23.3.05

What ifs

Anoche fue la despedida de Andrés en el Tiramisú. Entre Sake Sours, pizzas y las caras de siempre. Excepto Martín, of course, a quien –dicen- no lo dejaron venir. Obvio, si por él Andrés se está yendo.

Terminamos temprano. 11 pm máximo. Y mientras me venía de vuelta en la moto, me puse a pensar en lo que habló: que hay que ser consecuente con lo que uno quiere, jugársela. Cosa de no mirar para atrás a los 80 años y preguntarse qué habría sido de ti si hubieras hecho lo que siempre quisiste.
¿Cuántas veces me ha pasado eso? ¿Cuántas veces he dejado de hacer o decir algo, simplemente por no ser más jugado? Partiendo por las millones de veces que, cuando pendex, me sentí atraído por alguna tipa a la que no tuve los cojones de invitar a salir o, si salía con ella, decirle lo que sentía. ¿Qué habría sido de eso? Es casi como “Butterfly Effect”: los efectos hacia delante habrían cambiado totalmente mi vida, obviamente.
1992: en la gira de estudios, cuando salimos a caminar con mi “amor-de-colegio” y ella prácticamente se me declaró, ¿por qué no hice nada, si me moría por darle un beso?
1996: En vez de terminar con la chiflada de la Mariana, ella fue la que me pateó. Conclusión, nunca supe si quedé cagado del corazón o el autoestima. (By the way, la divisé a lo lejos este finde en el Hoyts de la reina, y fue como un “gracias porque no sigo con ella! Digamos sólo que el tiempo ha sido cruel con ella. Karma, creo yo)
1999: Si realmente me la hubiera jugado por la Caro y hubiera hecho lo que debí hacer, dejando las flores y las notitas y agarrando el toro por las astas y diciéndole lo que sentía, ¿me habría dejado por su ex?
2000: Si me hubiera decidido a partir a Europa, solo, terminando con la Romi, ¿habría vuelto por ella, o me habría quedado allá? Tiendo a pensar lo segundo, conociendo mi fascinación por esos lares.

Al final, y sobretodo con lo último, claro, tiro la línea temporal y me doy cuenta de que, aunque seguramente perdí mucho, también habría perdido lo que tengo ahora: a mi hijo, de partida. Una carrera que sigue subiendo rápido y, claro, todas las cosas materiales. Pero al final eso es lo de menos:
Perdí pololas, gané una mujer que me entiende y me ama.
Perdí Europa, gané una familia.
Perdí amigos, gané verdaderos amigos.
Perdí carretes… gané un hijo.

Todos los días tomamos decisiones importantes. A veces cosas que ni nos parecen tal, se convierten en un giro en nuestra vida. No sé si a los 80 voy a mirar para atrás y reprocharme lo que no hice…
Pero, hasta ahora, a mis 28 años, miro para atrás y sonrío.

1 comentario:

Black Mamba dijo...

aahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, qué lindo!

PD: así es que los años le pesan a la Mariana, ah?