14.11.08

15 inches world


Mi mac es un computador. Primero que todo. Obvio. Reviso mis mails, hago presentaciones, escribo guiones y estrategias. Trabajo.
Pero también es mi cine personal: apagando las luces y acostado en la cama, con los audífonos puestos y disminuyendo al máximo el led del teclado, faltan las puras cabritas.

También es mi colección de comics: basta girarlo y tomarlo igual que un libro. Las páginas se pasan con el botón del pad.
Y mi tele: si quiero ver Lost, Heroes, Pushing Daisies, Family Guy o Entourage, sólo tengo que hacer click y ya estoy viendo mi serie favorita.

También son mis recuerdos .Y no sólo hablo de mi agenda (que mágicamente pasa a mi teléfono con un sólo click del iSync: hablo de recuerdos reales. Las mejores fotos de mis hijos; los videos más divertidos que he visto. Los DVDs que grabo sagradamente cada trimestre con las grabaciones familiares.

Mi mac es mi puerta abierta a lo que quiera ver, cuando quiera ver y donde lo quiera ver. Es el anti-aburrimiento entre vuelos, hoteles en solitario y esperas. Es mi forma de conectarme con los que quiero y, por una ventanita minúscula de Skype, hacer como que estamos al lado. O preguntarles ¿qué haces en este momento?

Y pensar que hay gente que no entiende. Que cree que cuando estás en un computador, mirando la pantalla, estás abstraído del mundo.
Cuando es todo lo contrario.

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