamento casi escoltado por el conserje (horror 2) y madrugando al día siguiente por la 1ra. comunión de mi hermano (horror 3).
Al día siguiente, celebrando la santidad de mi hermano, mi prima, que es doc, me dice que el dolor he sentido todo el día es, literalmente, mi hígado gruñendo. Que como se me ocurre. Que como tan gil.
Todo el familión; un buffet exquisito frente a mi, y yo que lo único que quiero es irme a dormir.
…
Y, mire usté, no sé cómo, a la noche ya estaba otra vez saltando frente a una pantalla gigante bailando puras canciones setenteras y creyéndome hippie-rapado en el cumple de una tía. Lo bueno de tener tíos que parecen tus hermanos mayores.
Y, claro, por inercia como que voy a sacar un vaso con hielo y ron… pero algo me para en seco.
Un profesor banderas en blur se me aparece al lado del bar.
¡NOOOOO! USTED… NO LO HAGA.
Y nunca supe si fue la mirada de la Romi o el grito de mi hígado.
Mmm Hígado. De más. Que yo creo que fue el único que lo pasó pésimo este finde.
15.11.06
review me
Reseña patrocinada por: ReviewMe
ReviewMe es la nueva forma en que la publicidad y el marketing empiezan a mutar en este mundo cada vez más binario.
La gente se mueve; los gustos son tan diversos y las teorías están tan en el borde del acantilado- uno de mis clientes, de hecho, llegó ayer hablando de lo asombrado que quedó luego de un curso que hizo en la universidad de Kellogg, Chicago, a cargo del sucesor de Phillip Kottler, Mr. Mohanbir sawhney, que bien vale la pena entrar y updatear la cabeza.
Pues bien: Review Me. Dícese de un sitio donde tú te registras y, si alguien te elige para que pruebes su producto o servicio y escribas sobre él, puedes terminar ganando dinero.
Y, wow, aunque suene muy tipo infomercial, ¡parece que resulta! De 20 a 200 dólares, dependiendo del review, de cuánta gente entra a tru sitio y, claro, del servicio o producto que pruebas – osea de la popularidad de tu sitio en la red, que es medida de acuerdo a los ranking de Alexa, Technorati y una estimación de usuarios suscritos a los feeds del blogger-.
Plop.
No está mal, ¿no?...
Existen sólo 4 reglas a seguir:
1. Debes poner de forma explícita que el post es pagado, patrocinado o auspiciado.
2. Si crees no estar capacitado para opinar sobre el servicio (ej: cigarros y no fumas), tienes la libertad de pasar.
3. Puedes hablar mal del servicio, si no te gustó.
4. El artículo debe ser de mínimo 200 caracteres.
Este post es mi “prueba” del sistema. No se oye mal; de hecho mi cuñado trabajó un tiempo en una empresa que hacía cosas parecidas. Sólo que en vez de pagarle, le daban el dinero para usar el servicio –ir al cine, comprarse algo, comer en algún restorán- y con eso se daba por pagado.
Es la nueva forma del marketing, señores. El marketing de respuestas. Con esto, claro, es más fácil saber si tu producto sirve o no: te preguntan A TI. Y si muchos como tú responden positivamente, ya saben a dónde apuntar los dardos.
Orale. Me gustó. A probar se ha dicho.
ReviewMe es la nueva forma en que la publicidad y el marketing empiezan a mutar en este mundo cada vez más binario.
La gente se mueve; los gustos son tan diversos y las teorías están tan en el borde del acantilado- uno de mis clientes, de hecho, llegó ayer hablando de lo asombrado que quedó luego de un curso que hizo en la universidad de Kellogg, Chicago, a cargo del sucesor de Phillip Kottler, Mr. Mohanbir sawhney, que bien vale la pena entrar y updatear la cabeza.
Pues bien: Review Me. Dícese de un sitio donde tú te registras y, si alguien te elige para que pruebes su producto o servicio y escribas sobre él, puedes terminar ganando dinero.
Y, wow, aunque suene muy tipo infomercial, ¡parece que resulta! De 20 a 200 dólares, dependiendo del review, de cuánta gente entra a tru sitio y, claro, del servicio o producto que pruebas – osea de la popularidad de tu sitio en la red, que es medida de acuerdo a los ranking de Alexa, Technorati y una estimación de usuarios suscritos a los feeds del blogger-.
Plop.
No está mal, ¿no?...
Existen sólo 4 reglas a seguir:
1. Debes poner de forma explícita que el post es pagado, patrocinado o auspiciado.
2. Si crees no estar capacitado para opinar sobre el servicio (ej: cigarros y no fumas), tienes la libertad de pasar.
3. Puedes hablar mal del servicio, si no te gustó.
4. El artículo debe ser de mínimo 200 caracteres.
Este post es mi “prueba” del sistema. No se oye mal; de hecho mi cuñado trabajó un tiempo en una empresa que hacía cosas parecidas. Sólo que en vez de pagarle, le daban el dinero para usar el servicio –ir al cine, comprarse algo, comer en algún restorán- y con eso se daba por pagado.
Es la nueva forma del marketing, señores. El marketing de respuestas. Con esto, claro, es más fácil saber si tu producto sirve o no: te preguntan A TI. Y si muchos como tú responden positivamente, ya saben a dónde apuntar los dardos.
Orale. Me gustó. A probar se ha dicho.
14.11.06
Birthdays season
Y entramos a la recta final del año. La época de campañas 2007 y campanas navideñas. La época de las fiestas de fin de años, ¡de mis 30s!...
Y por sobre todo, la época de cumpleaños.
Todos.
Así que perdonen el abandono, pero entre tanto ajetreo apenas y he tenido tiempo. Lo poco y nada que me queda lo he usado en ver la tercera temporada de Lost, estar con mi family y aprovechar de juntarme con mis amigos.
Y trabajar.
Mucho.
El jueves pasado, por ejemplo, nos recluimos con todo el equipo en el Atton
-galletitas, comida rica, agua mineral y wi-fi, no me quejo-, para sacar una campaña que -oh, ironía-, pregona el "Carpe diem".
Así que encerrados pensando en el carpe diem.
Plop.
Aunque no salió mucho.
Pero bueh; es parte del proceso. Lo malo de trabajar con ideas, es que a veces son esquivas.
El viernes exorcizamos la semana con una de las increíbles Fiestas de la Luna (McMoon) organizadas por Big Boss en su sitio de La Reina Alta: hamburguesas, vinos ricos, música -aunque faltó el DJ, que la otra vez fue hasta con pantalla gigante- y la mitad de la agencia hamburguesa en mano bajo la luz de la luna conversando y terminando una semana agotadora con risas y “salús”.
Buena.
De ahí, a buscar a la Romi que celebraba el aniversario ¡33! de mis suegros…
Y fade out al sábado. Relax total con los niños en el parque. Verano total; jugando a las escondidas a pata pelada y enseñándole a caminar al Nico, mientras la Romi salía de compras con mi hermana.
En la tarde, odisea motoquera: se me ocurrió ir a buscar el regalo de cumpleaños de H en la moto, y olvidé que tenía una pieza de cristal en el centro.
Óigase música de malabarista cirsense.
Así que ese fue el final del día: el excelente cumpleaños de H en su terraza del último piso-con-piscina-sacada-de-la-ED. Si hubiera hecho calor, me tiro.
Mucha conversa, muchos tragos, hamburguesas y cosas ricas.
Y corte al domingo. El cumpleaños de mi sobrino en Sta. Rosa de las Condes. Tercer día de hamburguesas. Nicolás no entendiendo nada con esto de la piñata, y High School Musical ya definitivamente tatuándoseme en las orejas. Ya no hay caso con sacarme las canciones de la cabeza. Soné.
Cumpleaños, salús, trabajo, Lost y los niños.
That`s my life, so far.
...
Y ya; mucho paréntesis.
Vuelta a la locura.
Hasta el próximo respiro, oiga.
Y por sobre todo, la época de cumpleaños.
Todos.
Así que perdonen el abandono, pero entre tanto ajetreo apenas y he tenido tiempo. Lo poco y nada que me queda lo he usado en ver la tercera temporada de Lost, estar con mi family y aprovechar de juntarme con mis amigos.
Y trabajar.
Mucho.
El jueves pasado, por ejemplo, nos recluimos con todo el equipo en el Atton
-galletitas, comida rica, agua mineral y wi-fi, no me quejo-, para sacar una campaña que -oh, ironía-, pregona el "Carpe diem".
Así que encerrados pensando en el carpe diem.
Plop.
Aunque no salió mucho.
Pero bueh; es parte del proceso. Lo malo de trabajar con ideas, es que a veces son esquivas.
El viernes exorcizamos la semana con una de las increíbles Fiestas de la Luna (McMoon) organizadas por Big Boss en su sitio de La Reina Alta: hamburguesas, vinos ricos, música -aunque faltó el DJ, que la otra vez fue hasta con pantalla gigante- y la mitad de la agencia hamburguesa en mano bajo la luz de la luna conversando y terminando una semana agotadora con risas y “salús”.
Buena.
De ahí, a buscar a la Romi que celebraba el aniversario ¡33! de mis suegros…
Y fade out al sábado. Relax total con los niños en el parque. Verano total; jugando a las escondidas a pata pelada y enseñándole a caminar al Nico, mientras la Romi salía de compras con mi hermana.
En la tarde, odisea motoquera: se me ocurrió ir a buscar el regalo de cumpleaños de H en la moto, y olvidé que tenía una pieza de cristal en el centro.
Óigase música de malabarista cirsense.
Así que ese fue el final del día: el excelente cumpleaños de H en su terraza del último piso-con-piscina-sacada-de-la-ED. Si hubiera hecho calor, me tiro.
Mucha conversa, muchos tragos, hamburguesas y cosas ricas.
Y corte al domingo. El cumpleaños de mi sobrino en Sta. Rosa de las Condes. Tercer día de hamburguesas. Nicolás no entendiendo nada con esto de la piñata, y High School Musical ya definitivamente tatuándoseme en las orejas. Ya no hay caso con sacarme las canciones de la cabeza. Soné.
Cumpleaños, salús, trabajo, Lost y los niños.
That`s my life, so far.
...
Y ya; mucho paréntesis.
Vuelta a la locura.
Hasta el próximo respiro, oiga.
8.11.06
Friend`s deck
Así que Dolape apareció de entre los muertos. El muy desgraciado, como si no fuera suficiente para él haber encontrado un negocio increíble, para un mercado nuevo en total expansión que a poco andar ya está internacionalizando, está ahora enfocado en inaugurar un bar de tapas & vinos, justo en medio del lugar más ondero de Chile.
Pero finalmente reapareció. Justo para terminar de ayudar a la Romi en remodelar la terraza (Dolape, además de amigo, argentino y empresario, es arquitecto) y sentarnos a disfrutar de unas estupendas juntadas con vinos ricos, quesitos y primavera a la puerta.
Y a por ello. La terraza le quedó de lujo. Faltan sólo unos detalles, pero el lugar oficial de las juntadas primavera-verano 2006/2007 ya está. Designed for your pleasure.
Y para uno que es padre x2, y tiene hermanos chicos así que no hay mucha cabida para el babysitting abuelístico, se agradece poder disfrutar sin tener que salir. Más aún en ésta época de matrimonios… y en que está de cumpleaños el 80% de la gente que conozco (contando a mi vieja, mi hermano chico, mi viejo que cumple 50, ¡yo que cumplo 30!; H, la Romi, Nicolás y Sebastián; faltó la pura Mopa). Así que los cheques marcados como “regalos” llenan el talonario.
Uf.
Pero para eso estamos. Para aprovechar los placeres simples de la laif: tus amigos, un picoteo bien conversado, idas al parque con los niños…
Y nada. Disfrutar la primavera. Que todo lo que hay que hacer es abrir la ventana, y ahí está.
Qué malls ni qué cines. La ciudad está increíble; el sol te espera en las tardes.
Así que, ya; partieron. A disfrutar tu ciudad. Tu espacio. Tus amigos.
Tu vida.
Salud por eso.
Pero finalmente reapareció. Justo para terminar de ayudar a la Romi en remodelar la terraza (Dolape, además de amigo, argentino y empresario, es arquitecto) y sentarnos a disfrutar de unas estupendas juntadas con vinos ricos, quesitos y primavera a la puerta.
Y a por ello. La terraza le quedó de lujo. Faltan sólo unos detalles, pero el lugar oficial de las juntadas primavera-verano 2006/2007 ya está. Designed for your pleasure.
Y para uno que es padre x2, y tiene hermanos chicos así que no hay mucha cabida para el babysitting abuelístico, se agradece poder disfrutar sin tener que salir. Más aún en ésta época de matrimonios… y en que está de cumpleaños el 80% de la gente que conozco (contando a mi vieja, mi hermano chico, mi viejo que cumple 50, ¡yo que cumplo 30!; H, la Romi, Nicolás y Sebastián; faltó la pura Mopa). Así que los cheques marcados como “regalos” llenan el talonario.
Uf.
Pero para eso estamos. Para aprovechar los placeres simples de la laif: tus amigos, un picoteo bien conversado, idas al parque con los niños…
Y nada. Disfrutar la primavera. Que todo lo que hay que hacer es abrir la ventana, y ahí está.
Qué malls ni qué cines. La ciudad está increíble; el sol te espera en las tardes.
Así que, ya; partieron. A disfrutar tu ciudad. Tu espacio. Tus amigos.
Tu vida.
Salud por eso.
30.10.06
Lucky calendar
Tengo sobre la repisa de mi escritorio un lucky bamboo. Uno de esos tubos de cristal con un bambú verde que, de acuerdo a donde lo apuntes, "carga" de energía a tu trabajo, dinero, familia, tu suerte o tu carrera.
Y no. No lo tengo por eso, la verdad. Osea, igual trato de que -por si las moscas, vio?- esté apuntando a algún lado, entre familia y carrera... pero no. Lo tengo sólo porque es re bonito.
La cosa es que lo único que tienes que hacer para mantenerlo vivo y fresco, es cambiarle el agua cada dos semanas. Y, en esta vida de sábados y domingos en blur, wow, qué manera de servirte de calendario vital. ¿Dos semanas ya? ¡¡Como vuela el tiempo!!
Claro que vuela. Nicolás ya tiene 10 meses (¿se acuerdan cuando escribí "¡¡voy a ser papá otra vez!!); en McCann ya llevo los mismos 10 meses, Boss ya volvió de su viaje de casi 5 meses en Europa y yo, aquí, mirando el lucky bamboo mientras me preparo para una de esas semanas cortadas que sí o sí te van a pasar la cuenta. O martes doble o viernes de locura. Típico.
Se fueron dos semanas más. Se nos fueron dos semanas más.
¿Hiciste algo digno de recordar? ¿Lo pasaste como querías pasarlo?...
Porque, claro, como dice Bebe, miras a tu perro y su vida minimalista de mover la cola y tomar agua y salir a pasear... y no te cabe otra cosa que preguntarte: pasaron dos semanas. ¿Valió la pena que hayan pasado dos semanas?...
Como para pensarlo.
Porque estamos donde estamos, haciendo lo que hacemos, y no tenemos ni puta idea de para donde estamos avanzando. Te crece el pelo, te crece la barba, te cambia la vida de a cuotas... Y tú sigues acá, en la tercera pelota desde el sol, cambiándole el agua al lucky bamboo y sin el manual de instrucciones.
Ni de la plantita ni de la vida.
Y como la plantita y como la vida, no sabes para qué la tienes. Ni para qué sirve.
Así que sólo te queda disfrutarla. Sacarle el máximo de provecho.
Es la ley básica. La instrucción primordial. Esta Life for Dummies que te tocó. A ti y a todos.
Regar cada dos semanas. Recordar cada dos semanas que, efectivamente, ha pasado el tiempo.
Y que cuando estés regándola otra vez, tiene que haber valido la pena.
Algo.
Mínimo, ¿no?...
Y no. No lo tengo por eso, la verdad. Osea, igual trato de que -por si las moscas, vio?- esté apuntando a algún lado, entre familia y carrera... pero no. Lo tengo sólo porque es re bonito.
La cosa es que lo único que tienes que hacer para mantenerlo vivo y fresco, es cambiarle el agua cada dos semanas. Y, en esta vida de sábados y domingos en blur, wow, qué manera de servirte de calendario vital. ¿Dos semanas ya? ¡¡Como vuela el tiempo!!
Claro que vuela. Nicolás ya tiene 10 meses (¿se acuerdan cuando escribí "¡¡voy a ser papá otra vez!!); en McCann ya llevo los mismos 10 meses, Boss ya volvió de su viaje de casi 5 meses en Europa y yo, aquí, mirando el lucky bamboo mientras me preparo para una de esas semanas cortadas que sí o sí te van a pasar la cuenta. O martes doble o viernes de locura. Típico.
Se fueron dos semanas más. Se nos fueron dos semanas más.
¿Hiciste algo digno de recordar? ¿Lo pasaste como querías pasarlo?...
Porque, claro, como dice Bebe, miras a tu perro y su vida minimalista de mover la cola y tomar agua y salir a pasear... y no te cabe otra cosa que preguntarte: pasaron dos semanas. ¿Valió la pena que hayan pasado dos semanas?...
Como para pensarlo.
Porque estamos donde estamos, haciendo lo que hacemos, y no tenemos ni puta idea de para donde estamos avanzando. Te crece el pelo, te crece la barba, te cambia la vida de a cuotas... Y tú sigues acá, en la tercera pelota desde el sol, cambiándole el agua al lucky bamboo y sin el manual de instrucciones.
Ni de la plantita ni de la vida.
Y como la plantita y como la vida, no sabes para qué la tienes. Ni para qué sirve.
Así que sólo te queda disfrutarla. Sacarle el máximo de provecho.
Es la ley básica. La instrucción primordial. Esta Life for Dummies que te tocó. A ti y a todos.
Regar cada dos semanas. Recordar cada dos semanas que, efectivamente, ha pasado el tiempo.
Y que cuando estés regándola otra vez, tiene que haber valido la pena.
Algo.
Mínimo, ¿no?...
25.10.06
Farandu-egipcismos
Martes, 20.30 pm.
Un pie saliendo del taxi, el otro (casi tan apurado como el primero) ya cruzando el portal de “El Parrón”. ¿Por? Evento de prensa para la Cumbre del Rock.
The client, Capel, a un costado conversando con una copa en la mano.
Qué me dijeron a mi.
Ayer fue uno de esos típicos días que les suelo contar: de farandulero a egipcio, y de egipcio a farandulero; non stop. En la mañana, jurado de un concurso de publicidad de universidades (oh, decepción; al menos sé que las nuevas generaciones, estas que vi ayer, no nos van a aserruchar el piso) en el Salón del Automóvil.
Y de ahí, como premio a la lata, tuve la suerte de pasearme por entre los Masseratis y Porsches y Autos Concepto –Peugeot la cagó- y promotoras argentinas (que hasta yo que estoy acostumbrado me dejaron plop) sin nadie que me molestara. Sin vidrios cochinos y papeles en el suelo.
El Salón entero para mí solo.
Perdón, para mi y el puñado de mechones que seguía con la jeta pegada al Clio que regala la Rock and Pop. Pero eso da para un post completo. ¿Te quedarías 52 horas con los labios pegados a un auto con tal de ganártelo?
Not me.
Neeeeeext.
Así que heme aquí, martes en la noche, luego de un día de divismos/egipcismos, ups and downs, con mucha pega y muchas cosas en la cabeza, tomando uno de los malditos-no-puedo-resistir Mango Sours Capel. Y no es de vendido. De verdad que es mi última debilidad.
Y si los hago yo, con harto hielo en una coctelera y batiéndolo hasta convertirlo en una crema helada y dulce… aaagh. Alcohólico Anónimo instantáneo.
Pero volvemos. Parrón. Capel. Mango. Y yo sin haber comido nada aún.
Mala mezcla.
Y el bamboleo que me empieza antes de que la Nicole, Javiera, Neira y otro más empiecen un “mini unplugged” de Amor violento de "Los Tres".
Y yo ahí. En primera fila. Casi tocando la guitarra, copa en mano y mirando de reojo a la fauna rockera nacional.
Son poquitos, ah? Los mismos de siempre.
Es que hay que ser bien aperrado para subsistir a guitarreos, acá en shilito.
Todos a pulso. Todos fuera de las multinacionales y, en casos como Difuntos Correa, aún así ganando discos de oro.
Grande, cabros. Seguid así. Que nosotros nos encargamos de que se publicite.
Y no estoy siendo retórico. Porque esta vez, el “Puro Chile” va en serio.
Espérense nomás. Cumbre del Rock. Se viene. Tomen Capel y paguen la mitad.
Y chuáaaan... Un arañazo de guitarra que se queda flotando hasta apagarse.
La luz que se enciende.
Aplausos.
Y las bandejas, gloriosas bandejas, que llegan justo para salvarme de la curadera.
Empanaditas de pino fritas, sopaipillas de cóctel con pebre, brochetas.
¿Piscolita? Guenoyá.
Puro Chile.
Puro comer para pasar la ebriedad.
Ya, poh. Ahí vamos.
Un pie saliendo del taxi, el otro (casi tan apurado como el primero) ya cruzando el portal de “El Parrón”. ¿Por? Evento de prensa para la Cumbre del Rock.
The client, Capel, a un costado conversando con una copa en la mano.
Qué me dijeron a mi.
Ayer fue uno de esos típicos días que les suelo contar: de farandulero a egipcio, y de egipcio a farandulero; non stop. En la mañana, jurado de un concurso de publicidad de universidades (oh, decepción; al menos sé que las nuevas generaciones, estas que vi ayer, no nos van a aserruchar el piso) en el Salón del Automóvil.
Y de ahí, como premio a la lata, tuve la suerte de pasearme por entre los Masseratis y Porsches y Autos Concepto –Peugeot la cagó- y promotoras argentinas (que hasta yo que estoy acostumbrado me dejaron plop) sin nadie que me molestara. Sin vidrios cochinos y papeles en el suelo.
El Salón entero para mí solo.
Perdón, para mi y el puñado de mechones que seguía con la jeta pegada al Clio que regala la Rock and Pop. Pero eso da para un post completo. ¿Te quedarías 52 horas con los labios pegados a un auto con tal de ganártelo?
Not me.
Neeeeeext.
Así que heme aquí, martes en la noche, luego de un día de divismos/egipcismos, ups and downs, con mucha pega y muchas cosas en la cabeza, tomando uno de los malditos-no-puedo-resistir Mango Sours Capel. Y no es de vendido. De verdad que es mi última debilidad.
Y si los hago yo, con harto hielo en una coctelera y batiéndolo hasta convertirlo en una crema helada y dulce… aaagh. Alcohólico Anónimo instantáneo.
Pero volvemos. Parrón. Capel. Mango. Y yo sin haber comido nada aún.
Mala mezcla.
Y el bamboleo que me empieza antes de que la Nicole, Javiera, Neira y otro más empiecen un “mini unplugged” de Amor violento de "Los Tres".
Y yo ahí. En primera fila. Casi tocando la guitarra, copa en mano y mirando de reojo a la fauna rockera nacional.
Son poquitos, ah? Los mismos de siempre.
Es que hay que ser bien aperrado para subsistir a guitarreos, acá en shilito.
Todos a pulso. Todos fuera de las multinacionales y, en casos como Difuntos Correa, aún así ganando discos de oro.
Grande, cabros. Seguid así. Que nosotros nos encargamos de que se publicite.
Y no estoy siendo retórico. Porque esta vez, el “Puro Chile” va en serio.
Espérense nomás. Cumbre del Rock. Se viene. Tomen Capel y paguen la mitad.
Y chuáaaan... Un arañazo de guitarra que se queda flotando hasta apagarse.
La luz que se enciende.
Aplausos.
Y las bandejas, gloriosas bandejas, que llegan justo para salvarme de la curadera.
Empanaditas de pino fritas, sopaipillas de cóctel con pebre, brochetas.
¿Piscolita? Guenoyá.
Puro Chile.
Puro comer para pasar la ebriedad.
Ya, poh. Ahí vamos.
Porque un mango sour violento me tambaleó...
23.10.06
Res(e)t
La imagen es esta: pasto.
Eso. Pasto. Pasto verde. Tan verde como cuando cierras un ojo y llevas puestos esos lentes 3D.
A un lado, tus chalas tiradas; una botella de Vital sobre un chal blanco… Y unas patas regordetas que se mueven entre gorgeos.
Olor a pasto. Olor a colonia de guagua. Olor a perro. Pero no ese olor a perro. Olor a tu perro; recién bañado y esponjoso y con sus patas de algodón encima de ti.
Ah, y una cola peluda a un lado. Un borrón en beige que entra y sale de tu visión periférica.
Sábado en el parque. Solos Nicolás, la Mopa –que, como cualquier mujer, va a la peluquería y le cambia la autoestima; se cree la raja- y, claro, yo. Agarrando a mi guatón de 9 meses y jugando con él. Creyéndome que estamos de vacaciones y a mis espaldas está la piscina.
La Mopa, corriendo y perdiéndose por dos minutos, para volver y sentarse como si nada en el chal.
Sale, patuda.
Y el sol. Y los árboles. Y nada más.
Nada más.
Esto es descansar, señores.
Esto es.
* * *
La otra imagen es esta: mi cama, con esa pátina anaranjada que le dan las cortinas cerradas con el sol pegándoles desde fuera. Y las manchas verdes que te llegan de los cuadros, de los cojines. Blancos y pistachos y naranjas. Enviroment designed for your relax. Y el libro de Chuck Palahniuk que se lee al ritmo de un disco de chill-out. Y tú sentado en el bergiere de tela blanca, con los pies sobre el plumón blanco y el viento tibio que entra por los ventanales abiertos.
Y el sonido de las hojas al pasar.
Y nada más.
Eso, también es descansar señores.
Eso también.
* * *
La última imagen es esta: Una bandeja con quesitos, papitas, aceitunas, frutillas y una michelada en el velador. Y la Romi a un lado y el control en la mano… y PLAY.
Play. Nada más.
Nada más.
Eso. Pasto. Pasto verde. Tan verde como cuando cierras un ojo y llevas puestos esos lentes 3D.
A un lado, tus chalas tiradas; una botella de Vital sobre un chal blanco… Y unas patas regordetas que se mueven entre gorgeos.
Olor a pasto. Olor a colonia de guagua. Olor a perro. Pero no ese olor a perro. Olor a tu perro; recién bañado y esponjoso y con sus patas de algodón encima de ti.
Ah, y una cola peluda a un lado. Un borrón en beige que entra y sale de tu visión periférica.
Sábado en el parque. Solos Nicolás, la Mopa –que, como cualquier mujer, va a la peluquería y le cambia la autoestima; se cree la raja- y, claro, yo. Agarrando a mi guatón de 9 meses y jugando con él. Creyéndome que estamos de vacaciones y a mis espaldas está la piscina.
La Mopa, corriendo y perdiéndose por dos minutos, para volver y sentarse como si nada en el chal.
Sale, patuda.
Y el sol. Y los árboles. Y nada más.
Nada más.
Esto es descansar, señores.
Esto es.
* * *
La otra imagen es esta: mi cama, con esa pátina anaranjada que le dan las cortinas cerradas con el sol pegándoles desde fuera. Y las manchas verdes que te llegan de los cuadros, de los cojines. Blancos y pistachos y naranjas. Enviroment designed for your relax. Y el libro de Chuck Palahniuk que se lee al ritmo de un disco de chill-out. Y tú sentado en el bergiere de tela blanca, con los pies sobre el plumón blanco y el viento tibio que entra por los ventanales abiertos.
Y el sonido de las hojas al pasar.
Y nada más.
Eso, también es descansar señores.
Eso también.
* * *
La última imagen es esta: Una bandeja con quesitos, papitas, aceitunas, frutillas y una michelada en el velador. Y la Romi a un lado y el control en la mano… y PLAY.
Play. Nada más.
Nada más.
20.10.06
¡Por fin!
Ya. Se fue. Salió. Nuestra nueva campaña. La razón por la que no he escrito mucho ultimamente.
O una de ellas, la verdad. Que se viene harta cosa.
O una de ellas, la verdad. Que se viene harta cosa.
13.10.06
Tic tac
El tictac de la lluvia es más lento que el del reloj.
De más que los confundo. De más que por eso que el día anda en cámara lenta.
Me carga la lluvia. Me desarma todo mi sistema moto-almuerzo-en-el-depto-paseo-de-relajo-por-santiago. Encerrado.
Lateado.
Y bueh.
Me traje lasagna de la Romi y aproveché de ver Lost. Tercera temporada, segundo capítulo.
Afuera, llueve. Adentro, sonidos apagados y conversaciones de pasillo.
Ando medio encañado. Quizás por eso la lata. El Gatorade que me tomé en el taxi –dícese de mi desayuno- no me hizo ni cosquillas.
Anoche fui a la comida de la ANDA. Muchas corbatas, muchos conocidos; la comida bien, el show muy divertido. Y a la vuelta una bolsota de los auspiciadores que más parecía saco con muerto adentro.
De hecho había que ir a buscarlo en auto y los tipos te lo echaban al auto.
Paf! Y se notaba el peso.
Lleno de cosas. Cafés, bebidas isotónicas, llaveros, peluches, jabones, chocolates.
Hasta servilletas venían.
La Romi me ve llegar, y de puro cabra chica se pone a sacar la cosas y se desvela hasta las 4 am. Já. La escucho por teléfono y parece que simplemente no hubiera dormido.
Antes de eso, sesión fotográfica con Gabriel. La campaña está filete. Las fotos, idem. Es que es seco, Gabriel. Me mostró un proyecto que está haciendo y, wow. Seco. Y como mi compadre es producido, y venía el cliente y, ya, nos gusta la parafernalia, nos tenía chef, champaña y música ad-hoc para hacer las mil horas de sesión más gratas.
Así que haciendo como que no estoy a dieta y no tengo una comida más rato.
Disfrutando esto de la publicidad. Que en una semana te pasea de egipcio a rock star non stop. En los ratos muertos, aproveché de usar y babear por el PSP (Portable Play Station) del Pollo y hojear la millonada de revistas esparcidas por el loft-estudio de G.
Onderismo de jueves.
Pero ya no es jueves. Es viernes. Y llueve.
En MSN, Suena el celu. Brown.
“¡Gueón, estoy viendo el segundo capítulo de Lost, la tercera temporada!”.
Igual que yo.
Que increíble que es la tecnología. Todos en la misma. El capítulo salió recién hace unos días y ya está acá. En chile. A la cresta.
Mientras, afuera, llueve.
Tic. Tac. Tic. Tac.
Como el reloj, pero apagado.
Sonido pajero. Soundtrack de viernes.
Me carga la lluvia.
Me encantan los viernes.
...
Mmya. Dejémoslo en empate.
De más que los confundo. De más que por eso que el día anda en cámara lenta.
Me carga la lluvia. Me desarma todo mi sistema moto-almuerzo-en-el-depto-paseo-de-relajo-por-santiago. Encerrado.
Lateado.
Y bueh.
Me traje lasagna de la Romi y aproveché de ver Lost. Tercera temporada, segundo capítulo.
Afuera, llueve. Adentro, sonidos apagados y conversaciones de pasillo.
Ando medio encañado. Quizás por eso la lata. El Gatorade que me tomé en el taxi –dícese de mi desayuno- no me hizo ni cosquillas.
Anoche fui a la comida de la ANDA. Muchas corbatas, muchos conocidos; la comida bien, el show muy divertido. Y a la vuelta una bolsota de los auspiciadores que más parecía saco con muerto adentro.
De hecho había que ir a buscarlo en auto y los tipos te lo echaban al auto.
Paf! Y se notaba el peso.
Lleno de cosas. Cafés, bebidas isotónicas, llaveros, peluches, jabones, chocolates.
Hasta servilletas venían.
La Romi me ve llegar, y de puro cabra chica se pone a sacar la cosas y se desvela hasta las 4 am. Já. La escucho por teléfono y parece que simplemente no hubiera dormido.
Antes de eso, sesión fotográfica con Gabriel. La campaña está filete. Las fotos, idem. Es que es seco, Gabriel. Me mostró un proyecto que está haciendo y, wow. Seco. Y como mi compadre es producido, y venía el cliente y, ya, nos gusta la parafernalia, nos tenía chef, champaña y música ad-hoc para hacer las mil horas de sesión más gratas.
Así que haciendo como que no estoy a dieta y no tengo una comida más rato.
Disfrutando esto de la publicidad. Que en una semana te pasea de egipcio a rock star non stop. En los ratos muertos, aproveché de usar y babear por el PSP (Portable Play Station) del Pollo y hojear la millonada de revistas esparcidas por el loft-estudio de G.
Onderismo de jueves.
Pero ya no es jueves. Es viernes. Y llueve.
En MSN, Suena el celu. Brown.
“¡Gueón, estoy viendo el segundo capítulo de Lost, la tercera temporada!”.
Igual que yo.
Que increíble que es la tecnología. Todos en la misma. El capítulo salió recién hace unos días y ya está acá. En chile. A la cresta.
Mientras, afuera, llueve.
Tic. Tac. Tic. Tac.
Como el reloj, pero apagado.
Sonido pajero. Soundtrack de viernes.
Me carga la lluvia.
Me encantan los viernes.
...
Mmya. Dejémoslo en empate.
10.10.06
Numbers
Días de relajo: 3
Calor máximo registrado: 37º (Isla de Maipo; holly microweather, batman!)
Piqueros realizados: de 8 a 9 (¿guatazo-sin-querer vale?)
Libros leídos: 2 (Rayuela, que lo sigo; y El anillo de Tolkien)
Discos más escuchados: 4. Is this it, de The Strokes; Cidade de Deus; Folklore de Nelly Furtado y Kasabian.
Tragos oficiales del finde: 2. Michelada y Mango Sour home-made.
Programas de tv vistos: 0.
Películas vistas: 0.
Horas de sueño promedio: 10.
Tacos registrados a la vuelta: 0.
Así da gusto, peh.
Calor máximo registrado: 37º (Isla de Maipo; holly microweather, batman!)
Piqueros realizados: de 8 a 9 (¿guatazo-sin-querer vale?)
Libros leídos: 2 (Rayuela, que lo sigo; y El anillo de Tolkien)
Discos más escuchados: 4. Is this it, de The Strokes; Cidade de Deus; Folklore de Nelly Furtado y Kasabian.
Tragos oficiales del finde: 2. Michelada y Mango Sour home-made.
Programas de tv vistos: 0.
Películas vistas: 0.
Horas de sueño promedio: 10.
Tacos registrados a la vuelta: 0.
Así da gusto, peh.
5.10.06
4.10.06
Pause
Son las 23.49 de la noche y sigo en la oficina.
Perdón. Seguimos.
Mi otrora pulcro escritorio yace bajo repollitos de papeles, cajas de DVDs, vasitos de mocachinos y hojas rayadas. En ese orden. Su crujido (el de las hojas, porque el crujido de las cabezas pensantes es silencioso) se confunde con el tecleo surround.
Mientras, otro computador, un par de metros más allá, se volvió loco y se cree Elvis. Nunca le he entendido una palabra de lo que canta pero sigo el ritmo con mi zapatilla sobre el papelero.
De ahí Depeche Mode. De ahí Aimee Mann. De ahí me paro y camino dos pasos y tomo impulso y me quedo apoyado entre los cubículos, con los brazos tensos.
Mirando la oficina desde arriba.
Las botellas de coca-cola un poco más allá.
El silencio, un poco más allá.
Gente que apagó los computadores y está viendo tele o chupando o durmiendo, más allá.
Me bajo. Auch. Me falta ir al gym, o algo. Pero con qué tiempo. Entre la pega y la familia, no me quedan ni ganas ni tiempo ni energía.
Feliz año nuevo. Doce o`clock.
Vuelvo. Pienso en pararme otra vez por un mocachino. Otro. Pero nah. Sushi y café no combinan.
Además, qué cafeína. Las ideas están re buenas (ahora “Perfume”, de BajoFondo; creo que es mío), y con eso basta.
Dos latas de chelas y una de coca frente a mi. Me falta una idea más para radio y terminamos.
Ahora Bebe. Y el humo de pucho que me llega a la cara. Agh, saca esa mierda, Pollo.
Él sigue con sus avisos, yo con mi put-radio. Tengo que terminar la tercera idea. Las otras dos están increíbles. Y la línea del Leo también está de pelos. Vamos que se puede. La gráfica está casi lista. Aprobada hace horas.
Falta la puta última frase de radio.
Mañana, reunión. Rica la cara. Pero de ahí presentamos. Salto en bungee. O ganamos o perdemos.
Ganamos. Seguro.
Pero falta una frase más. Una puta frase más. Y Blind Melon empieza y paro y miro lo que he escrito. Click. Mucho relajo. Mejor sigo con la radio.
Perdón. Seguimos.
Mi otrora pulcro escritorio yace bajo repollitos de papeles, cajas de DVDs, vasitos de mocachinos y hojas rayadas. En ese orden. Su crujido (el de las hojas, porque el crujido de las cabezas pensantes es silencioso) se confunde con el tecleo surround.
Mientras, otro computador, un par de metros más allá, se volvió loco y se cree Elvis. Nunca le he entendido una palabra de lo que canta pero sigo el ritmo con mi zapatilla sobre el papelero.
De ahí Depeche Mode. De ahí Aimee Mann. De ahí me paro y camino dos pasos y tomo impulso y me quedo apoyado entre los cubículos, con los brazos tensos.
Mirando la oficina desde arriba.
Las botellas de coca-cola un poco más allá.
El silencio, un poco más allá.
Gente que apagó los computadores y está viendo tele o chupando o durmiendo, más allá.
Me bajo. Auch. Me falta ir al gym, o algo. Pero con qué tiempo. Entre la pega y la familia, no me quedan ni ganas ni tiempo ni energía.
Feliz año nuevo. Doce o`clock.
Vuelvo. Pienso en pararme otra vez por un mocachino. Otro. Pero nah. Sushi y café no combinan.
Además, qué cafeína. Las ideas están re buenas (ahora “Perfume”, de BajoFondo; creo que es mío), y con eso basta.
Dos latas de chelas y una de coca frente a mi. Me falta una idea más para radio y terminamos.
Ahora Bebe. Y el humo de pucho que me llega a la cara. Agh, saca esa mierda, Pollo.
Él sigue con sus avisos, yo con mi put-radio. Tengo que terminar la tercera idea. Las otras dos están increíbles. Y la línea del Leo también está de pelos. Vamos que se puede. La gráfica está casi lista. Aprobada hace horas.
Falta la puta última frase de radio.
Mañana, reunión. Rica la cara. Pero de ahí presentamos. Salto en bungee. O ganamos o perdemos.
Ganamos. Seguro.
Pero falta una frase más. Una puta frase más. Y Blind Melon empieza y paro y miro lo que he escrito. Click. Mucho relajo. Mejor sigo con la radio.
2.10.06
About a book
Mis ganas por escribir comenzaron el día en que tomé un libro de Cortázar que me regaló mi abuela y empecé a leerlo.
Wow.
Fue hace tiempo. Hace años. El gustito nunca lo dejé. O sí; no sé. Me lo quitaron. Fue el tiempo. La falta de. El trabajo. Qué se yo.
Y, claro, ahora parte de mi trabajo es escribir. Not the same, tough. Guiones y frases de radio. Literatura de consumo; historias de 45 segundos con reducción a 30.
El gustillo literario ese -que definitivamente es otro; porque tiene más sabor a tinta y papel crujiendo que a croqueras y powerpoints- me volvió de zopetón en algún momento del sábado. Cuando el reloj andaba en cámara lenta y la tarde teñía de dorado el bergiere de mi pieza.
Dejé la música sonando en mi pieza. Con la Mopa pisándome los talones y aprovechando el silencio Sci-Fi que rondaba mi depto (los niños estaban durmiendo y la Romi andaba en el súper), caminé hasta la pieza de estar, le eché una mirada a mis libros... Y me encontré cara a cara con "eso". El único bloque de hojas que no he sido capaz de leerme de corrido.
Mi némesis.
Así que lo tomé, lo abrí... Y lo empecé.
Tinta. Hojas crujiendo. El reloj que dejó su cámara lenta para irse definitivamente a un fade-out.
...
"Rayuela", here we go.
Wow.
Fue hace tiempo. Hace años. El gustito nunca lo dejé. O sí; no sé. Me lo quitaron. Fue el tiempo. La falta de. El trabajo. Qué se yo.
Y, claro, ahora parte de mi trabajo es escribir. Not the same, tough. Guiones y frases de radio. Literatura de consumo; historias de 45 segundos con reducción a 30.
El gustillo literario ese -que definitivamente es otro; porque tiene más sabor a tinta y papel crujiendo que a croqueras y powerpoints- me volvió de zopetón en algún momento del sábado. Cuando el reloj andaba en cámara lenta y la tarde teñía de dorado el bergiere de mi pieza.
Dejé la música sonando en mi pieza. Con la Mopa pisándome los talones y aprovechando el silencio Sci-Fi que rondaba mi depto (los niños estaban durmiendo y la Romi andaba en el súper), caminé hasta la pieza de estar, le eché una mirada a mis libros... Y me encontré cara a cara con "eso". El único bloque de hojas que no he sido capaz de leerme de corrido.
Mi némesis.
Así que lo tomé, lo abrí... Y lo empecé.
Tinta. Hojas crujiendo. El reloj que dejó su cámara lenta para irse definitivamente a un fade-out.
...
"Rayuela", here we go.
29.9.06
Doble click
Hace rato que H se había vuelto H&C. Pareja al unísono constante.
So, entre el pololeo de mi compadre, campañas varias por mi lado, los niños, el tiempo y mil cosas más, hace mucho que no nos juntábamos a ponernos al día.
Hasta anoche.
Luego de firmar unos originales, llamé a H -así, a solas- y nos juntamos a-por unos Ultimate Margaritas y picoteos varios al Friday`s del Boulevard. Pa apretarle refresh a la vida y echar la talla sin minas de pormedio.
Lo malo del asunto fue que el mozo se equivocó con los Ultimates-chicos y nos trajo una piscina a cada uno, con sal en el borde y bombilla pa respirar bajo el tequila.
Uf.
"Me equivoqué yo, no se preocupen", nos tiró. Pero, auch, debímos haberlo hecho, porque era 2x1 igual nomás. Y los jalapeños de las tortillas me hicieron tirarme el piquero mal. Así que entre tallas y copetes, terminamos a las 10 en el cine del mismo Boulevard viendo "Click".
O doble click, póngale mejor. Que de tanto tequila hasta me gustó la última película de Sandler.
CHAN.
* *
Fade out al viernes. Hoy, con la resaca viva, apliqué mi receta casera (un vasote de café con leche bien frío y dos tostadas con huevos ponchados, quien dijo dieta, oiga).
¿Pero valió de algo? Nah. Es viernes, es fin de mes y el día está de pelos. Así que me puse el hígado otra vez, lo agarré firme y partimos con el grupo de la agencia a celebrar el cambio estacional al Galindo de Bellavista.
Blody Marys.
Chelas.
Pisco sours.
¡Vino con chirimoya de postre!
Y de vuelta a la oficina a seguir pensando.
Que no se puede así, oiga.
So, entre el pololeo de mi compadre, campañas varias por mi lado, los niños, el tiempo y mil cosas más, hace mucho que no nos juntábamos a ponernos al día.
Hasta anoche.
Luego de firmar unos originales, llamé a H -así, a solas- y nos juntamos a-por unos Ultimate Margaritas y picoteos varios al Friday`s del Boulevard. Pa apretarle refresh a la vida y echar la talla sin minas de pormedio.
Lo malo del asunto fue que el mozo se equivocó con los Ultimates-chicos y nos trajo una piscina a cada uno, con sal en el borde y bombilla pa respirar bajo el tequila.
Uf.
"Me equivoqué yo, no se preocupen", nos tiró. Pero, auch, debímos haberlo hecho, porque era 2x1 igual nomás. Y los jalapeños de las tortillas me hicieron tirarme el piquero mal. Así que entre tallas y copetes, terminamos a las 10 en el cine del mismo Boulevard viendo "Click".
O doble click, póngale mejor. Que de tanto tequila hasta me gustó la última película de Sandler.
CHAN.
* *
Fade out al viernes. Hoy, con la resaca viva, apliqué mi receta casera (un vasote de café con leche bien frío y dos tostadas con huevos ponchados, quien dijo dieta, oiga).
¿Pero valió de algo? Nah. Es viernes, es fin de mes y el día está de pelos. Así que me puse el hígado otra vez, lo agarré firme y partimos con el grupo de la agencia a celebrar el cambio estacional al Galindo de Bellavista.
Blody Marys.
Chelas.
Pisco sours.
¡Vino con chirimoya de postre!
Y de vuelta a la oficina a seguir pensando.
Que no se puede así, oiga.
No se puede.
25.9.06
Alright
Partió bien la semana.
Uno: porque se viene relajada. Ideal para hacer avisos entretenidos.
Dos: por el asadito improvisado en la terraza al almuerzo. Con qué carnivorez que ando.
Tres: porque nos acaban de comprar una campaña increíble que, la verdad, no pensé que iban a comprar... pero ¡zas!, los tres avisos. Full producción. Full presupuesto. Full todo.
Estamos celebrando.
Y cuatro: porque me enteré que ayer salí en El Mercurio por el premio que gané en Iberoamerican. El mp3 que me dieron sigue con más del 90% de capaciad y ya no sé qué cresta meterle. ¿Alguna idea?
Y toma. Una encumbrada de ego no le hace mal a nadie. Lo pongo para puro guardarlo. Los papeles guardados no son mi fuerte.
Nosve.
Uno: porque se viene relajada. Ideal para hacer avisos entretenidos.
Dos: por el asadito improvisado en la terraza al almuerzo. Con qué carnivorez que ando.
Tres: porque nos acaban de comprar una campaña increíble que, la verdad, no pensé que iban a comprar... pero ¡zas!, los tres avisos. Full producción. Full presupuesto. Full todo.
Estamos celebrando.
Y cuatro: porque me enteré que ayer salí en El Mercurio por el premio que gané en Iberoamerican. El mp3 que me dieron sigue con más del 90% de capaciad y ya no sé qué cresta meterle. ¿Alguna idea?
Y toma. Una encumbrada de ego no le hace mal a nadie. Lo pongo para puro guardarlo. Los papeles guardados no son mi fuerte.
Nosve.
23.9.06
Here comes the sun
Es impresionante el efecto solar. Me cambia el ánimo. Me saca la idiotez invernal y me vuelve otra persona. Serán las flores. Será que andar en moto en esta época te borra los empapes y resbalones de adoquín del resto del año.
Será que ando feliz nomás. La pega está bien, la family está bien…
Y es finde.
Sábado. Aprovechando que la Romi partió con los niños al cumple de su sobrino –para qué andamos con cosas, por muy bueno que sea para ir al parque, a ver obras infantiles y tirarme al pasto con mis hijos, no hallo nada más latero que un cumpleaños-, le saqué brillo a mi moto, me puse mi casco de verano y partí a dar una vuelta por el Santiago florido y primaveral que nos llegó.
Luego de casi agarrarme con uno de los típicos idiotas que te tiran el auto encima (¡Como no entienden que la moto equivale a un auto; que no por ser chica tiene derecho a la pista completa!), paré en el Bellas Artes. En las orejas, “Anoche”, de Babasónicos. Y luego, claro, para estar a tono, un concierto de la Filarmónica de Beijing que me acompañó todo el trayecto de la exposición del Taller 99. Una serie de grabados increíbles. Estampados, técnicas mixtas… Hay que verlo, está buenísimo.
De Beethoven a Franz Ferdinand, y del Bellas Artes a TXT!, la liquidadora de libros. Nada especial, así que vuelta a la moto, al casco y a la calle más ondera de Santiago: la zona en que se juntan Merced y José Miguel de la Barra.
De ahí, nótese el auto-regaloneo: yo, solo, con el último The Clinic, un cheescake, un jugo de frambuesa gigante y la terraza del Abarzúa.
Vientecito tibio y Jamirquai para acompañar.
...
...
Dos horas en esa.
Hasta que me doy cuenta que está empezando a hacer frío, tomo la moto y parto de vuelta a mi depto por la Costanera. Despacito. Por el parque.
Y es sábado: Y primavera. Y es Santiago. Pero Santiago con sol. Santiago tibio.
Que linda ciudad que se nos vino, ¿no?
Será que ando feliz nomás. La pega está bien, la family está bien…
Y es finde.
Sábado. Aprovechando que la Romi partió con los niños al cumple de su sobrino –para qué andamos con cosas, por muy bueno que sea para ir al parque, a ver obras infantiles y tirarme al pasto con mis hijos, no hallo nada más latero que un cumpleaños-, le saqué brillo a mi moto, me puse mi casco de verano y partí a dar una vuelta por el Santiago florido y primaveral que nos llegó.
Luego de casi agarrarme con uno de los típicos idiotas que te tiran el auto encima (¡Como no entienden que la moto equivale a un auto; que no por ser chica tiene derecho a la pista completa!), paré en el Bellas Artes. En las orejas, “Anoche”, de Babasónicos. Y luego, claro, para estar a tono, un concierto de la Filarmónica de Beijing que me acompañó todo el trayecto de la exposición del Taller 99. Una serie de grabados increíbles. Estampados, técnicas mixtas… Hay que verlo, está buenísimo.
De Beethoven a Franz Ferdinand, y del Bellas Artes a TXT!, la liquidadora de libros. Nada especial, así que vuelta a la moto, al casco y a la calle más ondera de Santiago: la zona en que se juntan Merced y José Miguel de la Barra.
De ahí, nótese el auto-regaloneo: yo, solo, con el último The Clinic, un cheescake, un jugo de frambuesa gigante y la terraza del Abarzúa.
Vientecito tibio y Jamirquai para acompañar.
...
...
Dos horas en esa.
Hasta que me doy cuenta que está empezando a hacer frío, tomo la moto y parto de vuelta a mi depto por la Costanera. Despacito. Por el parque.
Y es sábado: Y primavera. Y es Santiago. Pero Santiago con sol. Santiago tibio.
Que linda ciudad que se nos vino, ¿no?
22.9.06
Recuento primaveral
A ver, resumamos:
hace 1 año exacto, estaba puteando porque me habían rechazado un aviso que, 8 meses más tarde, veo en Cannes y ganando plata con una marca de cervezas gringa.
En fin.
Ahora, en 2006, estoy en McCann como Director Creativo for-the-time y encuéntrome en posición de loto en mi silla, medio chambreado por el almuerzo -Bambino, nos llevó al restorán-casi-de-culto de su familia a comer pollo al champiñón y quedé medio herido en batalla-, terminando unos textos para unos avisos, hojeando shots 96, escuchando a los babasónicos y pelando el cable con una idea que si prende es premio seguro, y si no, un guajajá de la comunidad publicitaria.
Son las cosas del fútbol, ¿viste?
Fuera de la pantalla, la Romi no durmió ni carajo anoche porque Nicolás -el de 8 meses- anda con fiebre. Y yo, claro, con el chip cambiado por alguna alienígena razón, ya no me despierto con los llantos. ¿escudo protector?; it´s evolution, baby?... Y no dejo de sentirme culpable/aliviado.
Es viernes. Me suena a miércoles. Mi mp3 está lleno de toda la música que conozco en la vida y todavía dice "94% libre". No pienso meterle Yuri ni Adrián, así que así se queda nomás.
Y es viernes . Ya lo dije, pero es viernes . Es viernes. Se siente en el sol que empieza a salir entremedio del cubículo gris. La armada de carrete de finde; la música de todos los parlantes mezclándose a todo lo que dan y creando el soundtrack de ravotril aéreo. El viernes adelantado.
Hace 1 año exacto hablaba de "Play" y de la cagada que estaba en la agencia. Ahora conversaba de "Pasiones", la nueva chilena que se viene, y de las cagadas varias que se trajo el trasvasije de "Leche" a "Cielo". Y de "Fiebre", la mini-agencia de BBDO que se lanza en unos días.
Dale, Englishhhh...!!!!
Como ha cambiado todo en 1 año. Un hijo más, sin ir más lejos. Y otra agencia, otro puesto, nuevos amigos, otra estructura.. Y las ganas eternas de seguir pasándolo bien en esta pega y hacer cosas tan increíbles como las que veo en Londres. Sin el presupuesto y sin la apertura mental, claro.
Difícil.
Pero pa eso estamos acá, peh. Para que cuando resulte, se sienta diez veces más fuerte en el pecho.
Vamos que se puede.
Por mientras, de muestra un botón: la tripleta-monstruosa de JWT y su comercial "madre" para la nueva campaña de Sedal. Wow.
hace 1 año exacto, estaba puteando porque me habían rechazado un aviso que, 8 meses más tarde, veo en Cannes y ganando plata con una marca de cervezas gringa.
En fin.
Ahora, en 2006, estoy en McCann como Director Creativo for-the-time y encuéntrome en posición de loto en mi silla, medio chambreado por el almuerzo -Bambino, nos llevó al restorán-casi-de-culto de su familia a comer pollo al champiñón y quedé medio herido en batalla-, terminando unos textos para unos avisos, hojeando shots 96, escuchando a los babasónicos y pelando el cable con una idea que si prende es premio seguro, y si no, un guajajá de la comunidad publicitaria.
Son las cosas del fútbol, ¿viste?
Fuera de la pantalla, la Romi no durmió ni carajo anoche porque Nicolás -el de 8 meses- anda con fiebre. Y yo, claro, con el chip cambiado por alguna alienígena razón, ya no me despierto con los llantos. ¿escudo protector?; it´s evolution, baby?... Y no dejo de sentirme culpable/aliviado.
Es viernes. Me suena a miércoles. Mi mp3 está lleno de toda la música que conozco en la vida y todavía dice "94% libre". No pienso meterle Yuri ni Adrián, así que así se queda nomás.
Y es viernes . Ya lo dije, pero es viernes . Es viernes. Se siente en el sol que empieza a salir entremedio del cubículo gris. La armada de carrete de finde; la música de todos los parlantes mezclándose a todo lo que dan y creando el soundtrack de ravotril aéreo. El viernes adelantado.
Hace 1 año exacto hablaba de "Play" y de la cagada que estaba en la agencia. Ahora conversaba de "Pasiones", la nueva chilena que se viene, y de las cagadas varias que se trajo el trasvasije de "Leche" a "Cielo". Y de "Fiebre", la mini-agencia de BBDO que se lanza en unos días.
Dale, Englishhhh...!!!!
Como ha cambiado todo en 1 año. Un hijo más, sin ir más lejos. Y otra agencia, otro puesto, nuevos amigos, otra estructura.. Y las ganas eternas de seguir pasándolo bien en esta pega y hacer cosas tan increíbles como las que veo en Londres. Sin el presupuesto y sin la apertura mental, claro.
Difícil.
Pero pa eso estamos acá, peh. Para que cuando resulte, se sienta diez veces más fuerte en el pecho.
Vamos que se puede.
Por mientras, de muestra un botón: la tripleta-monstruosa de JWT y su comercial "madre" para la nueva campaña de Sedal. Wow.
21.9.06
Springtime
El día está nublado, no hay flores en la oficina... pero qué carajo: la primavera llegó.
Soundtrack para comenzarla: Montreal -40ºC, de Malajube. (video acá; póngale power)
La canción habla de frío, pero qué tanto. Si no saben francés, suena a primavera.
"Si no tuviéramos invierno, la primavera no sería tan placentera;
y si no probaramos la adversidad, la prosperidad no sería tan bienvenida".
Anne Bradstreet.
Soundtrack para comenzarla: Montreal -40ºC, de Malajube. (video acá; póngale power)
La canción habla de frío, pero qué tanto. Si no saben francés, suena a primavera.
20.9.06
tikitikiti.mp3
El viernes a las 12.30 exactas empezó la "ramada" oficial de la agencia. Empanadas, chicha, cuecas y las caras de vacaciones achoclonándose en el pasillo dando el corte de cinta tricolor. Yo, con mi recién recibido Nomad de 40 GB (regalo de Iberoamerican por haber hecho la mejor frase de radio del mes), me asomaba en mi mac a lo Gollum ("my prrrrecious") y luchaba entre el autismo -40 gb es demasiado espacio para llenar!- y las ganas de partir el 18.
Finalmente, el aparato se descargó.. así que empecé a llenar el hígado.
Se vino el 18.
Un 18 bien extraño. Y es que, a 5 años de matrimonio ya, todavía no me acostumbro a NO estar en la playa, metido en fondas y despertándome encañado. El carrete tira. Pero bueh, qué se le va a hacer: la paternidad te da cosas y te quita otras.
H&C en la playa, dos entradas gratis para la Fonda Kitch en la mano y yo aquí. En mi casa. Paseándome entre carretes familiares, inauguraciones (y re-re-reinauguraciones) de nuestra flamante parrilla a gas y paseos a la plaza.
Tirado para atrás, escuchando música, leyendo, jugando con mis hijos...
Y el fantasma de los 18 pasados que me mira con ojos incrédulos.
¿Cero baile? ¿Cero trasnoche?... Naaaah...
Pero sí, pueh. Es lo que todos llaman el síndrome de "Nido Lleno". La etapa en que ves que todos tus amigos carretean y salen y viven la vida loca mientras uno cambia pañales y se levanta temprano para ir a teatros infantiles.
Y en 18, uf, el tirón del frenazo se siente.
Aunque no me puedo quejar: harto asado, hartas juntadas familiares... y paseos por un Santiago primaveral, silencioso y relajado. Justo lo que estaba necesitando ultimamente. Aunque el fantasma de los 18 pasados me mire desde atrás y me haga gestitos. Aún así.
Porque cuando eso pasa, yo lo miro de vuelta, agarro a mis dos guatones, me tiro al pasto y juego con ellos hasta que estamos todos rojos de tanto reírnos.
No. No hay tikitikitís comparables a disfrutar estos poquitos años que duran siendo niños.
¿Saben qué?... ahora que los escribo, me doy cuenta.
Menos mal que el carrete está en pausa.
Menos mal, porque la vida va siempre en Fast Forward.
Finalmente, el aparato se descargó.. así que empecé a llenar el hígado.
¿Un dato? Muchmusic.net
Se vino el 18.
Un 18 bien extraño. Y es que, a 5 años de matrimonio ya, todavía no me acostumbro a NO estar en la playa, metido en fondas y despertándome encañado. El carrete tira. Pero bueh, qué se le va a hacer: la paternidad te da cosas y te quita otras.
H&C en la playa, dos entradas gratis para la Fonda Kitch en la mano y yo aquí. En mi casa. Paseándome entre carretes familiares, inauguraciones (y re-re-reinauguraciones) de nuestra flamante parrilla a gas y paseos a la plaza.
Tirado para atrás, escuchando música, leyendo, jugando con mis hijos...
Y el fantasma de los 18 pasados que me mira con ojos incrédulos.
¿Cero baile? ¿Cero trasnoche?... Naaaah...
Pero sí, pueh. Es lo que todos llaman el síndrome de "Nido Lleno". La etapa en que ves que todos tus amigos carretean y salen y viven la vida loca mientras uno cambia pañales y se levanta temprano para ir a teatros infantiles.
Y en 18, uf, el tirón del frenazo se siente.
Aunque no me puedo quejar: harto asado, hartas juntadas familiares... y paseos por un Santiago primaveral, silencioso y relajado. Justo lo que estaba necesitando ultimamente. Aunque el fantasma de los 18 pasados me mire desde atrás y me haga gestitos. Aún así.
Porque cuando eso pasa, yo lo miro de vuelta, agarro a mis dos guatones, me tiro al pasto y juego con ellos hasta que estamos todos rojos de tanto reírnos.
No. No hay tikitikitís comparables a disfrutar estos poquitos años que duran siendo niños.
¿Saben qué?... ahora que los escribo, me doy cuenta.
Menos mal que el carrete está en pausa.
Menos mal, porque la vida va siempre en Fast Forward.
15.9.06
Como pelado en peluquería
¿Qué puede hacer un pelado como yo en una peluquería?...
Carreteando, peh.
Que qué?
A ver; un poco de historia:
La Peluquería Francesa está emplazada en Compañía esquina Libertad desde los 1860`. Un edificio añoso, que exuda tiempo, historia... y, desde hace un rato, estilo. Harto estilo.
Y es que detracito de la PF se emplaza el Bulevard Lavaud. Un bar-restorán medio liguriento; ecléctico. Estiloso como un bar francés; clásico como una picada. Suntuosos sillones antiguos -entre los cuales no es raro ver una silla de peluquería, a modo de sofá-, techos altos, carteles del ochocientos colgando de las paredes, y un soundtrack de chill out que te salta al 2006 copa en mano.
Un mito urbano. Que ayer, para el cumpleaños del Pollo, terminé por conocer.
Y aluciné.
Sentado en un sofá como de los que tiene mi abuela, leyendo la carta -que más parecía un suplemento de The Clinic, genial- mientras conversábamos entre luces vaporosas y vinos exquisitos (el sommelier que diseñó la carta es de la Vinoteca; no me despegué del J. Bouchon que servían en copa) me prometí volver. Y luego! No comí nada aparte de los pancitos y el paté de hígado que ponían de cortesía, pero la carta se veía bien buena. Y nada de cara.
Corte al clásico "japiberdei", con torta y todo... y de ahí, al Túnel. La segunda patita de la celebración de mi dupla: harto bajo, harto ron, harto dancing.
Hasta las 3.30 am. Así que imaginense la carita con la que ando.
Así que, permisillo, que voy a tomar desayuno: empezó la fonda McCann y las empanadas y chicha me esperan.
Dicen que son buenas para la caña.
Carreteando, peh.
Que qué?
A ver; un poco de historia:
La Peluquería Francesa está emplazada en Compañía esquina Libertad desde los 1860`. Un edificio añoso, que exuda tiempo, historia... y, desde hace un rato, estilo. Harto estilo.
Y es que detracito de la PF se emplaza el Bulevard Lavaud. Un bar-restorán medio liguriento; ecléctico. Estiloso como un bar francés; clásico como una picada. Suntuosos sillones antiguos -entre los cuales no es raro ver una silla de peluquería, a modo de sofá-, techos altos, carteles del ochocientos colgando de las paredes, y un soundtrack de chill out que te salta al 2006 copa en mano.
Un mito urbano. Que ayer, para el cumpleaños del Pollo, terminé por conocer.
Y aluciné.
Sentado en un sofá como de los que tiene mi abuela, leyendo la carta -que más parecía un suplemento de The Clinic, genial- mientras conversábamos entre luces vaporosas y vinos exquisitos (el sommelier que diseñó la carta es de la Vinoteca; no me despegué del J. Bouchon que servían en copa) me prometí volver. Y luego! No comí nada aparte de los pancitos y el paté de hígado que ponían de cortesía, pero la carta se veía bien buena. Y nada de cara.
Corte al clásico "japiberdei", con torta y todo... y de ahí, al Túnel. La segunda patita de la celebración de mi dupla: harto bajo, harto ron, harto dancing.
Hasta las 3.30 am. Así que imaginense la carita con la que ando.
Así que, permisillo, que voy a tomar desayuno: empezó la fonda McCann y las empanadas y chicha me esperan.
Dicen que son buenas para la caña.
11.9.06
Techos cartón piedra (Antofa, parte 2)
Dedicado a la realidad: en antofa los techos son de cartón. O de plumavit roceada con cemento, que es como lo mismo.
Así que
1) subir por un andamio afirmado con cables oxidados por la lluvia y
2) subir a un techo de cartón porque nunca llueve -excepto hace unos días, primera vez en 15 años- dan como julepín. Pero usté es publicista, así que tiene nervios de acero. Y los porros paraguayos que anduvieron dando vuelta en la noche eran horribles, así que tampoco le tiene miedo a las alturas.
Aperre, oiga.
Flashback: Despertador a las 6. Cara de "no lo puedo creer" a las 6.01. Ventana abierta y mar frente a mi (cara de "no lo puedo creer" pero en buena a las 6.02), Müsli, jugo de naranjas y unas barritas p`a más rato a las 6.40 y el chofer -lo glam dentro de lo anti-glam- a las 7.30 paseándome por Viña clonada por Independencia. O Conchalí con aguita salá.
Pero el Mall la lleva. Está de pelos. Saquen el loguito de la Portada y ponte una bolsa roja que diga "Mall Plaza", porque va a ser lo más top de la zona. Todo de vidrio y acero; tiendas top, unas Terrazas que le dan tres patadas al Boulevard del Parque Arauco...
Y corte. Se imprime. Estamos.
Pasó el mal rato por los escombros que había que mover y no se habían movido.
Pasó la lata. Pasó el ruido de taladros y el pitido eterno de "esta máquina está retrocediendo".
Un mariscal de camarones con erizos a media tarde, un baño de tina con una Smirnoff Ice y la Blank, un zapping ochentero y una salida a comer -misma agradable compañía, misma conversa, mismo pisco sour asqueroso- y tate, que se te fue el fin de semana. Se acabó la filmación, vuelta a Santiago y estaríamos pasando al Mercado por unas machas a la parmesana, que las ganas me siguieron como 1.361 kms. Aprox.
Así que
1) subir por un andamio afirmado con cables oxidados por la lluvia y
2) subir a un techo de cartón porque nunca llueve -excepto hace unos días, primera vez en 15 años- dan como julepín. Pero usté es publicista, así que tiene nervios de acero. Y los porros paraguayos que anduvieron dando vuelta en la noche eran horribles, así que tampoco le tiene miedo a las alturas.
Aperre, oiga.
Flashback: Despertador a las 6. Cara de "no lo puedo creer" a las 6.01. Ventana abierta y mar frente a mi (cara de "no lo puedo creer" pero en buena a las 6.02), Müsli, jugo de naranjas y unas barritas p`a más rato a las 6.40 y el chofer -lo glam dentro de lo anti-glam- a las 7.30 paseándome por Viña clonada por Independencia. O Conchalí con aguita salá.
Pero el Mall la lleva. Está de pelos. Saquen el loguito de la Portada y ponte una bolsa roja que diga "Mall Plaza", porque va a ser lo más top de la zona. Todo de vidrio y acero; tiendas top, unas Terrazas que le dan tres patadas al Boulevard del Parque Arauco...
Y corte. Se imprime. Estamos.
Pasó el mal rato por los escombros que había que mover y no se habían movido.
Pasó la lata. Pasó el ruido de taladros y el pitido eterno de "esta máquina está retrocediendo".
Un mariscal de camarones con erizos a media tarde, un baño de tina con una Smirnoff Ice y la Blank, un zapping ochentero y una salida a comer -misma agradable compañía, misma conversa, mismo pisco sour asqueroso- y tate, que se te fue el fin de semana. Se acabó la filmación, vuelta a Santiago y estaríamos pasando al Mercado por unas machas a la parmesana, que las ganas me siguieron como 1.361 kms. Aprox.
SABÍA USTED QUE: La portada parece media página.
10.9.06
Living non stop (Antofa, parte 1)
Dedicado a propósito de un mp3 genial que me mandaron -si recordara mi clave de Castpost se los mostraría- parodiando a Aeropuerto ("Aeródromo disco-pub"), y porque este fin de semana lo pasé disfrutando de mi pega.
Nótese lo que digo: disfrutando de mi pega. Volando y madrugando y trabajando en una filmación; sufriendo la descentralización en mala... pero también comiendo rico, conversando de cine y música y nuevas tendencias y chupando y porreando de lo lindo.
Pero mejor les cuento bien:
Sábado al almuerzo, un asado improvisado con H&C, el radiotaxi que me pasa a buscar... y antes de decir "bajativo" ya voy volando hacia Antofagasta.
Perdón, un jugo de naranja, la Rolling Stone... y volando hacia el norte.
En las dos horas del vuelo hice dos cosas al unísono: echar de menos las películas de Lan y leer una entrevista a Cerati. Que grande Cerati. Me cae la raja. Será porque estuvo casado con la eternamente exquisita -y mi fetiche absoluto desde revista Paula- Cecila Amenábar, la mina más ondera que existe?
Capaz.
Al cerrar la revista, el glam de tener chofer me recibe pegadito al antónimo inmediato: Antofagasta.
El anti-glam hecho ciudad. En dos palabras, desierto y mar. En tres palabras, desierto y mar. Les debo la tercera palabra. Antofagasta no es nada más que eso.
Holiday Inn Express, entrada express, dejo mis cosas express, me cambio de ropa y me junto con el Dire y su manga para salir a comer:
Pero las buenas intenciones de regaloneo al creativo fueron en vano:
Imaginense el Eladio. Imaginense ahora que lleva 4 años mal. Imaginen que lo venden a los del Chilenazo.
Ese, era lo mejorcito en restoranes de la zona. Plop.
Mayonesa en lugar de mantequilla. CHAN No.1
¿Pescado a la plancha? Tome. Lo hicimos frito, eso sí. CHAN No.2
¿Pisco sour? Claro. Tome. ¿Limón? Sí, le echamos una cascarita y se la sacamos. Pero bueh, Jean Les Pins -¿o Kabuki?- en vez de pisco le da un toque.
CHAN. CHAN. CHAN. CHAN (*).
Pero la ensalá a la chilena está buena, la conversa está entretenida y el vino -viene envasado, no pueden cagarla- está de pelos. Así que seguimos conversando hasta tarde, pelando el cable con proyectos y rayando con películas nuevas y clásicos varios. Hasta que se nos acaba el tema, se nos dan vuelta los ojos y algunos parten a fumar su "bajativo" a la playa mientras yo me tiro a la cama, prendo el aire acondicionado y le pido al de recepción que me despierte a las 6 de la mañana.
"No, no estoy gueveando"
Cuelgo con los ojos ya cerrados.
- -
(*) Copyrights del hermano de Dolape, el único y original productor de DDD Argentina, ídolo, trabajólico y dolape también.
Nótese lo que digo: disfrutando de mi pega. Volando y madrugando y trabajando en una filmación; sufriendo la descentralización en mala... pero también comiendo rico, conversando de cine y música y nuevas tendencias y chupando y porreando de lo lindo.
Pero mejor les cuento bien:
Sábado al almuerzo, un asado improvisado con H&C, el radiotaxi que me pasa a buscar... y antes de decir "bajativo" ya voy volando hacia Antofagasta.
Perdón, un jugo de naranja, la Rolling Stone... y volando hacia el norte.
En las dos horas del vuelo hice dos cosas al unísono: echar de menos las películas de Lan y leer una entrevista a Cerati. Que grande Cerati. Me cae la raja. Será porque estuvo casado con la eternamente exquisita -y mi fetiche absoluto desde revista Paula- Cecila Amenábar, la mina más ondera que existe?
Capaz.
Al cerrar la revista, el glam de tener chofer me recibe pegadito al antónimo inmediato: Antofagasta.
El anti-glam hecho ciudad. En dos palabras, desierto y mar. En tres palabras, desierto y mar. Les debo la tercera palabra. Antofagasta no es nada más que eso.
Holiday Inn Express, entrada express, dejo mis cosas express, me cambio de ropa y me junto con el Dire y su manga para salir a comer:
Pero las buenas intenciones de regaloneo al creativo fueron en vano:
Imaginense el Eladio. Imaginense ahora que lleva 4 años mal. Imaginen que lo venden a los del Chilenazo.
Ese, era lo mejorcito en restoranes de la zona. Plop.
Mayonesa en lugar de mantequilla. CHAN No.1
¿Pescado a la plancha? Tome. Lo hicimos frito, eso sí. CHAN No.2
¿Pisco sour? Claro. Tome. ¿Limón? Sí, le echamos una cascarita y se la sacamos. Pero bueh, Jean Les Pins -¿o Kabuki?- en vez de pisco le da un toque.
CHAN. CHAN. CHAN. CHAN (*).
Pero la ensalá a la chilena está buena, la conversa está entretenida y el vino -viene envasado, no pueden cagarla- está de pelos. Así que seguimos conversando hasta tarde, pelando el cable con proyectos y rayando con películas nuevas y clásicos varios. Hasta que se nos acaba el tema, se nos dan vuelta los ojos y algunos parten a fumar su "bajativo" a la playa mientras yo me tiro a la cama, prendo el aire acondicionado y le pido al de recepción que me despierte a las 6 de la mañana.
"No, no estoy gueveando"
Cuelgo con los ojos ya cerrados.
- -
(*) Copyrights del hermano de Dolape, el único y original productor de DDD Argentina, ídolo, trabajólico y dolape también.
6.9.06
Y dale con la chochera
4.9.06
Perfect weekend
Cuando menos te esperas un buen fin de semana, ¡paf!, que te llega.
Como este, fijesé. El viernes, como que no quiere la cosa, un paseo por la plaza con sol de verano, olor a pasto recién cortado y helados. Puro regaloneo familiar.
Luego, en la tarde, "El Número Equivocado": Un peliculón que le hace la finta a Los Sospechosos de Siempre, con twist al final y todo, y que tienen que ir a ver. Absolutamente recomendada.
Más tarde, como cerrando el día, se vino una juntada en el departamento con todos mis amigos de BBDO, donde la Romi se lució con unos tacos, yo con unos tragos... y métale reirnos hasta las tantas.
Corte al sábado. Por milagro, los nenes durmieron hasta tarde así que desperté con toda la pila. Tanto así, que aproveché de pasear a la perridícula.
¡Y no se crean que soy mal amo, ah?!... Pero como tuvimos que pelarla hace unas semanas, el corte de pelo con el que anda me hace soltarla, mirarla de reojo como para que me lea el pensamiento de sígueme de lejitos nomás... Y si te he visto no me acuerdo.
En la tarde, siguió el disfrute con una salida muy producida al desfile de Pasarela Mall Plaza. La todopoderosa cintita Vip en una mano, vasos cambiando por corte y Pilar Jarpa con Renata Ruiz pasándonos a saludar. La única picada en todo esto fue la Romi, porque le regalaron un sombrero formato viejuja ridícula que no alcanzó a cambiar. Y ahí quedó. Plop.
Pero bueh. El resto, impecable.
(Ah! el domingo 10 muestran el desfile por Mega, luego de CQC. Aviso).
Y cuando ya estabamos volviendo al estacionamiento, suena mi celu.
¿Que qué vamos a hacer?...
Carrete flash en mi depto. Eso. Con una pareja de amigos. Se abre nuevamente la terraza primaveral. Afterhour de último minuto con pajaritos cantando al final.
Domingo, asado en la terracita, un mango sour home made que me volvió fanático... y, zoom!, un cumpleaños familiar para cerrar el día al otro lado de Santiago.
De viernes a domingo, carrete, familia, amigos, salidas, relajo y risas.
Anduvo bien surtido este finde.
¿Y ustedes? ¿Aprovecharon este sol increíble que se nos está instalando?... ¿Hicieron algo entretenido para sacudirse el frío del invierno?...
Cuente nomás, que pa eso estamos.
Como este, fijesé. El viernes, como que no quiere la cosa, un paseo por la plaza con sol de verano, olor a pasto recién cortado y helados. Puro regaloneo familiar.
Luego, en la tarde, "El Número Equivocado": Un peliculón que le hace la finta a Los Sospechosos de Siempre, con twist al final y todo, y que tienen que ir a ver. Absolutamente recomendada.
Más tarde, como cerrando el día, se vino una juntada en el departamento con todos mis amigos de BBDO, donde la Romi se lució con unos tacos, yo con unos tragos... y métale reirnos hasta las tantas.
Corte al sábado. Por milagro, los nenes durmieron hasta tarde así que desperté con toda la pila. Tanto así, que aproveché de pasear a la perridícula.
¡Y no se crean que soy mal amo, ah?!... Pero como tuvimos que pelarla hace unas semanas, el corte de pelo con el que anda me hace soltarla, mirarla de reojo como para que me lea el pensamiento de sígueme de lejitos nomás... Y si te he visto no me acuerdo.
En la tarde, siguió el disfrute con una salida muy producida al desfile de Pasarela Mall Plaza. La todopoderosa cintita Vip en una mano, vasos cambiando por corte y Pilar Jarpa con Renata Ruiz pasándonos a saludar. La única picada en todo esto fue la Romi, porque le regalaron un sombrero formato viejuja ridícula que no alcanzó a cambiar. Y ahí quedó. Plop.
Pero bueh. El resto, impecable.
(Ah! el domingo 10 muestran el desfile por Mega, luego de CQC. Aviso).
Y cuando ya estabamos volviendo al estacionamiento, suena mi celu.
¿Que qué vamos a hacer?...
Carrete flash en mi depto. Eso. Con una pareja de amigos. Se abre nuevamente la terraza primaveral. Afterhour de último minuto con pajaritos cantando al final.
Domingo, asado en la terracita, un mango sour home made que me volvió fanático... y, zoom!, un cumpleaños familiar para cerrar el día al otro lado de Santiago.
De viernes a domingo, carrete, familia, amigos, salidas, relajo y risas.
Anduvo bien surtido este finde.
¿Y ustedes? ¿Aprovecharon este sol increíble que se nos está instalando?... ¿Hicieron algo entretenido para sacudirse el frío del invierno?...
Cuente nomás, que pa eso estamos.
29.8.06
Elevation
Andaba medio ido. Medio rabioso. Medio enojón. Medio saltón.
Andaba pelotudo entero.
Menos mal que me sonó la alarma. Solito. Antes que nada. Antes de volverme un energúmeno y empezar a odiarme a mi mismo.
Así que, sin que nadie me dijera nada, me miré los zapatos, respiré hondo y decidí volver a hacerlo:
Luego de casi 4 años, me saqué los zapatos, me senté, apagué la radio y la tele y la luz… y me puse a meditar.
Flashback:
Cuando chico tuve un sensei de Judo que aprendió todo lo que sabía en Japón. Un sensei de verdad. De esos de mirada calmada, brazo pesado y fraseo de libro. Zen. De él aprendí a hacerlo. A calmarme; a respirar hondo y sentir como toda mi energía se canaliza, reencauzándola otra vez.
Todos los días, por años, medité cada noche. ¿Qué hice hoy? ¿Qué quiero de mi?... Un golpecito al volante que siempre me sirvió para sentirme bien y relajado.
Pero. Siempre hay un pero.
Flashback 2:
Hace unos 4 años, cuando vivía en un departamento especialmente “cargado” (y créanme que siempre fui el primero en usar la palabra estupidez cuando escuchaba algo así, pero es cierto: el departamento tenía muy malas vibras. Tanto que una misma semana se me echó a perder el auto, la moto, el microondas y el playstation. Plop). En esos días, por alguna extraña razón que me niego a llamar coincidencia, dejé de meditar para siempre.
Hasta el domingo. Este domingo. Cuando apagué la luz, cerré la puerta y me senté en el suelo como antes. La espalda muy derecha, la respiración controlada. La mente abierta, para dejar escapar todos los ruidos que no me dejaban pensar.
¿Le han hecho alineación a su auto? Es lo mismo. Es sentir que ahora sí andas bien. El viejo amargado que me estaba apretando la cara se fue, y dejé de sentir el stress y la rabia de nada. Meditar, para algunos, puede sonar a hippies vestidos de blanco o tipos de cabeza rapada con olor a incienso… Pero no. Meditar es simplemente cerrarte al mundo y a los diez mil estímulos a los que te somete la tele y la radio y el auto y la calle… Y darte un rato para verte a ti mismo.
Para mirarte al espejo y decirte, ¿estás bien? ¿Qué te pasa?
Estoy convencido que el mundo sería más tranquilo y más alegre si todos nos dieramos todos los días esos diez o quince minutos para pensar en nosotros mismos. Para ponerle pausa a la vida y “alinear nuestros autos”. Para andar derechito a donde queremos ir sin andar pegando bocinazos.
Andaba pelotudo entero.
Menos mal que me sonó la alarma. Solito. Antes que nada. Antes de volverme un energúmeno y empezar a odiarme a mi mismo.
Así que, sin que nadie me dijera nada, me miré los zapatos, respiré hondo y decidí volver a hacerlo:
Luego de casi 4 años, me saqué los zapatos, me senté, apagué la radio y la tele y la luz… y me puse a meditar.
Flashback:
Cuando chico tuve un sensei de Judo que aprendió todo lo que sabía en Japón. Un sensei de verdad. De esos de mirada calmada, brazo pesado y fraseo de libro. Zen. De él aprendí a hacerlo. A calmarme; a respirar hondo y sentir como toda mi energía se canaliza, reencauzándola otra vez.
Todos los días, por años, medité cada noche. ¿Qué hice hoy? ¿Qué quiero de mi?... Un golpecito al volante que siempre me sirvió para sentirme bien y relajado.
Pero. Siempre hay un pero.
Flashback 2:
Hace unos 4 años, cuando vivía en un departamento especialmente “cargado” (y créanme que siempre fui el primero en usar la palabra estupidez cuando escuchaba algo así, pero es cierto: el departamento tenía muy malas vibras. Tanto que una misma semana se me echó a perder el auto, la moto, el microondas y el playstation. Plop). En esos días, por alguna extraña razón que me niego a llamar coincidencia, dejé de meditar para siempre.
Hasta el domingo. Este domingo. Cuando apagué la luz, cerré la puerta y me senté en el suelo como antes. La espalda muy derecha, la respiración controlada. La mente abierta, para dejar escapar todos los ruidos que no me dejaban pensar.
¿Le han hecho alineación a su auto? Es lo mismo. Es sentir que ahora sí andas bien. El viejo amargado que me estaba apretando la cara se fue, y dejé de sentir el stress y la rabia de nada. Meditar, para algunos, puede sonar a hippies vestidos de blanco o tipos de cabeza rapada con olor a incienso… Pero no. Meditar es simplemente cerrarte al mundo y a los diez mil estímulos a los que te somete la tele y la radio y el auto y la calle… Y darte un rato para verte a ti mismo.
Para mirarte al espejo y decirte, ¿estás bien? ¿Qué te pasa?
Estoy convencido que el mundo sería más tranquilo y más alegre si todos nos dieramos todos los días esos diez o quince minutos para pensar en nosotros mismos. Para ponerle pausa a la vida y “alinear nuestros autos”. Para andar derechito a donde queremos ir sin andar pegando bocinazos.
26.8.06
Throwing Romanini
Aprovechando que por fin la oleada de pega se va calmando, el viernes partimos el creatives bonding: Como no teníamos mucho que hacer en la tarde, partí con la manga del grupo a un bar a tirar ideas para concurso, conversar de la life y, que sé sho, conocernos un poco más. Porque, oye, si pasas 10 horas al día con ellos, mínimo pasarlo bien.
De ahí, al volver a firmar algunos originales y, sin querer queriendo, filmé con el celu un "jackass" que le hicieron a Romanini. En el relajo del viernes, cuando casi no quedaba nadie.
Receta: Tómese una silla con ruedas, tómese un romanini y aviéntese por el pasilo hasta el panel del fondo. Dolor de guata de la risa asegurado.
Y, claro, advertencia previa: sólo para profesionales como Romanini.
Enjoy.
De ahí, al volver a firmar algunos originales y, sin querer queriendo, filmé con el celu un "jackass" que le hicieron a Romanini. En el relajo del viernes, cuando casi no quedaba nadie.
Receta: Tómese una silla con ruedas, tómese un romanini y aviéntese por el pasilo hasta el panel del fondo. Dolor de guata de la risa asegurado.
Y, claro, advertencia previa: sólo para profesionales como Romanini.
Enjoy.
Nota: ningún Romanini fue herido durante la filmación de este video.
22.8.06
Brain`s world
Nuestro mundo está lleno de stress. De niños tomando Ritalín. De suicidios.
De gente mirando el cielo y suspirando deprimida porque se siente vacía.
¿La razón? Una sola. La más importante, al menos:
Y es que en algún momento de los últimos años, el mundo giró en 180 grados y nadie nos avisó. Nadie.
En el año 2001, la Internet se masifica. Y con ella, el mundo imaginacional nos succiona de lleno a las relaciones binarias y el término del tiempo y el espacio como lo conocíamos. Acabo de hablar con un amigo que está en Estocolmo, sólo presionando botones. La gente me persigue colgada de mi celular. Ya no hay espacio. Estamos sólo a números o direcciones de email de distancia.
Ahora, además, la mayoría de nosotros trabaja llevando sólo la cabeza a la oficina. Ya ni los documentos se llevan. Los acarreas simplemente colgado de tu celular o tu pendrive.
El trabajo es mental. La vida se ha vuelto completamente imaginacional.
La mayoría de la gente que trabaja frente a un computador pasa a lo menos 10 horas diarias jugando con conceptos, con ideas. Lo más pesado que levantamos es el basurero cuando se lo entregamos a la gente del aseo. Y si vamos al gimnasio, es sólo para mejorar nuestra imagen.
Cómodos en nuestras sillas y en nuestros cubículos a 18 grados constantes todo el año, nos hemos encerrado en nuestra mente, trabajando en un mercado virtual, con gente virtual del otro lado del computador… Y, a fin de mes, recibimos un monto virtual que rara vez convertimos a billetes. El dinero plástico también es imaginacional.
¿Y entonces qué pasa? ¿Qué tiene esto que ver con el stress y el ravotril? Simple: Por siglos de siglos nuestro cuerpo se desarrolló hasta su máximo potencial. Crecimos, nos hicimos fuertes. Nuestras sinapsis fueron cada vez más rápidas y la adrenalina nos mandó millones de veces a correr o a defendernos.
Nada de eso tiene cabida en el mundo imaginacional.
Not now. Not today.
“Corre”. ¿De qué? ¿De tu computador? ¿Del cliente que te mira del otro lado del escritorio?. “Defiéndete”. ¡¿de qué mierda me defiendo? ¿Del timing que me acaban de poner?...
Y entonces te entra la adrenalina. Que no sale. Que no sabe como salir, a menos que pases por loco y te vayas gritando por los pasillos. Los miedos actuales nunca antes existieron. Los terrores son ahora parte de ti mismo.
Parte de tu cabeza.
Que heavy, pero ese es el mundo de ahora. Y el que se viene.
Acostúmbrense. La vida se volvió cerebral. Y el cerebro, claro, no sabe todavía que el mundo es él.
Así que les invito a meditarlo. A darse cuenta y a mirar con cara de "plop", la misma que tengo yo ahora. Cuando terminen su trabajo, apaguen su computador y vayan camino a jugar Playstation, chatear, ver una película o ir al teatro, recuérdenlo.
It`s the end of the World as we know it.
De gente mirando el cielo y suspirando deprimida porque se siente vacía.
¿La razón? Una sola. La más importante, al menos:
Y es que en algún momento de los últimos años, el mundo giró en 180 grados y nadie nos avisó. Nadie.
En el año 2001, la Internet se masifica. Y con ella, el mundo imaginacional nos succiona de lleno a las relaciones binarias y el término del tiempo y el espacio como lo conocíamos. Acabo de hablar con un amigo que está en Estocolmo, sólo presionando botones. La gente me persigue colgada de mi celular. Ya no hay espacio. Estamos sólo a números o direcciones de email de distancia.
Ahora, además, la mayoría de nosotros trabaja llevando sólo la cabeza a la oficina. Ya ni los documentos se llevan. Los acarreas simplemente colgado de tu celular o tu pendrive.
El trabajo es mental. La vida se ha vuelto completamente imaginacional.
La mayoría de la gente que trabaja frente a un computador pasa a lo menos 10 horas diarias jugando con conceptos, con ideas. Lo más pesado que levantamos es el basurero cuando se lo entregamos a la gente del aseo. Y si vamos al gimnasio, es sólo para mejorar nuestra imagen.
Cómodos en nuestras sillas y en nuestros cubículos a 18 grados constantes todo el año, nos hemos encerrado en nuestra mente, trabajando en un mercado virtual, con gente virtual del otro lado del computador… Y, a fin de mes, recibimos un monto virtual que rara vez convertimos a billetes. El dinero plástico también es imaginacional.
¿Y entonces qué pasa? ¿Qué tiene esto que ver con el stress y el ravotril? Simple: Por siglos de siglos nuestro cuerpo se desarrolló hasta su máximo potencial. Crecimos, nos hicimos fuertes. Nuestras sinapsis fueron cada vez más rápidas y la adrenalina nos mandó millones de veces a correr o a defendernos.
Nada de eso tiene cabida en el mundo imaginacional.
Not now. Not today.
“Corre”. ¿De qué? ¿De tu computador? ¿Del cliente que te mira del otro lado del escritorio?. “Defiéndete”. ¡¿de qué mierda me defiendo? ¿Del timing que me acaban de poner?...
Y entonces te entra la adrenalina. Que no sale. Que no sabe como salir, a menos que pases por loco y te vayas gritando por los pasillos. Los miedos actuales nunca antes existieron. Los terrores son ahora parte de ti mismo.
Parte de tu cabeza.
Que heavy, pero ese es el mundo de ahora. Y el que se viene.
Acostúmbrense. La vida se volvió cerebral. Y el cerebro, claro, no sabe todavía que el mundo es él.
Así que les invito a meditarlo. A darse cuenta y a mirar con cara de "plop", la misma que tengo yo ahora. Cuando terminen su trabajo, apaguen su computador y vayan camino a jugar Playstation, chatear, ver una película o ir al teatro, recuérdenlo.
It`s the end of the World as we know it.
21.8.06
Springa
Dicen que la felicidad está en las cosas simples.
I couldn`t agree more.
El sol que entra a chorros por la ventana; andar usando el casco de verano y paseando en la moto como si los tacos no existieran (bueh, en moto no existen, es un decir)… y, más que nada, que por fin la pelea que estuve teniendo hace rato para que pudieramos bajar Podcasts dio sus frutos. Radio Minga suena por mis parlantes, estoy bajando podcasts de Comedy Central y el sol se cuela por mi cubículo. Fotosíntesis completa.
Soy de verano. De sol. De luz. Así que qué me dijeron a mi! El finde con un picoteo primaveral en mi terraza con buenos amigos, pisco sour hecho en casa (¡como había olvidado la diferencia!: jugo de limón, un limón de pica entero, goma, clara de huevos y a la juguera. Ñami) y conversa hasta las 4 am. con Brown, el productor de Rec, con quien solemos cagarnos de la risa, por reloj, cada 30 segundos, mitad tontera mitad actualité.
Así que estuvo rico el finde. Sábado de relajo, domingo de asado. Misma terraza, mismo aroma de flores, misma sensación de que partió lo mejor del año. La época en que se abren las ventanas, se apaga la tele y se cambia el scaldasonno por unos buenos mojitos.
¿Mi recomendación? Aprovechar este lapsus invernal, juntarse con los amigos y dejar que el único zumbido electrónico sea el de buena música acompañando los chin-chin de vasos, copas y platos.
Enjoy.
I couldn`t agree more.
El sol que entra a chorros por la ventana; andar usando el casco de verano y paseando en la moto como si los tacos no existieran (bueh, en moto no existen, es un decir)… y, más que nada, que por fin la pelea que estuve teniendo hace rato para que pudieramos bajar Podcasts dio sus frutos. Radio Minga suena por mis parlantes, estoy bajando podcasts de Comedy Central y el sol se cuela por mi cubículo. Fotosíntesis completa.
Soy de verano. De sol. De luz. Así que qué me dijeron a mi! El finde con un picoteo primaveral en mi terraza con buenos amigos, pisco sour hecho en casa (¡como había olvidado la diferencia!: jugo de limón, un limón de pica entero, goma, clara de huevos y a la juguera. Ñami) y conversa hasta las 4 am. con Brown, el productor de Rec, con quien solemos cagarnos de la risa, por reloj, cada 30 segundos, mitad tontera mitad actualité.
Así que estuvo rico el finde. Sábado de relajo, domingo de asado. Misma terraza, mismo aroma de flores, misma sensación de que partió lo mejor del año. La época en que se abren las ventanas, se apaga la tele y se cambia el scaldasonno por unos buenos mojitos.
¿Mi recomendación? Aprovechar este lapsus invernal, juntarse con los amigos y dejar que el único zumbido electrónico sea el de buena música acompañando los chin-chin de vasos, copas y platos.
Enjoy.
16.8.06
Atari flavoured
Ya. Es cierto. Asumo. Ando re poco blogger estos días.
El mundo real me tiene agarrado de las patas y recién ahora me está soltando. Y poquito nomás.
O será que el finde largo lo agarré con tutti y me recargué, y hoy tengo uno de esos días de refill mental. No sé.
La cosa es que Latidos Urbanos me contagió la nostalgia ochentera-infantil y, en vez de googlear, lo youtubé (yo lo dije primero, gané palabra!!)... Y, tomad. Recuerdos con sabor a palta, Quick de Frutilla, Memo Bochinche y Festival de la Una.
Y ojo, ah, que como dice el comercial ese: si también se te ponen los ojos llorosos, estás a medio camino de jubilarte.
Un clásico absoluto: aquí. Y sigue aquí y aquí.
Esta otra está increíble.
¿Y esta? Uuuuf. Tumách.
Ya, oye. Cambio y fuera.
El mundo real me tiene agarrado de las patas y recién ahora me está soltando. Y poquito nomás.
O será que el finde largo lo agarré con tutti y me recargué, y hoy tengo uno de esos días de refill mental. No sé.
La cosa es que Latidos Urbanos me contagió la nostalgia ochentera-infantil y, en vez de googlear, lo youtubé (yo lo dije primero, gané palabra!!)... Y, tomad. Recuerdos con sabor a palta, Quick de Frutilla, Memo Bochinche y Festival de la Una.
Y ojo, ah, que como dice el comercial ese: si también se te ponen los ojos llorosos, estás a medio camino de jubilarte.
Un clásico absoluto: aquí. Y sigue aquí y aquí.
Esta otra está increíble.
¿Y esta? Uuuuf. Tumách.
Ya, oye. Cambio y fuera.
PeParty
Desde el sábado a las 8 pm clavadas, aleluya hermanos, vivimos con la Romi 24 horas de despaternización.
Y no me malentiendan, ¿ah? nononó. Me encanta estar con mis babies. Rayo con ellos. Pero, uf, de vez en cuando... se agradece.
Así que partimos a repartir críos al mundo (literalmente; Sebastián con su primo y Nico con su tía abuela), nos arreglamos, escuchamos el inaudito silencio del depto. (interrumpido de vez en cuando, debo decirlo, por la Perridícula, que se quedó botada como un dedo) y partimos felices, hiperventilados y peatones -se venía rudo el carrete- al cumpleaños de la Pepa, mi hermana, al Vitamina de Orrego Luco.
Sólo para nosotros. Juegue. Del punchi-punchi al infaltable raggaetón. Ron, pisco sour, picoteo. Todo en estroboscópica y con el suelo retumbando. Osea... absolutamente ¡in-cre-ible!!
Bailamos, tomamos, nos reímos, tomamos, sacamos fotos, tomamos, nos encontramos con gente que no veíamos hace tiempo, tomamos, cantamos el cumpleaños feliz... y hasta tomamos.
De hecho, alcanzó incluso para dármelas de DJ por un rato.
Y no sé si lo mejor de todo fue el cumpleaños en sí, o el hecho de llegar al depto en la madrugada y dormir, dormir, dormir hasta como las 2 pm del día siguiente. Sin papas ni pañales ni nada más en mente que abrir el diario, escuchar música suavecita y aprovechar el silencio.
Relax? Sí, claro.
Lleno, por favor.
Y no me malentiendan, ¿ah? nononó. Me encanta estar con mis babies. Rayo con ellos. Pero, uf, de vez en cuando... se agradece.
Así que partimos a repartir críos al mundo (literalmente; Sebastián con su primo y Nico con su tía abuela), nos arreglamos, escuchamos el inaudito silencio del depto. (interrumpido de vez en cuando, debo decirlo, por la Perridícula, que se quedó botada como un dedo) y partimos felices, hiperventilados y peatones -se venía rudo el carrete- al cumpleaños de la Pepa, mi hermana, al Vitamina de Orrego Luco.
Sólo para nosotros. Juegue. Del punchi-punchi al infaltable raggaetón. Ron, pisco sour, picoteo. Todo en estroboscópica y con el suelo retumbando. Osea... absolutamente ¡in-cre-ible!!
Bailamos, tomamos, nos reímos, tomamos, sacamos fotos, tomamos, nos encontramos con gente que no veíamos hace tiempo, tomamos, cantamos el cumpleaños feliz... y hasta tomamos.
De hecho, alcanzó incluso para dármelas de DJ por un rato.
Y no sé si lo mejor de todo fue el cumpleaños en sí, o el hecho de llegar al depto en la madrugada y dormir, dormir, dormir hasta como las 2 pm del día siguiente. Sin papas ni pañales ni nada más en mente que abrir el diario, escuchar música suavecita y aprovechar el silencio.
Relax? Sí, claro.
Lleno, por favor.
De izquierda a Derecha: Ritalin DJ, Japiberdei with cuchufly, la cumpleañera y el trio de giles de siempre. No actuaron hoy: la Romi, que hizo de fotógrafa.
7.8.06
Cinco
El viernes no sólo fue el final de dos semanas completas trasnochando y pensando y rayando hojas y mirando el techo, con los sesos fundidos.
También era mi aniversario. Así que comprenderán mi agotamiento. Dos meses haciendo dos pegas; dos semanas con todas las cuentas activadas, trabajando hasta las 2 am y comiendo sushi en una sala de reuniones en lugar de ver a mis hijos y mi señora; con todas los ejecutivos arañándote la espalda con un reloj en la mano. Un reloj de apenas 24 horas cuyo tic-tac iba cada vez más rápido…
Hasta que terminó todo. Por fin. El big bang regresivo que llegó con una presentación de 3 horas en la mañana, y otra de 4 horas en la tarde. Salí de la última presentación como un zombie. Atontado. Tanto, que mi cabeza se dio el lujo de hacer tilt por ratos y olvidar guiones y una que otra norma básica de presentación.
Uf.
A las 8 pm, la frustración dio paso al alivio: mientras las luces de mi moto iluminaban la salida del estacionamiento y se perfilaban hacia mi depto, respiré más tranquilo. Se acabó la semana. Así que aceleré y me dirigí al pedazo de vida que tenía en pausa. Big time: Mi 5to. Aniversario había partido hace rato y todo lo que había podido hacer era enviarle a la Romi 5 rosas rojas, compradas por internet.
Así que me saqué el casco y la pega de encima al unísono. Me duché, me afeité, me puse mi mejor pinta, cambié las 2 ruedas por 4... y partimos a celebrar al infalible Sibaritas de Bellavista.
Tenía que ponerme al día. Tenía que hacer que el reloj volviera a tener 60 tic-tacs por segundo.
Y lo logré. O mejor dicho lo logró ella. Mi esposa por 5 años. La única mujer que es capaz de sacarme todas las neuras con un cariñito en la oreja y un beso en la mejilla.
Gracias, amore mio.
Gracias por estos 5 años... y por recordarme por enésima vez por qué me casé contigo.
Soundtrack: "She", versión de Charles Aznavour.
También era mi aniversario. Así que comprenderán mi agotamiento. Dos meses haciendo dos pegas; dos semanas con todas las cuentas activadas, trabajando hasta las 2 am y comiendo sushi en una sala de reuniones en lugar de ver a mis hijos y mi señora; con todas los ejecutivos arañándote la espalda con un reloj en la mano. Un reloj de apenas 24 horas cuyo tic-tac iba cada vez más rápido…
Hasta que terminó todo. Por fin. El big bang regresivo que llegó con una presentación de 3 horas en la mañana, y otra de 4 horas en la tarde. Salí de la última presentación como un zombie. Atontado. Tanto, que mi cabeza se dio el lujo de hacer tilt por ratos y olvidar guiones y una que otra norma básica de presentación.
Uf.
A las 8 pm, la frustración dio paso al alivio: mientras las luces de mi moto iluminaban la salida del estacionamiento y se perfilaban hacia mi depto, respiré más tranquilo. Se acabó la semana. Así que aceleré y me dirigí al pedazo de vida que tenía en pausa. Big time: Mi 5to. Aniversario había partido hace rato y todo lo que había podido hacer era enviarle a la Romi 5 rosas rojas, compradas por internet.
Así que me saqué el casco y la pega de encima al unísono. Me duché, me afeité, me puse mi mejor pinta, cambié las 2 ruedas por 4... y partimos a celebrar al infalible Sibaritas de Bellavista.
Tenía que ponerme al día. Tenía que hacer que el reloj volviera a tener 60 tic-tacs por segundo.
Y lo logré. O mejor dicho lo logró ella. Mi esposa por 5 años. La única mujer que es capaz de sacarme todas las neuras con un cariñito en la oreja y un beso en la mejilla.
Gracias, amore mio.
Gracias por estos 5 años... y por recordarme por enésima vez por qué me casé contigo.
Soundtrack: "She", versión de Charles Aznavour.
3.8.06
Bloghunter
Los coolhunters salieron de su madriguera y ahora todos los conocen. Hace rato que la publicidad está usando a esta nueva raza de busca-tendencias para ver qué usar, qué poner y qué cantar en los comerciales, logos y marcas.
A propósito de eso -y porque, la verdad, tengo el cerebro seco de tanta campaña y no me da para escribir algo que no sea un copy+paste-, les dejo este trendy sitio de FaceHunters. De hecho, hasta puedes enrolarte y ser parte de ellos.
Click it... and enjoy.
Blogged with Flock
1.8.06
Ups and loops
Según Big Boss es bueno que de vez en cuando te cuestiones si realmente sirves para esto o si estás puro parando el dedo. Según él.
Lo que es yo, el bloqueo es igual al frikeo. No me pasa muy seguido. Y cuando me pasa, uf. Aléjense del monstruo pelado de zapatillas.
Efecto hoja en blanco. Efecto trasnoche de martes a martes (contando incluso el domingo, oiga), hojas y hojas de rendiciones por almuerzos y comidas y con branquias que se me empiezan a asomar de tanto comer sushi...
Y, entremedio de todo, una fukin` campaña que no sale.
Puje, puje; mueva neuronas, traiga referencias, abra los ojos con pinchos y vea Cannes y shots y métase con los cool hunters. Coma revistas y restriéguese los tester de los perfumes en el cuello...
Nada. Absolutamente nada.
Para Big Boss, al menos. Que rechaza todas las ideas con movimientos precisos de monje shaolín.
No. No. No. No.
¿Seré yo, señor?
¿Seré yo?
No queda otra. Big Boss ES Big Boss. Él corta el queque. Él manda.
Así que déle que se puede. Campaña formato para ganar concursos. Brief formato para hacer genialidades...
Y siga participando, oiga, que la noche es joven y el sushi no se acaba.
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