El sábado, mientras el niño con rulos filmaba un comercial por el día del padre, este niñito que pide su "iede" (leche) en el post de acá abajo, me acompañó todo el día en mis peripecias santiaguísticas. Que incluyeron:
1
Pasar a saludar a mi ex equipo, donde justamente rulientoboy estaba filmando el comercial. Sensación rara, esto de estar pero no estar. Él, feliz. Dice que ahora que va a salir en la tele va a ser famoso y tendrá un "muñeco de acción con su cara". Jajá.
2
Como la filmación fue en Chucre Manzur, nos pegamos un pique a la Vega. Luego de agarrar un gato tiñoso y jurar que es su gato -se parecía, de no ser por la tiña y el ojo de menos-, quedé operado de los nervios: ¿han visto ese liquido negro y viscoso que hay en las veredas? Adivinen quién se cayó de pleno en él. Síp. Kedo iede.
3
Un momento padre-hijo con impulso antidieta: nada mejor que tomarse un helado en el Bravissimo con tu hijo de 2 años. ¿e gutó mi elao?; y cucharear y quedar todo pegoteado, pero felices.
Claro que maldito el corte de agua en Providencia. Todavía mis manos huelen a toallitas perfumadas. Agh.
4
Imaginate andar solo con un niño hiperkinético y pasar a una tienda a comprarle zapatillas. Caos total: él metiéndose entre los maniquíes y los percheros mientras yo lo perseguía con una zapatilla en la mano. "¿Iki Mauz?"... "Sí, pero sale de abajo de esa señora!!"
5
Revisor en la oficina de la licitación que estamos armando. Resultado: una aprobación absoluta por su parte ("zuper", con el dedo pulgar hacia arriba); y mi oficina blanca-blanca, con rayas azules-azules de plumón. No entendió que era para las hojas que le pasé.
26.5.08
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