Tiempo no me ha faltado. Seguramente es ese típico "ataque de la hoja en blanco" que ultimamente me hace postear cada vez menos.
O será que están pasando tantas cosas que no se por donde agarrarlas, darles forma y poner "post".
A ver, pero ordenémonos. Algo va a salir.
Son las 21.30 y estoy frente al PC. Suena raro decir "pc". Ocho años dicendo "mac" con orgullo, y zas que me topo otra vez con Mr. Gates. Porque la Romi estaba aburrida del Casa de Herrero; y porque Sebastián...
Uf. Sebastián entra al colegio.
Esta semana.
Eso es lo que me tiene plop. Y desde ahora; hace re poco!
Hoy mismo, me llegó el zumbido de imágenes que se me vienen en las próximas dos décadas.
Colegio. Mis hijos en el colegio.
Al segundo le falta, eso sí.
Pero no. No me quiero diluír. Volvamos a ordenarnos:
Hoy en la mañana hice algo que hace tiempo que no hacíamos: me levanté a una hora "menos indecente" (11 am?), tomé desayuno con Sebastián -que, para los que no leen tan seguido este blog, es mi hijo de 5 años; el hermano del otro, de 1, y mediohermano/mediopapá de la hija peluda y con cola que me sigue como sombra-, le pasé un pañito a la moto, le pasé su casco amarillo, mis anteojos para manejar de noche, y nos fuimos los dos despaciiiito por Los Leones, doblamos en Irarrázabal, y llegamos justo-justo al inicio de la Obra de Teatro que, como todos los domingos, dan gratis en la Casa de la Cultura de Ñuñoa.
Tiempo de calidad padre/hijo.
Y ahí me partió todo. Porque la Romi viene hace meses con el cuasi llanto de que su "niñito" ya va a entrar al colegio. Y a mi, la verdad, como como que no me llegó...
Hasta que lo miré de reojo, viendo la obra, y me cayó la teja.
Mi hijo entra al colegio.
Flashback de la guata de la Romi.
Sebastián entra al colegio.
Flashback de sus rulos rojizos saliendo de la guata. La Romi casi en coma; el doctor serio que me dice "cúidelo", con un tono que me sonó más a papá viudo que a otra cosa.
Mi hijo mayor, mi guagua... entra al colegio.
Y hoy, en el Jumbo, cuando veíamos su MOCHILA, su COLACIÓN y hablabamos de los LAPICES y LISTA DE UTILES, asumí. Con todo.
Plop.
Mi hijo entra al colegio.
Es tan típico eso de las viejas que te miran y te dicen "¡uuuy, qué increíble, si yo lo conocí de guaguita!"...
Así me siento. Como una de esas viejas que te agarran los cachetes y te dicen a 4.000 decibeles que "¡Uuuuuuy, que grande que estáaas!"
El tiempo se me congeló, pasó en Fast Forward y volvió a congelarse cuando mi hijo se rió por un chiste de los actores.
Mi hijo entra al colegio. Compañeros. Pruebas. Luego polola. Trabajo.
Y cuando vuelves a tocarte la mejilla, todavía roja por los dedos de la tía esta, tu hijo está con otro hijo en los brazos riéndose por un chiste en una obra de teatro infantil.
Wow.
Y yo aquí escribiendo.
Los dejo. Voy a ir a mirar al otro nene -Sebastián salió con la Romi a probarse los PANTALONES DE COLEGIO-. Le voy a agarrar la mejilla despacito y le voy a decir:
"¡uuuuy, que chico que estáaaas"...
Y seguro que se ríe. Seguro, porque le encanta cuando hago el payaso.
Pero yo se lo voy a decir en serio. Con un nudo en la guata. Porque, apenas me de vuelta, va a estar preguntándome si le presto el auto.
25.2.07
22.2.07
El mundo está loco
21.2.07
Screen-saved
¿Que por qué he escrito tan poco? Por las pantallas.
Las pantallas me persiguen, y les trato de hacer el quite lo más posible.
Y no me miren raro. Soy fanático de la tecnología. Sólo que últimamente (echale la culpa a mis vacaciones de piscina, hamacas y libros de papel), me he dado cuenta de que estamos volviéndonos más mentales que animales.
Y eso no es tan bueno como suena, ¿no?
Alguna vez hablé de esto, pero sigo pegado con el tema. Esta semana, más que nunca.
Vivimos en un mundo mental, donde el estado físico pasó a ser sólo una preocupación estética y de salud. Nunca práctica.
Todo por culpa de las pantallitas.
Y es cómodo, claro. Como no lo va a ser:
Me despierta una pantallita. Otra me cuenta las noticias mientras una tercera, que nunca está a la hora, se prende sola. Apago la segunda y me quedo pegado con la música de la tercera.
Otra pantalla me avisa la velocidad a la que voy. Llego a otra que me pregunta el piso al que voy. Y de ahí, non stop a la pantalla con ventanitas.
Porque, claro, antes tenías que despegarte de tu ventanita binaria aunque fuera para pescar una cinta de un comercial y echarle una mirada en Otra pantalla.
Ya no. Ahora la pantalla es omnisciente: radio, tv, gráfica. Todo en la pantallita.
Si un tipo de los 60`s. ¡O incluso de los 70`s, os 80`s!, se pegara un improbable viajecito al 2007, se extrañaría de ver a todos mirando tele. Todos.
Pantallitas que te conectan con alguien. Que te entretienen. Que te avisan cosas. Con las que trabajas. Con las que pasas el rato.
Las pantallitas, señores. Esa es la razón por la que he estado escribiendo menos.
Pero se me va a pasar, ¿ah?.
Se me va a pasar.
Las pantallas me persiguen, y les trato de hacer el quite lo más posible.
Y no me miren raro. Soy fanático de la tecnología. Sólo que últimamente (echale la culpa a mis vacaciones de piscina, hamacas y libros de papel), me he dado cuenta de que estamos volviéndonos más mentales que animales.
Y eso no es tan bueno como suena, ¿no?
Alguna vez hablé de esto, pero sigo pegado con el tema. Esta semana, más que nunca.
Vivimos en un mundo mental, donde el estado físico pasó a ser sólo una preocupación estética y de salud. Nunca práctica.
Todo por culpa de las pantallitas.
Y es cómodo, claro. Como no lo va a ser:
Me despierta una pantallita. Otra me cuenta las noticias mientras una tercera, que nunca está a la hora, se prende sola. Apago la segunda y me quedo pegado con la música de la tercera.
Otra pantalla me avisa la velocidad a la que voy. Llego a otra que me pregunta el piso al que voy. Y de ahí, non stop a la pantalla con ventanitas.
Porque, claro, antes tenías que despegarte de tu ventanita binaria aunque fuera para pescar una cinta de un comercial y echarle una mirada en Otra pantalla.
Ya no. Ahora la pantalla es omnisciente: radio, tv, gráfica. Todo en la pantallita.
Si un tipo de los 60`s. ¡O incluso de los 70`s, os 80`s!, se pegara un improbable viajecito al 2007, se extrañaría de ver a todos mirando tele. Todos.
Pantallitas que te conectan con alguien. Que te entretienen. Que te avisan cosas. Con las que trabajas. Con las que pasas el rato.
Las pantallitas, señores. Esa es la razón por la que he estado escribiendo menos.
Pero se me va a pasar, ¿ah?.
Se me va a pasar.
14.2.07
My personal Valentine
Culpa a los pañales, a las papas o el sentimiento de culpa. O mejor: culpa a que realmente no hay más lugares en Santiago para el target “25 a 35” que realmente llame la atención.
O da lo mismo. Culpa a lo que quieras. El punto es que, en los últimos años, el único gran carrete que tenemos con la Romi es ir al cine o a comer. Y si algo he aprendido con este autoimpuesto sibaritismo… es que, definitivamente, el Día de los Enamorados no es un buen día como para reservar mesa. CHÁN. Como lo oyen. Justamente porque es el día en que más gente sale a comer, así que la mayoría de nuestros increíbles y onderos lugares santiaguinos están con todos sus especialmente caros menús ¡preparados de antes!
Léase irreconocibles.
Léase con atención pésima.
Y, again, mucho más caro de lo normal.
Así que como el año pasado me ensarté por última vez saliendo a comer con la Romi (a uno de mis restoranes favoritos de Borderío, así que tengo como comparar el antes y el después)… decidí hacer un menú del Día de los Enamorados in-home. Preparado por mi, que es un plus absoluto.
Y como tampoco quiero que ustedes se ensarten y disfruten de una velada romántica como tiene que ser, les comparto mi secreto. Total, como la Romi está sin Internet hasta el viernes no voy a echar a perder la sorpresa:
Rico, ¿no?... ¡Y se mueren lo fácil!
Personalmente lo voy a hacer así. Cópienme si quieren:
Primero, paso al JUMBO a comprar el carpaccio, que viene casi listo y sellado al vacío. Compro los limones, las alcaparras, pancitos negros y la mostaza. La menta y el ron.
Para el plato de fondo, compro el pomodoro italiano (hay uno que importa también el Jumbo que es medio carillo pero, uf, vale la pena absolutamente), los vinos chocolates y brownies.
Luego, en Guardia Vieja, entre 11 de Septiembre y Providencia, paso por las pastas frescas recién hechas –que sólo hay que cocinar unos minutos antes-, y luego al Bravísimo (o el Fragola, que está al lado) por los helados. En el camino, obvio, en alguna luz roja te aperas de la clásica rosa roja para poner en medio de la mesa.
Y listo!
Mesa romántica, el dimmer al mínimo, algunas velas… y una selección de música chill-out.
Y claro, para una comida en casa es caro. Pero les aseguro que no tanto como la ida a un restorán.
Y lo hicieron ustedes. Y se lucieron. Y sin esperar. Ni reservar. Ni urgirse porque te rayen el auto o en qué estarán los niños.
Así que enjoy. Y nos escribimos mañana.
O da lo mismo. Culpa a lo que quieras. El punto es que, en los últimos años, el único gran carrete que tenemos con la Romi es ir al cine o a comer. Y si algo he aprendido con este autoimpuesto sibaritismo… es que, definitivamente, el Día de los Enamorados no es un buen día como para reservar mesa. CHÁN. Como lo oyen. Justamente porque es el día en que más gente sale a comer, así que la mayoría de nuestros increíbles y onderos lugares santiaguinos están con todos sus especialmente caros menús ¡preparados de antes!
Léase irreconocibles.
Léase con atención pésima.
Y, again, mucho más caro de lo normal.
Así que como el año pasado me ensarté por última vez saliendo a comer con la Romi (a uno de mis restoranes favoritos de Borderío, así que tengo como comparar el antes y el después)… decidí hacer un menú del Día de los Enamorados in-home. Preparado por mi, que es un plus absoluto.
Y como tampoco quiero que ustedes se ensarten y disfruten de una velada romántica como tiene que ser, les comparto mi secreto. Total, como la Romi está sin Internet hasta el viernes no voy a echar a perder la sorpresa:
* * *
Menú del Día de los Enamorados
Menú del Día de los Enamorados
Entrada:
Carpaccio de Salmón con alcaparras y limón de pica sobre Pümpernikel.
Mojito cubano frappé.
Plato de fondo:
Ravioles rellenos de jaiba en salsa rustici (rústica).
Sauvignon blanc reserva.
Postre:
Trilogía de helados: Tres leche, Mousse de chocolate y Avellana,
sobre brownie de chocolate tibio.
Chocolates y café de grano.
* * *
Carpaccio de Salmón con alcaparras y limón de pica sobre Pümpernikel.
Mojito cubano frappé.
Plato de fondo:
Ravioles rellenos de jaiba en salsa rustici (rústica).
Sauvignon blanc reserva.
Postre:
Trilogía de helados: Tres leche, Mousse de chocolate y Avellana,
sobre brownie de chocolate tibio.
Chocolates y café de grano.
* * *
Rico, ¿no?... ¡Y se mueren lo fácil!
Personalmente lo voy a hacer así. Cópienme si quieren:
Primero, paso al JUMBO a comprar el carpaccio, que viene casi listo y sellado al vacío. Compro los limones, las alcaparras, pancitos negros y la mostaza. La menta y el ron.
Para el plato de fondo, compro el pomodoro italiano (hay uno que importa también el Jumbo que es medio carillo pero, uf, vale la pena absolutamente), los vinos chocolates y brownies.
Luego, en Guardia Vieja, entre 11 de Septiembre y Providencia, paso por las pastas frescas recién hechas –que sólo hay que cocinar unos minutos antes-, y luego al Bravísimo (o el Fragola, que está al lado) por los helados. En el camino, obvio, en alguna luz roja te aperas de la clásica rosa roja para poner en medio de la mesa.
Y listo!
Mesa romántica, el dimmer al mínimo, algunas velas… y una selección de música chill-out.
Y claro, para una comida en casa es caro. Pero les aseguro que no tanto como la ida a un restorán.
Y lo hicieron ustedes. Y se lucieron. Y sin esperar. Ni reservar. Ni urgirse porque te rayen el auto o en qué estarán los niños.
Así que enjoy. Y nos escribimos mañana.
12.2.07
Cambia todo cambia
(o "El futuro es ahora" Post en dos actos)
Acto I
En mi depto, se acaba el “en casa de herrero”. Luego de años haciéndole el quite a tener computador (paso todo el día en uno y, lo principal: teniendo un mac “ultima-chupada-del-mate” en la oficina, se me hacía medio latero tener un water cualquiera en mi depto, porque gastar dos palos en uno, no way)… pero Sebastián entra al colegio en unas semanas así que obligado a volver al mundo de Bill Gates. Aunque sea por la familia.
Pero bueh. El domingo la pasé como buena parte de los chilenos: metido en un mall. Y claro, aproveché de vitrinear y comprar cosas para reacondicionar la pieza de estar (pobrecita, va a estar llena todo el día), comprar la mesa para el dichoso artefacto, y elegir con pinzas el objeto que mi señora y mis hijos verán todo el día.
El famoso PC.
Quedó bien. Falta enchularlo un poco (softwares, antivirus, bluetooth y demás), pero por lo pronto salva.
Tan inocente que se ve apagadito en un rincón… espérate nomás cuando los marabuntas digitales se lo zampen cuando lleguen los de Telefónica con Internet.
En fin. Las cosas ya no serán lo mismo en mi depto.
A todos se les va a ir el bronceado rapidito.
Acto II
Transantiago. El taco y la lata absoluta me pasó por el lado cuando venía en la moto y me dio una especie de risa-pena por todo el asunto. Al pasar de Lyon a Providencia, vi que la gente iba subiendo exponencialmente con el paso de los paraderos. Al doblar en Thayer Ojeda (que, nota totalmente aparte, fue mi tío abuelo, mire usté), la oleada de gente y de “boinas verdes” en la vereda parecía recital de Cold Play adelantado.
Pero no. La cara de “malditoZamoranoteodio” de todos decía otra cosa.
A propósito, ¡que manera de matar la imagen publica, la de Zamorano!
Lo advertí, ah? Lea mi blog, oiga.
En general, se nota el chilenismo puro: improvisación, mala gestión…
Y que lata. Porque ni los empresarios ni la gente (que ni abrieron el mapita, se los aseguro, porque es a prueba de tontos) se pusieron las pilas con est. Y se nota.
Pero bueh. Cambia todo cambia. Semana de avances tecnológicos en este lado de la blogósfera. Ojalá que sean para mejor.
Ojalá.
FIN.
Acto I
En mi depto, se acaba el “en casa de herrero”. Luego de años haciéndole el quite a tener computador (paso todo el día en uno y, lo principal: teniendo un mac “ultima-chupada-del-mate” en la oficina, se me hacía medio latero tener un water cualquiera en mi depto, porque gastar dos palos en uno, no way)… pero Sebastián entra al colegio en unas semanas así que obligado a volver al mundo de Bill Gates. Aunque sea por la familia.
Pero bueh. El domingo la pasé como buena parte de los chilenos: metido en un mall. Y claro, aproveché de vitrinear y comprar cosas para reacondicionar la pieza de estar (pobrecita, va a estar llena todo el día), comprar la mesa para el dichoso artefacto, y elegir con pinzas el objeto que mi señora y mis hijos verán todo el día.
El famoso PC.
Quedó bien. Falta enchularlo un poco (softwares, antivirus, bluetooth y demás), pero por lo pronto salva.
Tan inocente que se ve apagadito en un rincón… espérate nomás cuando los marabuntas digitales se lo zampen cuando lleguen los de Telefónica con Internet.
En fin. Las cosas ya no serán lo mismo en mi depto.
A todos se les va a ir el bronceado rapidito.
Acto II
Transantiago. El taco y la lata absoluta me pasó por el lado cuando venía en la moto y me dio una especie de risa-pena por todo el asunto. Al pasar de Lyon a Providencia, vi que la gente iba subiendo exponencialmente con el paso de los paraderos. Al doblar en Thayer Ojeda (que, nota totalmente aparte, fue mi tío abuelo, mire usté), la oleada de gente y de “boinas verdes” en la vereda parecía recital de Cold Play adelantado.
Pero no. La cara de “malditoZamoranoteodio” de todos decía otra cosa.
A propósito, ¡que manera de matar la imagen publica, la de Zamorano!
Lo advertí, ah? Lea mi blog, oiga.
En general, se nota el chilenismo puro: improvisación, mala gestión…
Y que lata. Porque ni los empresarios ni la gente (que ni abrieron el mapita, se los aseguro, porque es a prueba de tontos) se pusieron las pilas con est. Y se nota.
Pero bueh. Cambia todo cambia. Semana de avances tecnológicos en este lado de la blogósfera. Ojalá que sean para mejor.
Ojalá.
FIN.
7.2.07
Freakerías de hoy
Noticias freak del día:
1) Esta. La de la tipa de la NASA que casi mata a la supuesta amante de su propio amante. ¿El punto freak extra?... que recorrió 1.500 kms. en su búsqueda, ¡usando pañales para no tener que detenerse!
2) Sin comentarios:
O sí, un comentario. O duda:
¿me están diciendo que un tipo disfrazado en pleno verano con un traje de espuma va a responder nuestras preguntas? Seguro que el calor lo va a enloquecer y termina diciendo puras tonteras.
Pero bueh... está a tono con el resto del Transantiago. Que siga nomás, no he dicho nada.
Aunque no sé como carajo va a poder subirse a las micros, con el famoso torniquete.
¿Tendrá tarjeta BIP?
1) Esta. La de la tipa de la NASA que casi mata a la supuesta amante de su propio amante. ¿El punto freak extra?... que recorrió 1.500 kms. en su búsqueda, ¡usando pañales para no tener que detenerse!
2) Sin comentarios:
O sí, un comentario. O duda:
¿me están diciendo que un tipo disfrazado en pleno verano con un traje de espuma va a responder nuestras preguntas? Seguro que el calor lo va a enloquecer y termina diciendo puras tonteras.
Pero bueh... está a tono con el resto del Transantiago. Que siga nomás, no he dicho nada.
Aunque no sé como carajo va a poder subirse a las micros, con el famoso torniquete.
¿Tendrá tarjeta BIP?
6.2.07
Vendetta de Tobi
DJ Grillo. El DJ traído directamente de Paihuano. El DJ que toca a “Corona” y “Scatman” sin asco, mezclando canciones de radio Galaxia sin hacer arcadas, y que en sus ratos de ocio también es uno de nuestros Directores de Arte, no encuentra nada mejor que torturarnos con sus parlantes a todo lo que dan, mientras nosotros –protegidos más o menos con nuestros auriculares- jugamos Call Of Duty en línea. Pero ni los balazos ni los rugidos de los tanques son tan fuertes como los gritos horribles de 1990.
Nos rendimos. Tú ganas, oh gran maestro del mp3 tipo casette de cromo.
Además, ya son casi las 3.
Así que a trabajar. Se acaba el break pre segunda patita del día, que hasta ahora ha estado re bueno:
A la 1 en punto me junté con mi buen amigo H a la salida de su envidiable depto. en El Golf (con-piscina-en-la-azotea-y-la-nicole-perrot-de-vecina), para ver como salía en su flamante scooter. Por fin me hizo caso y optó por moverse en dos ruedas durante la semana, así que aprovechamos de hacer carreras cual Corazones Service de Pdte. Riesco hasta el Boulevard del Parque Arauco.
Así que después de sacarle pica a los autos (que entre el taco para entrar y lo que cobran por hacerlo nos miraban de reojo), pasamos a probar el cuasi nuevo restorán italiano, el “Vendetta”.
Qué quieren que les diga: es-pec-ta-cu-lar. La atención, la presentación, la terraza. Más que italiano, argentino. Bonaerense total. Puerto Madero diurno y con terraza.
Y, claro, la comida. Ideal para un lunch: ensaladas increíbles, pastas, pizzas y paninis. Me decidí por lo último. Más una coca-light… y métale cháchara.
Estuvo re bueno. Son buenas estas puestas al día. Ahora H se va de vacaciones, yo vengo llegando… y ha pasado harto como para contar. Él se va a vivir con su polola, yo estoy casi con Sebastián en el colegio… Y qué se yo. Hablamos desde lo increíble que está “24”, hasta lo que pasa en cada agencia. De las minas que pasaban hasta Créditos hipotecarios y los cascos de moto.
Claro: un Lunch de Tobi. Un buen lunch de Tobi.
Nos rendimos. Tú ganas, oh gran maestro del mp3 tipo casette de cromo.
Además, ya son casi las 3.
Así que a trabajar. Se acaba el break pre segunda patita del día, que hasta ahora ha estado re bueno:
A la 1 en punto me junté con mi buen amigo H a la salida de su envidiable depto. en El Golf (con-piscina-en-la-azotea-y-la-nicole-perrot-de-vecina), para ver como salía en su flamante scooter. Por fin me hizo caso y optó por moverse en dos ruedas durante la semana, así que aprovechamos de hacer carreras cual Corazones Service de Pdte. Riesco hasta el Boulevard del Parque Arauco.
Así que después de sacarle pica a los autos (que entre el taco para entrar y lo que cobran por hacerlo nos miraban de reojo), pasamos a probar el cuasi nuevo restorán italiano, el “Vendetta”.
Qué quieren que les diga: es-pec-ta-cu-lar. La atención, la presentación, la terraza. Más que italiano, argentino. Bonaerense total. Puerto Madero diurno y con terraza.
Y, claro, la comida. Ideal para un lunch: ensaladas increíbles, pastas, pizzas y paninis. Me decidí por lo último. Más una coca-light… y métale cháchara.
Estuvo re bueno. Son buenas estas puestas al día. Ahora H se va de vacaciones, yo vengo llegando… y ha pasado harto como para contar. Él se va a vivir con su polola, yo estoy casi con Sebastián en el colegio… Y qué se yo. Hablamos desde lo increíble que está “24”, hasta lo que pasa en cada agencia. De las minas que pasaban hasta Créditos hipotecarios y los cascos de moto.
Claro: un Lunch de Tobi. Un buen lunch de Tobi.
5.2.07
Números veraniegos (*)
20 soleados días guata al sol.
2 cumpleaños celebrados entre piscina, tumbonas, asados, pasto y sol.
15 días en que no sonó el despertador
(mentira, sonó una vez. Sólo para recordarme que tenía que levantarme antes de las 12 para ir a comprar el diario y pan amasado)
2 tremendos libros leídos:
Inés del Alma Mía de Isabel Allende, y Ghosts ("Fantasmas") de Chuck Palahniuk. Nada que ver uno con otro, pero los dos increíbles.
1 sola pinta para todo el verano:
traje de baño, a pie pelado y con polera (opcional)
6 revistas:
DecoArt, ED, CA, Blank, Placeres y una maldita “Condorito” que Sebastián encontró y tuve que leersela. Agh.
24, dos temporadas completas. Se viene la cuarta, se viene!
2 películas: Casino Royale y Una Noche en el Museo. No me mató ninguna.
2 clases de natación para Sebastián, que aprendió rapidísimo. Ahora hasta piqueros se tira.
1 perra blanca que se creyó nutria en estos días, y quedó amarilla de tantos piqueros. El cloro, ¿vio?
2 kilos menos (¡menos!) en vacaciones. ¿Mucho nadar? Naaah.
1 Publicista relajado que vuelve a Santiago con:
0 nudos en la espalda
0 stress
0 noticias para bloggear.
(A menos que flojear, disfrutar a tu familia y tirarse piqueros sea noticia).
2 cumpleaños celebrados entre piscina, tumbonas, asados, pasto y sol.
15 días en que no sonó el despertador
(mentira, sonó una vez. Sólo para recordarme que tenía que levantarme antes de las 12 para ir a comprar el diario y pan amasado)
2 tremendos libros leídos:
Inés del Alma Mía de Isabel Allende, y Ghosts ("Fantasmas") de Chuck Palahniuk. Nada que ver uno con otro, pero los dos increíbles.
1 sola pinta para todo el verano:
traje de baño, a pie pelado y con polera (opcional)
6 revistas:
DecoArt, ED, CA, Blank, Placeres y una maldita “Condorito” que Sebastián encontró y tuve que leersela. Agh.
24, dos temporadas completas. Se viene la cuarta, se viene!
2 películas: Casino Royale y Una Noche en el Museo. No me mató ninguna.
2 clases de natación para Sebastián, que aprendió rapidísimo. Ahora hasta piqueros se tira.
1 perra blanca que se creyó nutria en estos días, y quedó amarilla de tantos piqueros. El cloro, ¿vio?
2 kilos menos (¡menos!) en vacaciones. ¿Mucho nadar? Naaah.
1 Publicista relajado que vuelve a Santiago con:
0 nudos en la espalda
0 stress
0 noticias para bloggear.
(A menos que flojear, disfrutar a tu familia y tirarse piqueros sea noticia).
(*) el autor es publicista, está relajado, lleno de pecas... y sigue sonriendo solo.
A la foto del cielo agréguesele sonido de árboles y viento suave, y ya tiene una idea de como estuvo todo.
A la foto del cielo agréguesele sonido de árboles y viento suave, y ya tiene una idea de como estuvo todo.
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