Es que este video no se puede creer. Ha dado la vuelta al mundo mil veces en apenas un par de días. Vedlo y cagaos de la risa.
30.10.08
23.10.08
El espasmo se disipa, la movilidad retorna
Una semana entretenida, esta.
A mi orden primaveral de la agencia -que hasta hoy, jueves 17.33 pm sigue perfect-, se le sumó:
1. Lunes: Un happyhour cargado al sushi en un sushibar (Bushido) cerca del depto de H. Buen dato, buen sushi, buena conversa.
2. Martes: Rec el viñamarino vino a Santiago y me hizo una visita flash. Unos rones en la terraza y una conversa que nos debíamos hace mucho rato. Mi compadre se pegó un cambio de vida radical: terminó con V, se quedó sin pega, se fue a Viña... uf, heavy revisión técnica de la vida. Buen update, I must say.
3. Miércoles: Un Happyhour en el Ritz Carlton, que no estuvo mal pero hubiera preferido un Liguriazo... Seguido de la comida de fin de año de la Anda. Tragos demasiado dulces en el cóctel, ok. Luego una super buena comida, pero pésimo show: ¡¿dos horas de videos de Viña del Mar?!... Augh!
Aunque el "muertito", osea la bolsa de 80 kilos con mercadería y regalitos de los auspiciadores que dan a la salida, no estuvo nada de mal.
4: Jueves. Tudei. Reunión con uno de mis clientes (35% de aumento en digital, o como diría Mr. Burns: ex-ce-lenteee), y una comida programada en la noche en un restorán con mis creativos. Rajazo necesario para darle buen final a esta locura de pega que nos tenía demasiado estresados.
5. Viernes. Coming attractions: cumpleaños de Tito. No se me ocurre todavia qué regalarle, pero vamos que se puede. Lo mejor de todo es que el viernes entonces, fijo, el día de trabajo termina con torta de la Laura R.
6. Sábado: Avant premiere de El Extraño Mundo de Jack 3D con Sebastián, que seguro que va a rayar con esa peli. Y yo, claro que sí. Of course! Regla de oro: no llevo a los niños a ver una peli que no me guste. Más que egoismo, póngale panorama sincero de finde.
Así que cuento corto, voy cumpliendo lo que me prometí. Y eso, pueh. Trabajando mientras bajo Flaming Lips y Ting Things... y pruebo un café vienés de esos que venían ayer... y tal.
19.10.08
Limpieza de primavera
El viernes sentí que por fin estaba "de vuelta" en el mundo real. Se acabaron los workshops, los seminarios, las licitaciones y los viajes. Al menos por ahora. Y yo me veía reflejado en mi ventana, al fin, en mi escritorio.
Así que les mandé un mail a mis creativos con este mismo título. Desde el lunes, nos ordenamos para salir todos más temprano. Para ser más asertivos con los trabajos y volver a tener este "muro de contención" entre la cantidad de trabajo y la calidad que queremos imprimirles. Para mi, si un creativo no está haciendo algo digno para su propia carpeta, ¿para qué lo está haciendo?!
Claro, como en todo hay excepciones. Pero estamos claros de cuales son.
Más tarde ese día, en el depto de mi hermana, daikiri de chirimoya en mano y buscando en mi mac algo digno para amenizar la velada... me deslicé a las fotos que tengo aún sin traspasar a DVD. Desde mi viaje a Los Angeles hasta hoy. Y me volvió el recuerdo de la "Limpieza de Primavera".
He estado tan loco este año, con tantos viajes y proyectos y todo, que me parece el momento perfecto para detenerme, ver las fotos-resumen de lo que he hecho... (Emerging Media Lab. Clic. Ecuador. Clic. Seminario de la Anda. Clic)... y empezar a limpiarme la vida de este maldito blur de movimiento que a todos nos agarra. Una limpieza de primavera de alma, que me deje más espacio para una cerveza con mi buen amigo H (lo tengo tan botado al pobre que debe estar pensando que fue reemplazado en su rol de best friend; error)... una escapada a Valpo a ver a Grego. Una ida en moto donde mi abuela. Cosas tan simples como empezar a preocuparme de mi mismo y volver a, por ejemplo, mi peso?!!...
Uf.
Y como que todo el fin de semana tomó ese cariz. Hoy, nuevamente en el depto de mi hermana, solo mientras los niños jugaban abajo, me dio una sana envidia. Ella, recién cambiada a su departamento; con su hijo de 8 años. Todo recién instalado, con ese look hippie-chic que me gusta tanto en ella; y esa sensación de simpleza franca y pura; tan propia de cuando partes: lo minimo en las paredes; los muebles que alguna vez viste donde tu abuela o tus tíos, invariablemente cargados de ese no-se-qué especial... Y detallitos de cariño en cada rincón. Me pregunté en qué momento uno agarra el non-stop que te lleva al auto del año, al depto más grande... A la vida menos simple. Menos esencial.
A la vida menos vida.
Me dieron ganas de volver para atrás. Volver a arrendar. Cambiar el auto por uno más simple (hay un libro que hojeé en el depto de Grego en Baires Cómo vivir más simple que me gustó mucho)... No sé.
Así que estamos en época de limpieza de primavera. De abrir las ventanas y dejar que la vida se airee. Salir más temprano, fijarse en lo importante. Llamar más a los amigos, comer más sano y disfrutar más atardeceres de terraza riéndonos con hielos sonando de acompañamiento.
Este martes invito a mis creativos a unas pizzas del Tiramisú para partir. Y a H a unas chelas.
Porque está bueno ya, señores.
Está bueno ya.
Así que les mandé un mail a mis creativos con este mismo título. Desde el lunes, nos ordenamos para salir todos más temprano. Para ser más asertivos con los trabajos y volver a tener este "muro de contención" entre la cantidad de trabajo y la calidad que queremos imprimirles. Para mi, si un creativo no está haciendo algo digno para su propia carpeta, ¿para qué lo está haciendo?!
Claro, como en todo hay excepciones. Pero estamos claros de cuales son.
Más tarde ese día, en el depto de mi hermana, daikiri de chirimoya en mano y buscando en mi mac algo digno para amenizar la velada... me deslicé a las fotos que tengo aún sin traspasar a DVD. Desde mi viaje a Los Angeles hasta hoy. Y me volvió el recuerdo de la "Limpieza de Primavera".
He estado tan loco este año, con tantos viajes y proyectos y todo, que me parece el momento perfecto para detenerme, ver las fotos-resumen de lo que he hecho... (Emerging Media Lab. Clic. Ecuador. Clic. Seminario de la Anda. Clic)... y empezar a limpiarme la vida de este maldito blur de movimiento que a todos nos agarra. Una limpieza de primavera de alma, que me deje más espacio para una cerveza con mi buen amigo H (lo tengo tan botado al pobre que debe estar pensando que fue reemplazado en su rol de best friend; error)... una escapada a Valpo a ver a Grego. Una ida en moto donde mi abuela. Cosas tan simples como empezar a preocuparme de mi mismo y volver a, por ejemplo, mi peso?!!...
Uf.
Y como que todo el fin de semana tomó ese cariz. Hoy, nuevamente en el depto de mi hermana, solo mientras los niños jugaban abajo, me dio una sana envidia. Ella, recién cambiada a su departamento; con su hijo de 8 años. Todo recién instalado, con ese look hippie-chic que me gusta tanto en ella; y esa sensación de simpleza franca y pura; tan propia de cuando partes: lo minimo en las paredes; los muebles que alguna vez viste donde tu abuela o tus tíos, invariablemente cargados de ese no-se-qué especial... Y detallitos de cariño en cada rincón. Me pregunté en qué momento uno agarra el non-stop que te lleva al auto del año, al depto más grande... A la vida menos simple. Menos esencial.
A la vida menos vida.
Me dieron ganas de volver para atrás. Volver a arrendar. Cambiar el auto por uno más simple (hay un libro que hojeé en el depto de Grego en Baires Cómo vivir más simple que me gustó mucho)... No sé.
Así que estamos en época de limpieza de primavera. De abrir las ventanas y dejar que la vida se airee. Salir más temprano, fijarse en lo importante. Llamar más a los amigos, comer más sano y disfrutar más atardeceres de terraza riéndonos con hielos sonando de acompañamiento.
Este martes invito a mis creativos a unas pizzas del Tiramisú para partir. Y a H a unas chelas.
Porque está bueno ya, señores.
Está bueno ya.
13.10.08
Dezfiado
A cagar. Mal.
Lo noté cuando casi me quedo dormido en mi sillón viendo Pushing Dasies (temporada nueva, fresquita, veanla acá). En mi oficina, tipo 14.00 Nótese. Eso ya decía "Yiaaaaa..."
Pero en la sala 1, en medio de una reu de MasterCard, me bajó mal. Y el recuerdo de mi moto en el -4 sólo lo empeoró. Maldita primavera, tan impuntual como siempre.
Así que scaldasonno, tapsin, pañuelitos y la seguidilla de siempre, mientras me pongo al día con bloggs y twitter y blá.
Y... blá.
Lo noté cuando casi me quedo dormido en mi sillón viendo Pushing Dasies (temporada nueva, fresquita, veanla acá). En mi oficina, tipo 14.00 Nótese. Eso ya decía "Yiaaaaa..."
Pero en la sala 1, en medio de una reu de MasterCard, me bajó mal. Y el recuerdo de mi moto en el -4 sólo lo empeoró. Maldita primavera, tan impuntual como siempre.
Así que scaldasonno, tapsin, pañuelitos y la seguidilla de siempre, mientras me pongo al día con bloggs y twitter y blá.
Y... blá.
10.10.08
El séptimo día del séptimo viaje
Fue mi séptima vez en Buenos Aires. Y esta vez, obvio, aproveché de ir con la Romi.
Es raro Baires sin ella. Es como si hubiera establecido que Buenos Aires tiene que ser con ella. La última vez que fui, de hecho, vine solo. Y fue rarísimo.
Pero esta vez no. Como teníamos un workshop regional de lunes a miércoles y andaba con puntos Lanpass, aprovechamos de irnos el sábado, quedarnos en el depto de Grego en Palermo y disfrutar de la ciudad más europea de América.
Mi Buenos Aires querido.
No vayan para comprar, ni para encontrar gangas. Buenos Aires hace rato que se volvió tanto o más caro que Chile. Hasta los libros se están volviendo caros. Pero si quieren recorrer calles antiguas, maravillarse en cada restorán por su look y su comida. Si quieren ver gente onderísima con pintas onderísimas y quedarse pegados conversando con esta extraña mezcla de taxistas, cientistas y filósofos... Tienen que ir. De todas maneras.
De hecho me agradó más haber ido con dos creativos de la agencia que nunca habían ido, que el sólo hecho de ir por ir a Baires. Viendolo desde sus ojos, recorriendo las calles que ya me conozco de memoria y disfrutando de un buen Malbec en un restorancito por ahí, me di cuenta que buena parte de la textura de Buenos Aires está en compartir esta ciudad exquisita. Y que quizás por eso para mi Buenos Aires se recorre de la mano de mi señora. Entre risas y miradas pegadas en los detalles.
Las baldosas de una calle. El árbol que aparece entre unas casas. El logotipo de un bar.
Es una ciudad tan increíble, que tienes que tener a alguien al lado para comentarla.
Es raro Baires sin ella. Es como si hubiera establecido que Buenos Aires tiene que ser con ella. La última vez que fui, de hecho, vine solo. Y fue rarísimo.
Pero esta vez no. Como teníamos un workshop regional de lunes a miércoles y andaba con puntos Lanpass, aprovechamos de irnos el sábado, quedarnos en el depto de Grego en Palermo y disfrutar de la ciudad más europea de América.
Mi Buenos Aires querido.
No vayan para comprar, ni para encontrar gangas. Buenos Aires hace rato que se volvió tanto o más caro que Chile. Hasta los libros se están volviendo caros. Pero si quieren recorrer calles antiguas, maravillarse en cada restorán por su look y su comida. Si quieren ver gente onderísima con pintas onderísimas y quedarse pegados conversando con esta extraña mezcla de taxistas, cientistas y filósofos... Tienen que ir. De todas maneras.
De hecho me agradó más haber ido con dos creativos de la agencia que nunca habían ido, que el sólo hecho de ir por ir a Baires. Viendolo desde sus ojos, recorriendo las calles que ya me conozco de memoria y disfrutando de un buen Malbec en un restorancito por ahí, me di cuenta que buena parte de la textura de Buenos Aires está en compartir esta ciudad exquisita. Y que quizás por eso para mi Buenos Aires se recorre de la mano de mi señora. Entre risas y miradas pegadas en los detalles.
Las baldosas de una calle. El árbol que aparece entre unas casas. El logotipo de un bar.
Es una ciudad tan increíble, que tienes que tener a alguien al lado para comentarla.
La noche de Las Cañitas. Las cafeterías de Florida. Los restoranes de Puerto Madero y el olor a libro añejo de Corrientes. Los árboles en la Recoleta y los paseos de noche por las calles anchas de Mi Buenos Aires Querido.
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