Es que no es para menos: con estas ultimas semanas, partiendo con el choque en mi moto y el consecuente peatonismo (una hora y media desde mi oficina hasta la casa en micro, chúpate esa), los trasnoches y licitaciones por mil... y claro, la pega misma (llevo Mineduc y Ripley, calcula), este fin de semana era justo lo que el doctor recomendó:
Partió el viernes con una juntada de ex compañeros de colegio en el Santo Remedio. Entre Estrella Damms, Jacks y GreyGoose -que me tiene fanático, by the way-, creo que hace meses que no me reía tanto. Es que no hay como juntarse con gente que conoces desde los 8 años. Y recordar las anécdotas y chistes que sólo ellos te van a entender; y claro, sin parejas de por medio. Osea sin tener que interrumpir y traducir cada dos minutos.
El día siguiente, mi peatonez vio su final: por fin me compré esta maravilla, que recibo mañana. Y como valen más los amigos que la plata, un contactazo me consiguió un descuento que me lo dejó full, full, full.
Luego, un asado con buena musica y buenos amigos, al son de este disco que se los recontra recomiendo: unos tipos que toman canciones actuales, y las cantan en la onda Elvis Presley. "The Baseballs".Y para terminar, Domingo: desayuno en la cama, un dia espectacular y mi viejo con una idea genial: un picnic en el Parque Bicentenario. Asi que la waif preparo unos sandwiches gourmet, pescamos a los perros y nos fuimos a pasar una tarde increible, encumbrando volantines, haciendo salud con el pisco sour de mi viejo y disfrutando a concho con toda la familia.
Asi que, raja como quedamos, no me queda otra que terminar el dia agradecido de comprobar que no importa la cantidad de pega, la cantidad de problemas y la cantidad de stress que te pueda venir. Siempre, siempre, siempre, los amigos y la familia son los que te salvan de la locura.
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