Algunos dicen que tengo suerte. Otros que me tratan bien. Yo creo que es netamente ser un catete de primera:
Cuando llegué a hacer la práctica a McCann (buuuu) en Diciembre del `98, me acuerdo patente encontrarme en un escritorio sin computador. Hinché tanto las pelotas a IT y a mi jefe de ese entonces, que a la tarde ya tenía uno. Era un Classic, claro; sin conexión ni a la impresora… pero computador al fin.
13 años más tarde, estrenando cargo, oficina, logo, tarjeta, todo… llega mi nuevo Mac. Después de usar apenas 5 meses un MacBook Pro que siento como prolongación de mi mismo (si mi mismo fuera metálico y estilizado, which i`m not); este nuevo amigo Mac realmente me sorprendió. Y no es que no supiera como venía, si fui el primero en ver el video apenas apareció la actualización:
Primero, ¡no tiene para poner Cds!, lo que es una pena para hacer backups de Cds viejos, pero si es por eso tendría para VHS también. Y tampoco tiene cable para conectarme a Internet. Chán. Estas dos cosas combinadas, hacen que la base sea tanto o más delgada que mi iPad, y rápido y silencioso como sólo un disco duro hecho a base de flashdrives (imaginen unos cuantos pendrives gigantes embutidos en la base). Y para qué les cuento la resolución, si ya es un happy problem ver todo pixelado, porque hay pocas cosas de 2880x1800.
Recién lo estoy desembalando y le faltan todos mis backups… pero mañana, apenas lo estrene, les cuento qué tal.
Posted via email from Ritalin.