Así que hablando de kilillos, me parapeté de dos. De los camarones más grandes (16/20, no tenía idea). Y luego de enfilar nuevamente al depto, me puse mi delantal de cocinero y, con la Mopa relamiéndose desde el suelo, empecé a prepararlos.
Gracias San Youtube por enseñarme a pelarlos.
Gracias San Google por recordarme como se preparan.
La única lata es que, creyendo que con media bolsa estabamos listos los dos, quedé más que decepcionado: sin el hielo, las patas y la piel, la bolsa completa (1 kilo, supuestamente) apenas y alcanzó para dos platos. Grandes, claro, pero no como para volverse loco.
En fin: dos copas sommelier de vino blanco muy helado, un nidito de lechuga bien aliñado y los camarones al ajillo encima. Nada mal para terminar un día especialmente agradable.
Nada mal.

4 comentarios:
Camarones al ajillo, que rico!!
No hay como esas cenas de a dos.
Hoy voy al cerro concepción en la noche a comer al alegretto unos gnoquis con salsa de vino blanco, te recomiendo este lugar cuando vengas a valparaiso y traigas a Romi.
Saludos
Qué malvado es usté, así no la ayuda con la dieta!
q lata q ya no escribas tan seguido
Uf, sí, pero con la cantidad de pega... (Te lo digo escribiendo desde mi oficina un sábado a las 10.57 am)
Publicar un comentario