Para quienes me siguen en Instagram, ven mis chequeos y me putean por interno por sacar pica, sabrán que salir a comer, cocinar y disfrutar de un buen puro, un buen vino ó un picoteo con amigos y familia está en mi top 5 de entretenciones. Por lo mismo, y desde el humilde palco de un suertudo comedor y bebedor, les puedo dar un dato, quizás un poco tarde, pero nunca malo de tener:
El 14 de Febrero es, lejos, el peor día para salir a comer.
Y no lo digo de mala onda: realmente es el día en que, de acuerdo a varios chefs, se deja todo congelado y preparado con días de anticipación; mesas repletas, servicio colapsado… Y una sobrepromesa interna (sabor año nuevo) a pasarlo bien y que todo salga absolutamente perfecto, que no es fácil de cumplir.
Pero este no es un posteo mala onda. Al revés: en todos mis años de casado (13 ya, ufa); los primeros #14F los “disfrutamos” saliendo a comer. Y nos dimos cuenta con horror no sólo de los precios sino también de las colas, malos ratos y colapsos. Por eso, desde el año 4 optamos por algo mucho más sano, mucho más barato y, mira tú, mucho más romántico:
El 14 de Febrero DIY.
Dícese de preparar entre ambos algo rico, fácil, romántico y especial. Por el sólo hecho de que lo hicieron ambos. Y sirve, para los solteros, hasta como regalo: Esta noche, la comida la hice yo.
Toma.
Paso previo: invierte el mismo tiempo que le darías a buscar “el” restaurant y “la” reserva, en encontrar recetas ricas, fáciles y simples. Google es tu copiloto. Y tu amiga foodie de Instagram también. Pero busca simpleza. Si eres como yo, créeme que tu mujer te agradecerá que no haya panqueques o arroz de sushi pegado en el techo. No es broma.
Luego, hazte experto en ese plato. Trata de hacerlo al menos una vez antes. En mi caso, tengo un imperdible: Camarones y mariscos cocinados en leche de coco con menta y arroz basmati al vapor. De postre, panqueques con forma de corazón flambeados con licor de naranjas, helado y trocitos de almendra. Suena increíble, sabe increíble y es facilísimo. Les acabo de dar la receta (los panqueques son 1 huevo, 1 taza de leche, 1 taza de harina con polvos. Mezcla en coctelera si te complica, jaja).
Segundo paso: Convierte tu comedor en un restaurant. Pon velas. Incluso vuélate y decora como nunca, mueve plantas, trae equipo de música, incienso –si eres de esos- y luces suaves. *Dato: paños de colores si no tienes dimmer. Además, hay varios tips para armar las servilletas de manera especial en Youtube. Diez puntos extra.
¡Y a disfrutar! Estás en casa, pueden comprarse una botella de vino rico y tomarlo entre los 2 sin miedo a partes… y lo mejor de todo, luego de comer y disfrutar los dos solos… la cuenta salió, máximo, lo mismo que el restaurtant. Con una buena botella de espumante, un buen vino, comida para 2 y hasta postre. Con la diferencia de que lo hiciste tú. U, otro plus, lo armaron entre los dos a lo chick flick.
Y eso, como dicen por ahí, no tiene precio.
Así que háganme caso. Ahórrense las colas, los mozos que no dan a basto… y disfruten de un viernes romántico de verdad. En un exclusivo y onderísimo restaurant que tiene sólo una mesa, y sólo dos invitados.
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