Los que me conocen, sabrán que en todas mis presentaciones y en todas mis charlas tengo en algún momento un slide con el titulo de este Posteo. Y a mi qué. La máxima en la que fundamento cada revisor de ideas, cada campaña que hacemos y cada proyecto que tomamos. Es ponerse desde el lado de las personas y decir: ¿En serio me quieres interrumpir mi video para decirme que cambiaste de envase?...
Es fácil llenarse la boca con la frase "Seamos relevantes". La pega dura es hacerlo. Por eso, el revuelo que ha causado esta ultima semana nuestra campaña para Lubricantes Lubrax (nótese la categoría y el producto del que están todos hablando)... no puede sino darme la razón en mi punto: la única forma de ser verdaderamente significativos en la vida de las personas, es creando marcas relevantes. Y la única forma de ser relevante, es entender a la gente. Pero de verdad entenderla.
Para Lubrax fue una tremenda jugada. Pero también fue para nosotros plantarnos frente a un cliente, en licitación, y decirle "Lo siento mucho... pero a nadie le interesa tu producto". O, en bonito, si no eres tuerca o no tienes un auto de miles de dólares, el cambio de aceite es un cacho. Un trámite. Y póngale el que usted me diga, señor Mecánico. ¿O por qué creen que es grito y plata el sticker del "recomendado por" en todos los autos nuevos?...
La pregunta entonces es: Si este producto no es relevante para la gente, ¿cómo hago que la gente hable de mi producto? Nuestra respuesta fue la disrupción:
Trend topic 2 días. "La mejor publicidad de la vida" (what?!!). Matinales. Programas de capuchas. Notas en todos los diarios...
Y cuando respondes el "Y a mi qué", las plataformas son lo de menos. Si haces un comercial de TV que la gente comenta, va a aparecer en Twitter y la gente va a compartirla en su muro. Y si es una campaña digital digna de comentar, las noticias la van a subir al "offline". Olvídate de las plataformas. Tú quédate con el "¿Y a mi qué?".
Publicado primero en ritalinleon.com
31.10.18
16.10.18
Oye Siri... dame con Google Assistant?
Ok, antes de empezar, algunos disclaimers dignos de mencionar:
- Si bien existen otros computadores como el HP Spectre o incluso el nuevo Microsoft Surface 6 que le hacen mucha pelea al Mac... todos usan Windows. El Mac usa Mac OS.
- No existe otro tablet como el iPad. Sorry. Convénzanme de lo contrario. Mándenme uno. No lo creo. iOS en parte. Apple en parte. No lo hay. Lo siento.
- Los AirPods son una maravilla. Livianos, pequeños, se cargan en su caja, reconocen el Apple Watch, el Mac, el iPhone y el Apple TV.
- Tampoco existe en otro ecosistema un Smart Watch como el Apple Watch. Y nótese que yo todavía tengo y uso el primero.
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12.10.18
El VERDADERO Diseño de Experiencias
En la época de la post publicidad, la post verdad y todos los neologismos cool que tanto nos gusta usar, la única máxima absoluta (al menos a mi modo de ver; es mi blog, oye) es la del todo vale. Todos los medios, quiero decir. Hoy la marca no es "on" u "off". Y sorry por el discurso 2009, pero al parecer ese mantra se repite pero no se practica. Con agencias que ven solo lo digital (what?!!) de una marca, y otra agencia -con otra mirada y otra agenda- viendo lo "off". ¡Para la misma marca! Es como que de este lado de la tienda lo maneje un administrador, y este otro, otra persona.
Una marca. Una mirada. Un foco. No importa el medio, no importa el formato. Eso, es diseño de experiencia.
Seamless. En inglés. Sin costuras. Perfecto. Liso como espejo de agua. Que la forma en como te recibe el vendedor, se condiga con la vitrina. Y la filosofía interna. Y el empaque. Y el discurso de la fiesta de fin de año de la empresa.
Pero diseñar una experiencia de marca no es fácil. Es ir contra la corriente del status quo y la mediocridad. Del "para qué cambiarlo si funciona". Es sistémico. Es profundo. Y requiere un diseño proactivo, consciente.
Es la mentalidad del nuevo coach que llega al equipo de futbol. O del nuevo gerente de marketing. Y no requiere que estés llegando. La mentalidad de "esto se va a ordenar de una puta vez" puede partir hoy mismo. Pero tiene que tener una mirada obsesiva con que, finalmente, todo (¡todo!) comunica. Desde cuánto le pagas a tus empleados y si reciclas o no, hasta el texto legal de tu aviso.
Diseñar o rediseñar la la experiencia de tu marca es un Sudoku. Una partida de ajedrez. Caminar en el hielo. Dar pasos específicos, conscientes. Inhalar y exhalar a conciencia. No importa si antes caminabas sin pensar. Desde ahora, al menos hasta que esa cadencia se vuelva la que quieres realmente tener, debe ser obsesivamente consciente.
De muestra, un botonazo que me encontré en Linkedin:
Una marca. Una mirada. Un foco. No importa el medio, no importa el formato. Eso, es diseño de experiencia.
Seamless. En inglés. Sin costuras. Perfecto. Liso como espejo de agua. Que la forma en como te recibe el vendedor, se condiga con la vitrina. Y la filosofía interna. Y el empaque. Y el discurso de la fiesta de fin de año de la empresa.
Pero diseñar una experiencia de marca no es fácil. Es ir contra la corriente del status quo y la mediocridad. Del "para qué cambiarlo si funciona". Es sistémico. Es profundo. Y requiere un diseño proactivo, consciente.
Es la mentalidad del nuevo coach que llega al equipo de futbol. O del nuevo gerente de marketing. Y no requiere que estés llegando. La mentalidad de "esto se va a ordenar de una puta vez" puede partir hoy mismo. Pero tiene que tener una mirada obsesiva con que, finalmente, todo (¡todo!) comunica. Desde cuánto le pagas a tus empleados y si reciclas o no, hasta el texto legal de tu aviso.
Diseñar o rediseñar la la experiencia de tu marca es un Sudoku. Una partida de ajedrez. Caminar en el hielo. Dar pasos específicos, conscientes. Inhalar y exhalar a conciencia. No importa si antes caminabas sin pensar. Desde ahora, al menos hasta que esa cadencia se vuelva la que quieres realmente tener, debe ser obsesivamente consciente.
De muestra, un botonazo que me encontré en Linkedin:
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