Este fin de semana muriò el papa. Y pese a todas mis trancas con los curas y la iglesia, me considero una persona super espiritual... Asì que lo sentí fuerte. Independiente de si crea o no en algunos -o la mayorìa- de los dogmas de la iglesia católica, la figura del papa siempre la he sentido cercana. Recordé, junto a millones de personas, el cómo me tocó la venida de Juan Pablo II en 1987. Vi a millones de personas unidas en un rezo. Todos los credos. Todas las caras expectantes... y luego tristes.
Este fin de semana fuimos al cerro (la Romi querÃ-a darle gracias a la Virgen por cómo ha sido nuestro año, y pedirle por el viaje que vamos a hacer). Yo, me senté a meditar. El lugar, lo reconozco, es imponente. Pese a la bulla de la gente y los flashes y los niños, se siente una paz enorme. Medité mucho. Como hace tiempo no lo hacía, y di gracias por todo lo que tengo. Lo que realmente tengo. Porque, al final, lo material y lo bonito y lo cool viene y se va. Pero tener una mujer que te ame y te apoye en todo como la Romi, y ser el papá de un niño tan despierto y cariñoso como Sebastián, es simplemente todo lo que uno puede pedir.
Hasta el lunes!
3.4.05
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