Le puedo echar la culpa a la época. A la cantidad de trabajo. A la fiesta. A la etapa en la que está mi hijo y el embarazo de la Romi y el gimnasio y todo lo que me rodea y llamo "Vida", con mayúsculas... pero no debiera ser así.
No es para esto que empecé mi blog. Y no es por eso que estoy así.
...
Cuando tenía 10 años tuve un sensei de Judo que estudió en japón. Él, más que enseñarme los randoris y las llaves y saludar antes y después de entrar al tatami, me enseñó a buscar la paz. A enfocarme.
A buscar mi calma interior. Esa que nunca escuchamos... pero que siempre está ahí.
Me enseñó a meditar; a canalizar mis pensamientos y enfocarlos con más fuerza. A enfocarme en la vida que quiero, la que tengo y la que tuve. Desde muy chico me di cuenta que meditar no es muy distinto que rezar (de hecho me parece que en algún post de hace meses lo comenté). Cambia el sujeto, nunca el objeto. Ni la razón ni el fin último. Pero esa misma fuerza y empuje que me dio el saber para donde tirar, en algún momento se desvaneció. Por lo mismo que me pasa ahora: la vida me empuja de la correa cual perro hiperkinético y no puedo dejar de seguir su paso acelerado. Hace meses que no medito. Que no me escucho. Y se nota: empecé a estresarme más seguido. A engordar. A vivir por inercia. A pelearme por estupideces que antes nisiquiera consideraba...
Que lata mirar tu blog, que supuestamente partió para poder darte ese tiempo perdido, y ver que no es otra cosa que un copy paste de lo que te pasa por fuera. Un hice esto y lo otro.
No un sentí esto y lo otro.
O quiero esto y lo otro.
Cuando escribo esto, hasta me cambia la postura. Mi espalda deja de estar encorvada sobre el teclado. Inspirar. Expirar. Seguir los hilos de cada pensamiento tonto hasta que se desvanece, como hebras de algodón dulce.
Podían decir que la mayoría de mis posts son lights y sosos. Y tendrían toda la razón. Porque desde hace rato que vivo el día a día con los ojos para afuera.
En estos días estoy con la locura absoluta. La guagua que viene; Sebastián en su nivel nuevo del jardín -odiando a la tía nueva-; un año profesional que se me va (porque cuento mis años con Achap, que te premia tu trabajo a un año exacto)...
Y miro para atrás y hago una mueca.
Todo es un estado mental. Y eres más viejo cada segundo. Cada segundo. Cada segundo.
Y piensas...
No. Meditas.
...que la única forma de darte un sentido y un enfoque a tu vida-y por adición a tu bitácora-, es sacarse los zapatos con suela quemada y seguir caminando descalzo.Un paso por vez. Un día por vez.
Un pensamiento por vez.
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