7.10.07

Business AND pleasure

Y siguiendo con el misterio impuesto -me muero por contarles-, el asunto en sí me ha tenido aumentando kilos en una época en que uno suele hacer lo contrario. Primero, por dos almuerzos/reunión que me tocaron en estos días.
La primera reunión la hicimos en El Huerto. Un restorán que, la verdad, nunca me había detenido a mirar. Una carta pequeña pero sólida, con sólo platos vegetarianos -ese día, por ejemplo, el menú tenía lentejas al curry, jugo natural y café o postre por algo así como $3.500-, la calidad está más que asegurada. Nada tiene pesticidas ni hormonas ni fertilizantes raros. Y la atención es tan amable y cálida, que por mucho que a veces me guste comer carne (aunque debo reconocer que cada vez menos de la roja), la tarta de verduras y champiñones que comí, seguida de un cheescake de chocolate, me dejaron más que feliz.

El segundo almuerzo fue este viernes, en el recién inaugurado Santa Brasa del Boulevard de Parque Arauco. Una propuesta sencilla pero elegante, con un servicio que recién se está acomodando, pero que no se queda atrás en buena voluntad -por ejemplo pedimos que las empanaditas surtidas fueran sólo de champiñon y queso y no hubo problema-, y lo mejor: la falta de patente de alcohol que todavía sufren, es suplida perfectamente con un exquisito vino de cortesía.
Al llegar, el dueño nos recomendó el salmón que "venía entrando por la puerta", a la mantequilla, con alcaparras y verduras rostizadas. Le hice caso, agregándole las clásicas papitas enanas en mantequilla, con cáscara y romero (mi abuela las hacía igual, me acuerdo y se me hace agua la boca), y un postre simple pero exquisito: soufflé de chocolate con helado de menta.

El tercer evento, fue idea de mis viejos. Ambos gourmet a morir, no tuvieron mejor idea que celebrar con todos mis tíos paternos, una puesta en escena de lujo y comida exquisita: pastas con varias salsas, cual de todas más ricas; buenos (¡increíbles!) vinos, y una trilogía de postres digno de coma diabético que no se podía pasar: torta de mazapán y chocolate, un postre de merengue y frambuesas de la siempre increíble Laura R, y una Panna Cotta con lágrimas de chocolate y salsa de berries que le valió aplausos a mi vieja.

Uf. Y eso que todavía ni partimos...

El Huerto. Orrego Luco 054, Providencia. Precio promedio por persona, entre $4.000 y $8.000.
Santa Brasa. Boulevard del Parque Arauco. Entre $8.000 y $12.000

1 comentario:

Clau dijo...

Meu querido Ritalín, el Huerto es el retourant favorito de mi madre (ella es paisajista) por lo que, casi una vez por mes íbamos. Muy rico y muy lindo.
Vas a contar o no?
Besos.