18.9.05

Control+alt+suprimir

Entre tanto copete que circulaba y que las empanás y que así nos gusta y bienvenido a campanario y tal (*), y viéndome a mi mismo arriba de la pelota -textual, porque nos pusimos a jugar con una y yo me miraba y me decía pero si a ti no te gusta fútbol!-, opté por dármelas de autista y hacer un vade retro etílico a las 15.30pm., enfocando mi ya roja pelada hacia la Autopista del Sol y saliendo del Intercriminal.
(un eco fantasmal me gritaba todavía asombrado Cinco lucas la entrada de los autos, cinco lucaaas...)
Una hora más tarde, terminando los imprescindibles Chomp de viaje (en la Pronto del camino tienen un qué se sho, viste?), y llegando al paraíso terranal: la parcela del tato.
Y no es que sea el gran lujo ni nada. Se trata de una casita victoriana en la mitad de media hectárea de mucho mucho pasto y muchas muchas flores y árboles, piscina...
Y silencio. Quite a lot.
Paraíso de brisa y sol y aire puro.
Control alt suprimir mental.
Debe ser porque a mis tíos y primos les encanta leer y caminar y conversar.
Me baja las revoluciones. Me relaja.
Así que llegué cual playmóvil (entiéndase por la forma de la mano), como poniéndome al día con lo que no pude tomar por mi viaje, jugando con Sebastián un rato, conversando otro rato y disfrutando de este día veraniego que nos tocó con los brazos abiertos y el hígado precalentado.
Acto seguido, y entre siestas de unos y caminatas de otros, tomé mi nueva adquisición ( "Blackwood farm", la nueva entrega de las crónicas vampíricas de Anne Rice) y me zampé las primeras 200 páginas sentado en el living, con el murmullo acuático de un jardín zen frente a mi, el chill-out de Supervielle mientras el azul del cielo pasaba a un salmón claro.
El unico pero fue que dormí con Sebastián en una cama de una plaza... pero estaba tan relajado y feliz de haber llegado a mi segunda casa, que creo que las patadas que me tiró... como que se sintieron como masaje shiatsu.

(*) uso del modismo dedicado a la Pame

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